Ejemplos con candidez

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En este acto de cortejo los mazamorreros contienen la lascivia inherente al evento para demostrar fingida candidez e inocencia uno frente al otro.
La candidez de las obras de Austen, sin embargo, es meramente aparente, si bien pueden interpretarse de varias maneras.
Por el contrario, cualquier ataque que realice queda envuelto en un manto de candidez ya que se supuestamente se está defendiendo justificadamente.
Moretti contó chistes, habló con candidez y actuó par alas cámaras como un buen actor.
Si bien en parte se especulaba que podría camuflarse este hecho en la constante renovación del grupo, y así fue, el equilibrio logrado por Xabier, Haritz, Álvaro y Pablo no podría haber sido mejor, y por otro lado, la frescura, la inocencia, el ánimo y la candidez de Leire fue un complemento perfecto para el grupo donostiarra.
En este caso, el foco está puesto en los falsos intelectuales, personajes jactanciosos que alcanzaban con facilidad el prestigio y el reconocimiento pero que, bajo la superficie de sus escritos, sólo ostentaban afectación y engreimiento, aprovechándose de la candidez y presunción de una clientela de mujeres que pretendían convertirse en sabias y a lo sumo se recibían de sabihondas.
Le ha gustado, ¿verdad?dijo el viejo con candidez.
¿Ha podido usted acaso creerrespondió el diplomático, explotando a su gusto la candidez del diputadoque personas de la significación de usted pasan inadvertidas en ninguna parte? ¡Bah! Se le conoce a usted en Madrid casi tanto como en su provincia.
Este gigante debía ser hermano, o por lo menos primo, de otro, no se sabe si tan grande, pero sí con los ojos rojos, que en época de mayor candidez y de mayor temor de Dios aparecía en Donosti, entre las rocas de la Zurriola, con un pez en la mano, y a quien se le preguntaba:.
Sintió ganas de reír Desnoyers ante esta candidez.
Fijábase en los ojos de la norteamericana, en sus pupilas líquidas y temblonas, que se destacaban del nácar de las córneas con el brillo de una luz cambiante, reflejo mixto de malicia y candidez.
El ingeniero miró a su novia, que le contemplaba con ojos interrogantes, de una candidez alarmada, como si temblase ante su respuesta.
Suelta a la pantera de nuestra historiagritaba el médico,déjala en libertad, después que ha costado un siglo de esfuerzos colocar ante ella unos barrotes por entre los cuales saca las patas siempre que puede, y ya verás cómo corresponde a tu candidez de liberal a la antigua.
Aún reía el doctor recordando la candidez con que explicaba el cura esta preferencia.
Ya se había dado el ejemplo de la prudencia y la imparcialidad hasta el derroche, y sería candidez mantener a cuerpo de rey a los enemigos, mientras tantos amigos se vestían con dos modas de atraso, y en su trato doméstico vivían sujetos a una bochornosa escasez de comestibles.
Expresada por Doña Leandra con la mayor candidez la idea de que era un hecho la elección de Montemolín, pues como cosa de clavo pasado así lo aseguraba su hija primogénita, rompió en risas y burlas la Socobio, diciendo que tal casamiento sería el mayor trastorno de la Real Familia y un terrible desastre para la Nación.
-Como una no sabe de estas cosas -dijo Doña Leandra con la mayor candidez-, yo ¿qué me creí?, que la Reina primero, y después su familia y el Gobierno de acá, determinaban lo del casorio, y que las potencias terrenales no tenían por qué meterse en ello.
Por Socobio, cuyas visitas constantes agradecía mucho Doña Leandra, supo esta que la conjura de Madrid se daba por fracasada, y que a los autores de ella no se les perseguiría más que de fórmula, en razón de su candidez inofensiva, supo también que lo de la Coruña, imponente al principio, se descompuso felizmente por la impericia y sentimentalismo de Solís, cuyas delicadezas eran impropias de la violencia revolucionaria, que por considerar demasiado a Puig Samper, su jefe antes de la rebelión, hubo de cederle Solís las ventajas de una excelente posición estratégica, que divididos los rebeldes y fatigándose en marchas y contramarchas, dieron tiempo a que el Gobierno se previniese, cambiando a Puig Samper por Villalonga, y mandando contra los gallegos a un general joven, ganoso de adelantos en su carrera, D.
Sólo es verídico el pueblo en su ignorancia y candidez, por eso es el burro de las cargas.
Carlos por sus opiniones intransigentes, militaba con rabioso entusiasmo en el partido zaguero, arrimado a las violencias absolutistas, a la cacería y exterminio de liberales, partido en quien la barbarie no era inferior a la candidez.
Su propia inocencia, su candidez purísima ha sido, pues, como agudo puñal con que ella ha traspasado mi corazón.
Para lograr que la distinguiera y prefiriese, le bastaron unos cuantos diálogos, y enseguida, dueña de sí misma, en frío, sin experimentar la emoción más leve, aseguró su conquista desplegando alternativamente candidez, picardía, recogimiento y desenfado.
Los calaveras cincuentones resultan terribles por su candidez, y aunque los aíslen, son capaces de enamorarse de la criada de la casa.
¿Dirá que sí? ¿Qué crees tú?preguntó Fortunata con la mayor buena fe, pasando luego de la candidez al entusiasmo para decir:.
Lázaro conocía hasta dónde llegaban el sutil ingenio de la niña y su candidez exenta de mojigatería, no se le ocultaba ninguna excelencia de condición y carácter, pero aquella noche se dijo que desde meses atrás hubiera podido dar detalles sobre la esbeltez del cuerpo, la pequeñez del pié, la roja frescura de la boca, o el delicioso mirar de las pupilas de Josefina.
Él fue el primero en guiar a la virgen por los misteriosos senderos que llevan de la pureza a la ignorancia y de la ignorancia a la curiosidad, haciéndola salvar con la imaginación el límite marcado a la candidez por la sospecha, infiltrando, sin saberlo, en el espíritu de la niña esa inquietud secreta que dan las grandes crisis de la vida.
Nunca bastardeó aquellos dulces esparcimientos cosa rayana en lo ridículo, que ni la candidez de la mujer tocaba en la , ni la discreción del hombre llegaba a parecer afectación.
La inteligencia con que el joven sacerdote iba leyendo cada vez más claro en las cosas de la vida, el carácter con que indultando el error insistía en lo juicioso, y su buen corazón, merced a cuyo generoso impulso sabía hacer dulce la misma severidad, constituían en Lázaro una personalidad extraña, sencillamente buena, tan digna de estudio en su candidez como otras por su originalidad o extravagancia.
El marqués no pudo reprimir una exclamación de cólera y sorpresa, tanto más justificada cuanto que tenía la seguridad de que el joven estaría a aquellas horas muy guardado en las cárceles de la Inquisición, y Pluma dijo con expresión de candidez que hizo reír a Susana:.
Mas, tuvo la candidez de decírselo al paño.

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