Ejemplos con casamiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡No está mala la ocurrencia! ¡Sí, que son baratas las mujercitas en estos tiempos y lo que viene después! Al que no quiere caldo, taza y media: a quedarme sin destino voy quizás, ¡y de casamiento me hablas!.
Y se persuadió, porque Carmen no quiso nunca oir hablar de casamiento, ni dió oídos a las propuestas que le hacían varios muchachos honrados y acomodados del pueblo.
Así muerto me entierren, si no viene por pedirte promesa de casamiento.
Si me lo regalas, te doy palabra de casamiento.
Lo del casamiento hacía volver a Roseta a la realidad.
La mujer estaba enferma, para pagar los gastos hasta había vendido el oro del casamiento las venerables arracadas y el collar, de perlas, que eran el tesoro de familia, y cuya futura posesión provocaba discusiones entre las cuatro muchachas.
Su pronóstico de que su casamiento no enfriaría la amistad con doña Luz se cumplió a la letra.
El casamiento de doña Manolita se hizo por la posta.
Doña Luz, que no podía disimular sus sentimientos, los cuales se mostraban en su rostro como las blancas piedrecillas a través del agua transparente y mansa de un lago, más bien dejó ver pesar que alegría, al saber la nueva, ya prevista por ella, del casamiento de su amiga.
Ese casamiento seria muy de mi gusto.
¡Qué viajes tan útiles y tan aprovechados haríamos juntos! ¡Cómo emplearía en el bien la influencia que mis cien millones me darían cerca del Gobierno! ¡Qué periódico tan independiente fundaría, que dijese la verdad al público! ¡Cuántas feas me deberían su dote, su casamiento y su felicidad! ¡Qué conciertos, qué comidas, qué reuniones literarias, qué concursos, qué torneos, qué de maravillas habría en mi casa!.
Ni los puestos de fruta que cambian de domicilio en estos días, ni las tiendas de juguetes que se salen al arroyo, ni las muchísimas encantadoras cursis en edad de merecer que andan de acá para allá, seguidas de sus madres o empresarias, en busca de un mediano casamiento, son suficientes a quitar al mortuorio mercado del otoño madrileño su aspecto repugnante y desconsolador.
Pero Rubín se puso a hablar con Feijoo, que le preguntaba por aquel inexplicable casamiento de su hermano con una mujer maleada.
Había vuelto a la docilidad de los tiempos que se podrían llamar o que precedieron a la catástrofe de su casamiento.
Pero aguárdese usted A mí me había dado palabra de casamiento como esta es luz Y me la había dado antes de casarse Y yo había tenido un niño Y a mí me parecía que estábamos los dos atados para siempre, y que lo demás que vino después no vale eso es.
Sin saber cómo, de repente, el casamiento y mi marido se me pusieron a cien mil leguas de distancia.
Toda idea moral había desaparecido como un sueño borrado del cerebro al despertar, su casamiento, su marido, las Micaelas, todo esto se había alejado y puéstose a millones de leguas, en punto donde ni aun el pensamiento lo podía seguir.
Feliz entre todos los mortales se creía el buen estudiante de Farmacia, viendo que su querida no rechazaba la idea de dar por concluida la cuarentena y apresurar el casamiento.
Hay muchos pormenores que ya me los sé, como me sé el Catecismo Que le dio a usted palabra de casamiento y que usted fue tan boba que se lo creyó.
Maximiliano comunicó a Olmedo sus planes de casamiento encargándole el mayor sigilo, porque no convenía que se divulgasen antes de tiempo, para evitar maledicencias tontas.
Aquella noche, excitado por el entusiasmo que le produjo la resolución de casamiento, se dejó decir, tocante a su tía, algo que era quizá indiscreto.
¿Para qué preguntas tú? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di?.
Sí, la palabra de casamiento con reserva mental de no cumplirla, una burla, una estafa, una villanía.
Aunque Jacinta no conocía personalmente a ninguna víctima de las palabras de casamiento, tenía una clara idea de estos pactos diabólicos por lo que de ellos había visto en los dramas, en las piezas cortas y aun en las óperas, presentados como recurso teatral, unas veces para hacer llorar al público y otras para hacerle reír.
Dos años después del casamiento de su hermana con Santa Cruz, casó Gumersindo con Isabel Cordero, hija de D.
Así es que se quedó como quien ve visiones cuando su madre, cierto día de precepto, al volver de la iglesia de Santa Cruz, donde ambas confesaron y comulgaron, le propuso el casamiento con Baldomerito.
Mas él, que a las derechas es buen cristiano, aunque quisiera casarla luego, así como la vía de edad, no quiso hacerlo sin su consentimiento, sin tener ojo a la ganancia y granjería que le ofrecía el tener la hacienda de la moza, dilatando su casamiento.
Y esto fue porque, de allí a pocos días, se dijo en el lugar como en una ciudad allí cerca se había casado don Fernando con una doncella hermosísima en todo estremo, y de muy principales padres, aunque no tan rica que, por la dote, pudiera aspirar a tan noble casamiento.
¡Ay dijo Sancho, y cómo está vuestra merced lastimado de esos cascos! Pues dígame, señor: ¿piensa vuestra merced caminar este camino en balde, y dejar pasar y perder un tan rico y tan principal casamiento como éste, donde le dan en dote un reino, que a buena verdad que he oído decir que tiene más de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y que Castilla juntos? Calle, por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura, y si no, ahí está nuestro licenciado, que lo hará de perlas.
Todos se abrazaron y quedaron de darse noticia de sus sucesos, diciendo don Fernando al cura dónde había de escribirle para avisarle en lo que paraba don Quijote, asegurándole que no habría cosa que más gusto le diese que saberlo, y que él, asimesmo, le avisaría de todo aquello que él viese que podría darle gusto, así de su casamiento como del bautismo de Zoraida, y suceso de don Luis, y vuelta de Luscinda a su casa.

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