Ejemplos con calenturas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y de ahí vienen la inquina, los cuentos, las macanas, las calenturas al cuete, porque no hay gobierno capaz de sacar a este hombre de la frontera.
Una vez pactada la alianza con los tlaxcaltecas, realizó una inspección de avanzada junto con Pedro de Alvarado cuyo objetivo era determinar la mejor ruta a tomar por los conquistadores españoles hacia Tenochtitlan, pero en la misión cayó enfermo con fuertes calenturas quedándose en un pueblo.
De cuando Pepe Monagas tuvo una machanga que era como unos fríos y calenturas, la guerra y la cigarra, todo junto.
La mala alimentación y las calenturas hacían de ellos feroces espectros enfundados en mortajas de hierro.
Aún no sé cuándo saldremos: el adolescente por quien hemos venido está enfermo de tenaces calenturas.
Sucedíanse las crisis ministeriales, frecuentes, periódicas, como calenturas de terciana, hasta engendrar un ministerio llamado de Santa Rita, por ser esta Santa abogada de imposibles.
Hasta hace unos días hallábanse en Durango, pero tu Aura se puso malucha, calenturas leves, anginas, no sé qué, y su tía se la llevó a un pueblo de la costa.
Su señoría, sitiado por hambre, tuvo entonces que abandonar la corte, y se retiró a hacer penitencia en Villafría, donde murió, al año de estar, de unas calenturas malignas, que infundieron en su sangre la falta de metales y la sobra de bilis.
Sanó y le quedaron estas calenturas de la sesera, este que le da siempre que toma sustancia.
escupe en corro con la canalla! ¿Y cómo están sus mercedes del estómago? ¿Se han hecho al fin al vino de España? Y el gran duque de Berg, ¿cómo anda de sus calenturas? ¿Hay mieditis? Porque yo tengo para mí que si a esos señores se les caen los calzones es porque, como dijo el otro, al que mal vive, el miedo le sigue.
Nuestro amigo don Pablo Bragas murió en Ateca a los noventa y un años de edad, de calenturas gástricas, debidas al doble efecto de un hartazgo de salpicón y de un constipado que cogió examinando la conjunción de Arcturus con Marte en una noche de Enero.
Dios, por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron respondió el bachiller.
-Es como si para un médico deseara calenturas, jaquecas, sarampiones, enfermedades, en fin, de nonada -repuso Villefort sonriendo-.
No había cumplido el Ibero pequeño diez y ocho años, cuando fue acometido de terribles calenturas que le pusieron a dos dedos de la muerte.
Aún no sé cuándo saldremos: el adolescente por quien hemos venido está enfermo de tenaces calenturas.
¿Alguna de las dos no se quejaba siquiera de dolor de cabeza, o de fatiga en la respiración? Porque con estos fríos andan unos resfriados terribles, que suelen parar en calenturas malignas».
Pedido informe de las operaciones de Zurbano en el tiempo que no se habían visto, refirió Zoilo, no sin trabajo, en cláusulas entrecortadas, la campaña laboriosa en los montes de Bedaya, la arriesgada correría por Treviño y valle de Cuartango, la defensa gloriosa de Subijana, la acción indecisa, sangrienta cual ninguna, de Avechuco, en la que tuvo la desgracia de caer prisionero, agregó sus desdichas en el largo via crucis hasta Estella, donde le tuvieron trabajando más de un mes en las fortificaciones de Santo Domingo, con hambre y palos, hasta que, acometido de unas terribles calenturas, se vio luengos días entre la vida y la muerte.
El de Villarcayo me trajo ayer carta de Valvanera, con la noticia de estar Pepita afectada de calenturas, aunque leves, alarmantes por la deplorable propensión de esas criaturas a los males de pecho.
Gozaban de «un buen pasar,» por auge fortuito de lo poco heredado del vulgarísimo matrimonio, y de lo aportado a la comunidad, con su cuenta y razón, por supuesto, de lo legado a Jovita por su marido, capitán de alto bordo, muerto de unas calenturas perniciosas en la costa de Guinea.
Y como cuando el Supremo Hacedor dice más, no se cansa de repetirlo, habíale otorgado a nuestra gentil protagonista, además de los méritos ya indicados, un cuerpo de los que producen vértigo y calenturas, una imaginación viva y chispeante, y como testimonio irrecusable de su infinita bondad, habíale dado por progenitores al señor Juan el Mestizo y a la señá Clotilde la Belonera, o sea al más famoso de los decanos de los caldereros y a la más famosa de las vendedoras de randa y encaje de toda Andalucía.
Y así siguieron las cosas, viviendo todos en el zoco, hasta que al quinto día aquella mujer se sintió enferma, extenuada por el cansancio del viaje, y cogió unas calenturas, de resultas de las cuales murió en pocos días.
Y tras un viaje muy penoso, acabaron por llegar a Jerusalén, pero en el camino sufrieron accesos de calenturas.
Tienen inscripciones misteriosas grabadas en caracteres jónicos, pero se sabe que llevan consigo numerosas virtudes, uno de cuyos menores efectos es preservar, a toda persona que se ponga una de ellas al cuello, de todas las enfermedades, y especialmente de calenturas e irritaciones.
Y como quien dice cansado dice inconstante, y Floraldo no vivía sin nuevos empeños, y nuevas ansias, y nuevas calenturas perniciosas de amor, acometiole una afición desatada por cierta danzarina, hija de un hebreo y una gitana de la Sierra, que bailaba en las plazas públicas sobre un tapiz polvoriento, y sonreía con igual sonrisa cruel y cínica de sus labios embermejados a todos los barraganes de la ciudad.
A ella concurrió Miguel de Cervantes, y enfermo de calenturas a bordo de la galera Marquesa, pidió, llegado el momento de la batalla de Lepanto, el puesto de mayor peligro, destinándosele a la cabeza de doce soldados en el lugar del esquife.
, hasta el día en que la suerte dispuso que su mujer falleciese de unas calenturas infecciosas, que no hubo manera de atajar.
, que hoy se asa usté vivo, mañana se aterece de frío, aquí calenturas, más allá sarna.
:Algún tiempo despues se ajusticiaban en Lisboa tres bandidos, entre los cuales uno atraía con particularidad la atención de la muchedumbre por llevar la señal de Caín en la frente, mientras en una de las casas más ricas y conocidas se celebraba una junta de facultativos por hallarse en inminente peligro, de resultas de unas calenturas cerebrales, el hijo de los dueños.
-Mucha más gente enferma de los enfadosos que de los tabardillos y calenturas, y mucha más gente matan los habladores y entremetidos que los médicos.
-Allí es -dijo el doctor- donde Burton y Speke sufrieron calenturas violentas y por un instante creyeron su expedición comprometida.

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