Ejemplos con calvas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las redes de satélites han seguido las migraciones de caribúes, tortugas marinas, ballenas, focas, elefantes , águilas calvas y águilas pescadoras.
También se han observado migraciones de águilas pescadoras, garzas blancas y águilas calvas a lo largo de este río.
Una banda de pelo separa nítidamente las dos zonas calvas.
En las calvas alturas de la costa, de roca viva, amontonábase la lluvia, formando tumultuosos arroyos que saltaban de peña en peña.
Por todo el camino, al través de las llanadas melancólicas, de las sierras calvas, de los montes graníticos, iba empapando su mente en esta compasión de la España pobre, a solas, muy a solas, pues la persona que la acompañaba esparcía sus pensamientos por otras esferas.
Largas caminatas hacíamos por los contornos del pueblo, por las vegas estrechas o las lomas de sembradura y pastos, por las sierras calvas o arbolados montes.
También Villamelón había visto algo, sentado de espaldas al escenario, en el fondo del palco, apoyada la pensadora cabeza en el débil tabiquillo y fijos los ojos en el techo, recibía de lleno el formidable soplo de aquel feísimo Eolo que, por detrás del carro de Febo, parece lanzar pulmonías y catarros sobre las calvas, vistas en proyección, de los melómanos faltos de pelo.
En torno de las sienes calvas, con la amarillez del marfil viejo, se marchitan las coronas de rosas, y en la medrosa concavidad de las órbitas vacías, en vez de las pupilas bañadas de efluvios amorosos, brilla la pálida fosforescencia de las larvas inquietas.
En las laderas de los montes, la tierra parecía a trechos ingrata a todo esfuerzo humano, las cumbres estaban coronadas de peñas calvas con los ángulos roídos por los siglos, y los picachos de granito se erguían enhiestos en desprecio del tiempo.
Aparisi era mucho más joven, hombre que presumía de pie pequeño y de manos bonitas, la cara arrebolada, el bigote castaño cayendo a lo chino, los ojos grandes, y en la cabeza una de esas calvas que son para sus poseedores un diploma de talento.
Todas sus coyunturas funcionaban con trabajo, cual si estuvieran mohosas, y el pelo se le había hecho tan ralo, que su cabeza ofrecía una de esas calvas sin dignidad que suelen verse en jóvenes de poca y mala sangre.
Era tal entonces la generosidad de aquel suelo, que las palmas enanas que hoy suelen cubrirle y que apenas sirven para más que para hacer escobas y esportillas, se alzaban a grande altura, mientras que las crestas más empinadas de los montes, calvas ahora, se veían cubiertas de una verde diadema de abetos, de pinos y de cipreses.
Por todo el camino, al través de las llanadas melancólicas, de las sierras calvas, de los montes graníticos, iba empapando su mente en esta compasión de la España pobre, a solas, muy a solas, pues la persona que la acompañaba esparcía sus pensamientos por otras esferas.
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero.
Sobre la negrura de los fraques se destacaban las calvas, relucientes algunas como bolas de billar.
Conforme adelantaban, iba creciendo a la vista la flora selvática, que de improviso desaparecía, dejando ver las lomas calvas, en cuyas redondeces desleía la luna tintas aquí verdosas, allá violadas.

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