Ejemplos con bocados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Suele ir acompañado de un vino dulce o mistela, alternando los bocados al paparajote con sorbos de licor.
Los bocados se tomaban más para preparar el estómago para recibir el vino que por el propio placer de la tapa.
Los compara con sus vasallos y reflexiona sobre cómo los educa: les enseña la presa, les da bocados para que vuelva a su puño y les vuelve a poner la capucha.
Cuando el hueso está destruido, no hay nada más sencillo que agrandar la perforación con una fresa redonda, con escoplo a presión manual o con una pinza gubia de bocados finos.
Antes de que el público pudiera comer los bocados, es anunciado por altoparlantes que el Sr.
Allí, entre bocados y vino, los invitados confesaban sus emociones y, muchas veces, acababan llorando a mitad de la comida.
La que propiamente se puede llamar Bocados de oro, compuesta por los veinticuatro capítulos antes mencionados.
El libro de la Historia de la doncella Teodor se conserva en cinco códices del siglo XV, en cuatro de los cuales constituye el último capítulo del libro gnómico Bocados de oro, lo que muestra la relación que los copistas vieron entre ambas obras que, al fin y al cabo, responden al propósito sapiencial.
Debido a los prejucios que tradicionalmente jalonan el salto oriente-occidente, desde nuestra perspectiva se esperaría más que él creara bocados de arte con un sabor oriental, sin embargo su determinación e impronta artística van mucho más allá de lo efímero.
Ella, calzando babuchas y con el puñalito en la cabellera mal peinada, hacía la cocina animosamente, con la ayuda de una mozuela del país, que aprovechaba el menor descuido para engullirse los bocados destinados al querido enfermo.
Un día que estuviesen libres examinarían con detenimiento el retrato Y Ulises, bajando la cabeza, sintió que se le atragantaban los bocados.
No había mas que quebrarlas de un puñetazo para que soltasen su viscosidad, y luego se perdían en los paladares como bocados crujientes de un pan dulce y picante, alternando con las cucharadas de arroz.
La gente de proa, materialista y tragona, le escuchaba en cambio con deferencia, por ser él quien medía el vino y los mejores bocados.
No quisieron entretenerse allí, temerosos de que se las quitaran, y tomando a toda prisa un par de bocados y algunos tragos de vino, picaron espuela por el camino de Villarreal, Rapella y Fernando caballeros en los rocines, Sancho, con las maletas en el matalón.
Desafío a todo el que se me pone por delante, y me siento con ánimo de comerme a bocados al que no diga y confiese.
Jamás Viena corriendo hacia el Práter, Berlín hacia el Linden, París hacia el Bosque, habían presentado espectáculo tan original y pintoresco como el que ofrecía a la puesta del sol aquella inmensa avalancha de trenes lujosísimos, la mayor parte descubiertos, atestados de mujeres de todos tipos, de todas edades, con trajes de colores vivos, mantillas blancas o negras, peinetas de teja y flores en la cabeza, en el pecho, en las manos, en los asientos y portezuelas de los coches, en las frontaleras de los caballos y en las libreas de los cocheros, confundiéndose, sin atropellarse, en aquella baraúnda ordenadísima, carruajes, caballos, jinetes, arneses, prendidos, libreas, cocheros con la fusta enarbolada, lacayos con los brazos cruzados, retintines de bocados y crujidos de látigos, efluvios de primavera y perfumes de tocador, olor a búcaro de la tierra recién regada, y fragancia de lilas, azucenas y violetas, envuelto todo como en una gasa en un polvillo fino y brillante, iluminado todo con golpes de luz bellísimos por los reflejos del sol poniente, que penetraba por entre las copas de los árboles, haciendo brotar resplandores de incendio en la plata de los arneses, los botones de las libreas y el herraje de los coches.
Pero no estaba por los amores lícitos: gustaba de morder en la manzana prohibida, y es fama que en poco tiempo le dio muchos y fuertes bocados.
Por ir una tarde, tomarnos allí media librita de jamón y unas copitas, y tirarte yo cuatro bocados, no perdemos nada.
Don Juan decía que apreciaba a su cocinera más que a su médico, porque éste le curaba las enfermedades a fuerza de pócimas y drogas, y aquélla le conservaba la salud con exquisitos bocados.
Me lo hubiera comido a bocados.
Y Nucha entretanto se divertía infinito con su protegido, hacíale gracia su propia desvergüenza, sus instintos truhanescos, su afán por apandar huevos y fruta, su avidez al coger las monedas, su afición al vino y a los buenos bocados.
Finalmente, tanto hablaron y tanto bebieron los dos buenos escuderos, que tuvo necesidad el sueño de atarles las lenguas y templarles la sed, que quitársela fuera imposible, y así, asidos entrambos de la ya casi vacía bota, con los bocados a medio mascar en la boca, se quedaron dormidos, donde los dejaremos por ahora, por contar lo que el Caballero del Bosque pasó con el de la Triste Figura.
Comió Sancho sin hacerse de rogar, y tragaba a escuras bocados de nudos de suelta.
Era tan cruel el hijo de Barbarroja, y trataba tan mal a sus cautivos, que, así como los que venían al remo vieron que la galera Loba les iba entrando y que los alcanzaba, soltaron todos a un tiempo los remos, y asieron de su capitán, que estaba sobre el estanterol gritando que bogasen apriesa, y pasándole de banco en banco, de popa a proa, le dieron bocados, que a poco más que pasó del árbol ya había pasado su ánima al infierno: tal era, como he dicho, la crueldad con que los trataba y el odio que ellos le tenían.
Mas él nos dio a entender presto ser verdad lo que pensábamos, porque se levantó con gran furia del suelo, donde se había echado, y arremetió con el primero que halló junto a sí, con tal denuedo y rabia que, si no se le quitáramos, le matara a puñadas y a bocados, y todo esto hacía, diciendo: ¡Ah, fementido Fernando! ¡Aquí, aquí me pagarás la sinrazón que me heciste: estas manos te sacarán el corazón, donde albergan y tienen manida todas las maldades juntas, principalmente la fraude y el engaño! Y a éstas añadía otras razones, que todas se encaminaban a decir mal de aquel Fernando y a tacharle de traidor y fementido.
¡Cuán amargos son bocados mojados con lágrimas! Instante.
-¿Cuánto camino hemos recorrido hoy? -preguntó Kennedy, engullendo inquietantes bocados.
La hija de Valcárcel se robaba a sí misma por mano de Eufemia que, de tapadillo, traía de tiendas y plazas los mejores bocados y las chucherías más caras de la moda en materia de ropa interior, perfumes y manjares.
Nepomuceno, confundiendo las cosas, y hasta las facultades del alma, se llegó a figurar que los genios alemanes eran unos sátrapas que se pasaban la vida despreciando a los seres vulgares y manoseando los mejores bocados del eterno femenino.
Y lo que acrecentaba mi indignación hasta convertirla en furor, era ver a la novia, la del rostro angelical, la de los ojos de luz y zafiro, comer con excelente apetito, y escoger con refinada golosina los mejores bocados.

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