Ejemplos con carnerero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bajo la protección de los absolutistas moderados de López Ballesteros, pudo organizar y dirigir la Gaceta de Bayona y La Estafeta de San Sebastián, periódicos destinados a defender los intereses de dicho grupo de presión frente al de Francisco Tadeo Calomarde, inspirador de las soflamas absolutistas de Mariano Carnerero en La Quotidienne.
Pertenece a los sedimentos de la Formación Cerro Carnerero.
Háblase de un nuevo periódico que fundará Carnerero, y que será agridulce, como todos los suyos, pastelero y anfibio, sin contentar a nadie.
El señor Carnerero es un desvergonzado, luego yo no he visto la calle de Richelieu.
- Acerca de la poca edad ya le contaría yo una fábula al señor Carnerero que le había de encajar mejor que su sombrero, y le sentaría más bien que el ser periodista:.
Señor Carnerero, ¿por qué salió un pucherillo?.
Y por esta lógica de que toda cosa que influye en otra es del ramo de aquélla que recibe su influjo, diremos aquí, lógico señor Carnerero, usted, que lo entiende y que ha estudiado tanta lógica como economía y comercio, y, y, etc.
No me negará el señor Carnerero que literario se llama un periódico que habla con tino, gusto y discreción de literatura.
- A esa fineza debo corresponderle con otra igual, y así, doy desde ahora licencia al señor Carnerero para que pueda siempre que quiera disputar conmigo, y no se la doy para rebuznar, porque ésa ya la tiene de Dios.
¿Lo ve usted? ¿Y este honor se paga con dinero? A trabajar, pues, y a merecer la honra de disputar con el señor Carnerero.
? Y esto, ¿qué es para lo que sabe decir el señor Carnerero?.
, en verdad, ¿se halla alguna desvergüenza en todo lo que dice el señor Carnerero? ¿Se puede tratar a nadie con más blandura y ceremonia que trata al Duende? ¿Acaso le ha dicho nunca más que ignorante, necio, bestia, borrico, cloaca, etc.
- Gracias, pues, sean dadas al señor Carnerero, que es hombre que lo entiende.
La política va en aumento y está derramada con una prodigalidad admirable, y es tal el almíbar que van destilando las palabritas resbaladizas del señor Carnerero por donde pasan, que siempre va tropezando y cayendo, y yo le daría las gracias.
Ya se ve, si ésta es la lógica que busca el señor Carnerero en toda clase de obras, ¿qué mucho que no la encuentre, si él solo la tiene toda?.
El señor Carnerero, como tiene mal pleito, lo vocea, luego convence.
¿Qué tal, señor Carnerero? ¿Qué le parece a usted de tanta lógica como le vamos encontrando? Ya sabemos cómo debemos raciocinar, verbigracia:.
El señor Carnerero ha visto el teatro francés, luego el señor Larra no ha estado en París.
Bien sabe el señor Carnerero lo que decía el Duende, pero le tenía más cuenta entenderlo así, y del mismo modo convenía decir que pegó una embestida a nuestra ópera, porque aunque mi cuaderno habla bien claro y se refiere a la ópera francesa, de la cual repito que no tiene punto de comparación con la italiana, sin embargo, ¿por qué se había de desperdiciar esta ocasioncilla de calumniar al Duende? No era justo, al cabo, hay pocas de éstas, el caso es lograr el fin, que los medios poco importan.
- A la verdad, que eso no quiere decir nada: a buen seguro que a la de ésta no ha andado El Duende haciendo pinitos de cárcel en cárcel, que eso es lo que denigra a un hombre, y aun en este caso no le competía al señor Carnerero dar a luz lo que cada uno hace en su vida particular, así como el señor Larra nunca se meterá en indagar la suya, y mucho menos en darla al público.
- El señor Carnerero defiende al Correo, y la primera razón que da en su apoyo es el mudar de imprentas del Duende.
- ¡Oh, y qué cosa tan desdeñosa! ¡Qué estilo tan diminuto, eso se pierde de vista, ahí ya no habla el señor Carnerero, ahí habla su cólera!.
«El señor Carnerero, habiéndole caído en las manos la ridícula producción del pobre autor criticuelo, se permite contra el tonto papelucho que quiere escalar su edificio toda clase de picias para constatar las observacioncillas de estudiantillo que los enemiguillos del Correo alaban en el Duendecillo pigmeo».
- Y dice muy bien el Duende, que le vienen al señor Carnerero que no parece sino que es su comidilla, a mi entender, se debe traducir, si es literalmente:.
Señor Carnerero, venga usted por más lógica.
Mala, malísima, a los ojos del señor Carnerero, y Dios nos libre de que algún día les llegue a gustar a los Carnereros la oda, líbreme de verla alabada por ellos, por aquella regla de Iriarte:.
- Yo sospecho que el señor Carnerero no había leído de la oda sino mi apellido cuando aseguró ser mala, es decir esto, que está bien determinado a encontrarla mala cuando la lea, y efectivamente no se hace usted cargo, «una oda hecha por un señor que ha criticado al Correo», ¿cómo ha de ser buena? ¿No ve usted la incongruencia que habría en alabar un redactor al señor Larra? Eso se palpa.
- Si eso es cierto, ya empiezo a creer que es buena, ya no debe dudarlo, cuando al señor de Carnerero le parece mala, y baste por este voto, pero con respecto al señor J.
Pues amigo, eso no es nada, ¿y allá cuando dice el hijo de Apolo, el señor de Carnerero, que ha tenido usted el gusto de hacerse conocer por una malísima oda a la Exposición? ¿Y qué dice usted ahora?.
? Señor don Ramón, ¿no se hace usted cargo que aunque los señores redactores, aunque el principal de ellos, que no conozco sino para reírme de él, pero que ya conoce el público, aunque el caballero José María Carnerero, que es incapaz de esas indecencias, se hubiese vuelto loco, el editor, interesado en el honor, es decir, en el lucro del periódico, no se lo hubiera permitido? No ve vuesa merced que eso sería escupir al cielo, poco menos que vender rábanos, darme a mí armas.

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