Ejemplos con bobalicón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Gato, un gato bobalicón, que tienen aventuras carentes de cualquier sentido que recuerdan en ocasiones la era dorada de las caricaturas.
La serie está protagonizada por dos personajes: Aspirino, bajo, calvo, de edad avanzada, con una poblada barba blanca, y Colodión, alto y de semblante bobalicón.
La película, como la serie, fue de un tono muy ligero, por no decir francamente infantil y bobalicón, y siendo el primer largometraje del personaje simplemente se llamó Batman, también como la propia serie, y para ella se invirtieron muchos recursos para aquella época en producción y utilería, creando un helicóptero, un bote y una moto.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Una cortesana afeita a su amante bobalicón que se le cae la baba y le arranca así hasta el último maravedí.
Gran burro, bobalicón, zoquete, ¿quién te ha metido aquí de este modo?.
Y no hay que culpar a Virginia, sino a sus padres, que la casaron con un hombre afeminado y bobalicón, sin maldita gracia para el matrimonio.
Sobre un sillón rojo, bajo un ropaje rojo, con un cortinaje rojo, bajo un solideo rojo, una figura roja, la figura de un pobre bobalicón, de un galopo, y haced con eso un cuadro que no se puede olvidar , y añade que, comparadas con él hasta las mejores pinturas que hay de su mano en Madrid, aún las más espléndidas y sinceras parecen muertas o académicas.
Su rostro es gordinfloncillo, el pelo de un rubio amarillento, frío, el aire bobalicón y parado: pero resulta simpática, casi bonita, porque tiene el encanto de la inocencia y del candor, la infancia triunfa en ella del tipo de la raza: es tan niña que todavía no ha adquirido el empaque que afea a las damas de su prosapia.
¡Y ese Don Carlos, bobalicón, todavía piensa que le va a comprar.
Ni siquiera el bobalicón de tu tío.
¿Por quién me tomas, bobalicón? ¡Ah, si yo no hubiera tenido tanta confianza! ¡Pero si he sido una tonta, si me creí que tú no eras capaz de mirar a una mujer! Buena me la has dado, buena.
Bobalicón, ¿no has caído en ello? ¡Eres tan bruto! ¿Pero di, no te has mirado al espejo alguna vez? ¿No se te ha ocurrido? Pareces lelo Pues te lo diré: para lo que tú sirves es para modelo de pintores ¿no entiendes? Pues ellos te ponen vestido de santo, o de caballero, o de Padre Eterno, y te sacan el retrato porque tienes la gran figura.
Menos orgullito, señora, que ya que el bobalicón de mi hermano ha querido hacerte su mujer, Dios no ha de permitir que este disparate se realice sin que te cueste malos ratos.
-Este es un bobalicón que no sabe lo que se habla -dijo D.
-¿Y ese otro bobalicón que hemos ido a buscar hoy?.
Era un pánfilo, un bobalicón de tomo y lomo.
Tiempo hacía que notaba en su queridísimo bobalicón despego disimulado, distracciones, cierta tendencia a huir de sus intimidades.
, dispuesto cada vez con más ahínco a sacrificar al porvenir de su hijo su temperamento de bobalicón caviloso y sentimental.
¡Ah, padre bobalicón y mal aconsejado! ¡Quién es capaz de predecir lo que será de los pensamientos y de las inclinaciones y hasta de los caprichos de tu hija, respirando un ambiente que jamás ha respirado, y sin armas para defenderse en una región que nunca ha visto, llena de tentaciones y de estímulos que han de cebarse en su desapercibida naturaleza, como los mosquitos en el almíbar? Y si tienes en algo lo que lleva ya estampado en sus tablitas de cera, ¡quién te asegura a ti que no será borrado por la impresión de otra cosa, y que esta nueva impresión no resultará llaga maligna y enfermedad incurable? Pues bien: yo, aunque con un ojo solo, he guipado más que tú, que tienes los dos servibles, en ese delicado particular, y porque vi a Nieves precoz y que tenía algo que guardar en su almario, algo muy bien estampado en sus tablitas de cera, precisamente por eso, en lugar de meterla ahora en las bullangas del mundo y sus esplendores engañosos, me la llevo a las soledades de Peleches, donde corre el aire libre y puro, y hay luz sin estorbos y naturaleza en toda su grandiosidad, para que nutra la sangre y fortalezca el espíritu, y se endurezca la cera y no se borre a tres tirones lo que en ella hay estampado, a Peleches, ciego, a Peleches, donde ni en ambiente ni en costumbres se hallará, aunque se busque de intento, cosa que pueda tentar a la inexperta doncella para torcer y malear la índole de sus ideas ni la dirección de sus juiciosos pensamientos.
Juanita Erze dio al bobalicón de su marido dos retoños que, por la pinta, denunciaban de á legua que en lo de la paternidad no hubo trampa.
Pero en aquellas que aparentan celos, descubrimos que el celo es un sentimiento cuya finalidad es demostrar amor intenso inexistente, hacia un_ bobalicón que sólo cree en el amor cuando el amor va acompañado de celos.
¡Bonito papel iban representando ella y el bobalicón de su marido! Le había hecho señas, pero inútilmente.
Y sin embargo, hubo público bobalicón que llamara a la escena al asesino poeta y que, en vez de tirarle los bancos a la cabeza, le arrojara coronitas de laurel hechizo.
¡Chasco como el que se lleva ese bobalicón.
-¡Bobalicón! ¿No ha dicho que de esa clase hay aquí a porrillo? Pues vamos a buscar otro árbol igual, y me das un hartazgo.
Y no hay que culpar a Virginia, sino a sus padres, que la casaron con un hombre afeminado y bobalicón, sin maldita gracia para el matrimonio.
- ¡Traspasado, acuchillado, degollado, exterminado, cortado en trozos, ¿no lo veis? ¡Tunante! ¡Sabía que lo esperaba, que había hecho arreglar su cuarto y colgar a la cabecera de mi cama su retrato de cuando era niño! ¡Sabía que no tenía más que volver, y que no he cesado de llamarlo en tantos años, y que todas las noches me sentaba a la lumbre, con las manos en las rodillas, no sabiendo qué hacer, y que por él me había convertido en un imbécil! ¡Sabías esto, sabías que con sólo entrar y decir soy yo, eras el amo y yo te obedecería, y dispondrías a tu antojo del bobalicón de tu abuelo! ¡Y te has ido a las barricadas! ¡Uno se acuesta y duerme tranquilo, para encontrarse al despertar con que.
- ¡Ah!, ¡ah!, ¡ah! Os habéis dicho: Voy a buscar a ese viejo rancio, a ese absurdo bobalicón, y le diré: Viejo cretino, eres muy dichoso en verme, mira, tengo ganas de casarme con la señorita Fulana, hija del señor Fulano, yo no tengo zapatos, ella no tiene camisa, pero quiero echar a un lado mi carrera, mi porvenir, mi juventud, mi vida, deseo hacer una excursión por la miseria con una mujer al cuello, esto es lo que quiero y es preciso que consientas.
porque no sirves para otra cosa, tienes que convencerte de ello, y tú, bobalicón de Satanás, te dejas caer de primo.

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