Ejemplos con castísima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

su autodominio se extendía a disimular el dolor en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres , castísima, llena de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas.
Unos en sus meditaciones ven ante sí la imagen de Cristo crucificado, mirándolos con ojos amorosísimos, otros se deleitan contemplando la celestial figura del Niño Dios, a otros les embelesa la presencia de Santa Catalina de Siena o Santa Rosa de Viterbo, cuya castísima imagen y compuestos ademanes incitan a la oración y a la austeridad, pero yo ¡desgraciado de mí! yo, pecador abominable, que sentí quemadas mis entrañas por el mundano amor, y me alimenté con aquel rocío divino de la pasión, y empapé el alma en mil liviandades inspiradas por la fantasía, me he enfermado para siempre de impureza, me he derretido y moldeado en un desconocido crisol que me dejó para siempre en aquella ruin forma primera.
Anhelaban unirse en estrecho y santo lazo, vivir unidos hasta la muerte, como en unión castísima habían vivido desde la infancia.
Confunden la castísima armonía de la belleza plástica con la intención obscena que los asalta al contemplarla.
Barroso, en la escena VI, secundó y sirvió de apoyo a Julián con la atención perpetua de su maestra ejecución, desarrolló tan a tiempo y alternativamente su doble carácter de juez y de reo con el marqués de Tavira y con Espinosa, que preparada magistralmente la escena XI endecasílaba, pudo desplegar en ella Matilde toda la ternura de su corazón, toda la poesía de su amor recóndito y toda la grandeza de su incondicional abnegación, en un juego escénico tan infantil como apasionado, con una acento de castísima ingenuidad, con una declamación tan impregnada de sentimiento y unas inflexiones de voz tan melódicas, tan suaves y tan variadas, que encantó, enterneció, fascinó y exaltó al público, arrancándome a mí las lágrimas: a mí, poeta entusiasta y satisfecho, que escuchaba por primera vez mis versos de su boca, como si estuviera oyendo arrullar a una paloma enamorada de un ruiseñor.

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