Ejemplos con candor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No engañe más la oculta violencia,tema sus artes el candor humano,tema aun lo más seguro la prudencia.
Tiene por nombre Cintia, es notable por su candor, por su boca más que humana.
Puede encontrarse el flirteo en La acerolera y El militar y la señora, el candor infantil en Muchachos jugando a soldados y Niños del carretón, escenas populares de la capital en La feria de Madrid, El ciego de la guitarra, El majo de la guitarra y El cacharrero.
Hay en él algo de la sencillez del artesano, algo de candor del campesino, no como disvalores, sino como fuerzas que conducen de acuerdo a su interés pictórico, porque tras la aparente simplicidad se esconde una razón que reacomoda los elementos con un objetivo que no puede llamarse ni capricho ni decorativo.
Su candor, casi infantil, refleja una mexicanidad que nunca hizo uso de clichés y que supo animar con vibrantes y sutiles cromatismos.
Vea , dijo el general con gran candor y nonchalance, cómo vivimos aquí, y es todo lo que podemos hacer en estos tiempos duros, manejarnos con carne, aguardiente y cigarros.
Sus telas muestran con fuerza y carácter a sus personajes masculinos, la dulce ternura de las mujeres, el encanto, y candor de los niños.
Tiene en su cáliz de candor un plenoaire más fino que nevada rosa,y del perfume, doncellez premiosa,la suave gala de blancor sereno.
Las elegantes y delicadas manos expresan con admirable candor su especial estado de ánimo.
¡Perdón! ¡Perdón!imploraba Angustias, en el candor de su alma intachable.
Extraña y misteriosa asociación de ideas y sentimientos se fué operando poco a poco en mi espíritu, la poesía del Breviario, la esencia indecible, penetrativa, mareante, que brota de sus melodías y se adhiere para siempre en el corazón donde se derrama, eran la misma poesía y esencia que se exhalaban del alma de Angustias, la niña que en su candor y pulcritud parecía una rosa dilecta del Hacedor Supremo.
¿Quién no ha de sonreírse del candor mezclado de soberbia con que confunde a cada paso los términos de la ciencia y los del arte? ¿Quién podrá sufrir que, por todo sistema de estética, se nos dé un trozo de la de Claudio Bernard ? ¿Ni cómo llevar con paciencia el que unas veces se asimile el arte con una estadística y otras con una clínica, y se le dé, por única misión, el recoger y coordinar ?.
De juventud del alma, o, lo que es lo mismo, de un vivo sueño de gracia, de candor, se compone el aroma divino que flota sobre las lentas jornadas del Maestro al través de los campos de Galilea, sobre sus prédicas, que se desenvuelven ajenas a toda penitente gravedad, junto a un lago celeste, en los valles abrumados de frutos, escuchadas por las aves del cielo y los lirios de los campos con que se adornan las parábolas, propagando la alegría del reino de Dios sobre una dulce sonrisa de la Naturaleza.
La ingenuidad suele parecerse al descaro, y sólo el candor de aquellos ojos límpidos que se clavaban en él pudo hacer que el viajero distinguiese entre ambas cosas.
El blanco suave y ebúrneo de las puntillas contrastaba con el candor de yeso del madapolán.
En un tríptico de rancio y acaramelado marfil, aparecía Eva, magra y desnuda, ofreciendo a Adán la manzana funesta, y la Virgen, en los misterios de su Anunciación y Ascensión, todo trabajado incorrectamente, con ese candor divino del primitivo arte hierático, de los siglos de fe.
¡Vea! ¡Qué cosas! Y cuando ella no estaba presente, Isidro prorrumpía en elogios de su candor.
Aunaba, al candor de Carlos Dickens, la precisión de Víctor Hugo.
Ciertamente las obras a que se refieren estas observaciones atinadísimas, , porque están basadas en la imitación, y sus autores, aunque más o menos hábiles, carecieron de espíritu propio: mas en cambio, se puede afirmar que por su misma simplicidad y candor satisfacían perfectamente al fervor religioso que las inspiraba.
Un nuevo escándalo, iniciado y meditado en casa de Currita y llevado a efecto a la sombra de esta, y quizá, quizá bajo su protección misma, vino a probar a las personas sensatas que tan peligrosa es la proximidad del vicio, que aun sin estar de él contaminado, se respira en su atmósfera cierta ponzoña que trastorna y extravía, y hace al cabo resbalar y caer Margarita Belluga, una de las jóvenes que al pisar por primera vez los salones del gran mundo había llamado más la atención por su candor y su pureza, desapareció un día súbitamente de casa de sus padres, para aparecer a poco en Italia, , y refugio insondable de pillos de todas las naciones, casada con Celestino Reguera, el pintorzuelo cómplice de Currita en sus atentados pictóricos, que había conservado siempre la dama a su lado, para alumbrar su corte con los resplandores de un genio, a la manera que Filipo mantenía en la suya a Aristóteles, y Augusto a Virgilio, y Carlos V a Garcilaso, y Luis XIV a Molière.
La condesa encontró en la escalera, prestas a salir de paseo, a la generala y a sus hijas, dos ángeles acabados de salir del colegio de York, en Inglaterra, que comenzaban a perder en la atmósfera viciada de los salones su perfume natural de candor y pureza, como pierden su sana fragancia el romero y el tomillo encerrados en una caja de almizcle.
Destrúyese así la buena opinión necesaria a todo el que manda para ser respetado, la fe humana precisa a todo el que enseña para ser creído, y sólo una cosa existe, a nuestro juicio, que sea tan perjudicial a la educación como lo es esta misma: la pugna que a veces descubre el niño entre la moral de sus padres y la moral de sus maestros Imposible es describir las angustiosas perplejidades, las dolorosas dudas que, con harta triste frecuencia, despiertan estas contradicciones en las almas de los niños: vese en ellas la lucha del entendimiento con el corazón, demostrándole aquel que es sana la doctrina del maestro, esforzándose este por persuadirle que no puede ser mala la práctica contraria del padre o de la madre que tanto aman, que no puede ser cierto lo que, por el solo hecho de serlo, ha de dar irremisiblemente a aquellos seres tan amados la patente de perversos ¡Ah! Jamás olvidará el que escribe estas líneas las angustias de un pobre niño, modelo de candor y de juicio, al oír explicar cierta lección del Catecismo, quedóse el niño muy pensativo, fuese luego poco a poco angustiando, hasta exclamar al fin convulso, con el corazón encogido, los ojos llenos de lágrimas y temblorosas las manitas:.
El singular y simpático candor del Padre se revelaba en cada frase de este notable escrito.
Temió luego que tan rica creación se desvaneciese, que se disipase como si fuera soñada, y exclamó al fin con extraño candor:.
Era tal el candor de doña Luz, que hubiera dicho al Padre los sentimientos que le inspiraba, si no hubiera temido ofender su modestia o mostrarse aduladora.
Éstas hijas de María expiarán su candor en la celda horrenda y nuestros conventos son asilos de novias, desamparadas.
Se había vestido con sencillez, y lo que más contribuía a su aspecto de modestia y candor era el peinado, con la raya partida por medio y alisado luego el pelo hacia las sienes.
Las facciones de Leocadia conservaban algo de candor infantil, pero la mirada ya tenía chispazos de malicia.
Parecíale a Julián que Nucha era ni más ni menos que el tipo ideal de la bíblica Esposa, el poético ejemplar de la Mujer fuerte, cuando aún no se ha borrado de su frente el nimbo del candor, y sin embargo ya se adivina su entereza y majestad futura.
En materia de desnudeces infantiles, Julián no era voto, pues sólo conocía las de los angelotes de los retablos, pero cavilaba para sus adentros que, a pesar de haber el pecado original corrompido toda carne, aquélla que le estaban enseñando era la cosa más pura y santa del mundo: un lirio, una azucena de candor.

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