Ejemplos con avisaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los científicos, tras seguir el caso por tres meses, concluyeron que la perra avisaba a su dueña por los cambios que percibía en ella antes de que se dieran.
Es una típica construcción con una única entrada y escalera de madera hasta la parte superior, donde se emplaza una pequeña construcción defensiva desde donde se oteaba el horizonte y se avisaba de posibles incursiones piratas en la costa, o invasiones.
En Chawton, Austen no gozaba de la misma privacidad que había tenido en Steventon, y es bastante famosa la anécdota narrada por James Austen-Leigh acerca de la puerta chirriante que Austen solicitó no fuera reparada, pues la avisaba de la llegada de algún visitante con la suficiente antelación como para esconder el manuscrito que estuviera escribiendo antes de que entrara en la habitación.
Los griegos atribuían los truenos a la agitación del aire sobre la tierra y los terremotos a las revoluciones del aire debajo de la tierra y a pesar de las teorías científicas que se hallan en Aristóteles y en Herodoto, el terremoto, para los griegos, era un portento por el medio del cual la divinidad avisaba a los hombres de los males que les habían de sobrevenir.
En ambos casos, las notas encontradas por la tripulación en las que se avisaba de que había una bomba a bordo resultaron ser falsas alarmas,.
El equipaje alternaba las guardias de cuatro en cuatro horas, dividiéndose en guardias de babor y estribor, y Tommy, el grumete, avisaba con campanadas cuando se tenían que renovar los de un lado y los de otro.
Sintió de pronto un estremecimiento a lo largo de su espalda: la misma sensación indefinible que le avisaba la presencia de ella cuando se reunían en un jardín de París.
Desnoyers se alarmó: su instinto le avisaba el peligro.
Por algo la avisaba el instinto, haciéndole temer la cólera del marido en los primeros tiempos de su infidelidad.
Ahora, el mismo presentimiento le avisaba una reconciliación de los dos hombres, cuyos bultos distinguía confusamente.
Este individuo con aire de alcahuete debía tener gran culpa en la inmovilidad del vapor: se lo avisaba el corazón.
Un vago presentimiento le avisaba que en dicho lugar iba a desarrollarse algo importante para su vida.
Debía saber toda la verdad, y si no la sabía, se la avisaba su instinto de madre viendo a Ulises convaleciente, enflaquecido, vacilando entre la arrogancia y el quebranto físico, lo mismo que los bravos cuando salían de la cámara del tormento.
Los ladrones del mar tenían pacto con el demonio, que les avisaba las buenas ocasiones.
Así habían pasado las últimas semanas, hablando del viaje, discutiendo sus preparativos, forjándose ilusiones sobre los resultados, pero viéndolo siempre en lontananza, hasta que, de pronto, les avisaba el zarpazo de lo inmediato, de lo inevitable.
Sí, la campana de don Miguel, la que todas las tardes les avisaba el momento de sacudir la dulce pereza, de levantarse y comenzar los preparativos de partida Don Miguel era Cervantes, y la campana la de un convento inmediato donde aquél había sido enterrado.
Un pavoroso presentimiento le avisaba que los proyectiles no iban a perderse.
Cuando necesitaba un sombrero, ella se lo compraba, cuando un traje o unas botas, se avisaba al sastre o zapatero para que viniese a tomar las medidas.
Su hermano el , sin comprender toda la extensión del mal, le avisaba con su buen sentido.
Y como le habían hecho proposiciones de nuevo arrendamiento, avisaba a para que dejase los campos cuanto antes.
Castro Pérez había despedido a su escribiente, y en atenta carta avisaba a mi maestro que el empleo estaba a mi disposición.
El poético canto de la alondra avisaba a Julieta y Romeo que era llegada la hora de la separación, mas como allí no había pájaros, el aire fresco de la madrugada fue quien impuso la separación a los amantes, recogiéndose ambos a sus cuartos al despuntar el día, y conste que, en obsequio al lector, el autor prescinde de describir la llegada de la aurora.
Chupándose el dedo y en actitud meditabunda permaneció allí unos instantes, hasta que la misma falta de los dos cuartos acostumbrados le descubrió un rayo de luz: ¡su abuelo le había prometido otros dos si le avisaba cuando la señora se quedase en la capilla después de oída la misa! Raciocinando con sorprendente rigor matemático, calculó que pues perdía dos cuartos por un lado, era urgente ganarlos por otro, apenas concibió tan luminosa idea, sintió que las piernas le bailaban, y echó a correr con toda la velocidad posible en busca de su abuelo.
Dijo el práctico Guzman al Capitan que de allí en adelante, hasta llegar a las juntas del Rio Tarija, por causa de sus playas, gastaria cerca de un mes: que ya no habia mas que una petaca de bizcocho y otras dos menos de media, y de charque muy poco: que el camino era dilatado, que precisaba proveerse de comida, porque en adelante no habia esperanzas de hallar auxilios, y que le avisaba esto, porque era de su obligacion.
Esta señora se mudó de aquel lugar a otro, y sin que yo jamas la viese, ni lo procurase, se pasaron dos años, al cabo de los cuales supe que era muerta, y podrá haber veinte dias, que con grandes encarecimientos, escribiéndome que era cosa que me importaba en ella el contento y la honra, me envió a llamar un mayordomo desta señora, fuí a ver lo que me queria, bien léjos de pensar en lo que me dijo: halléle a punto de muerte, y por abreviar razones, en muy breves me dijo cómo al tiempo que murió su señora le dijo todo lo que conmigo le habia sucedido, y cómo habia quedado preñada de aquella fuerza, y que por encubrir el bulto habia venido en romería a Nuestra Señora de Guadalupe, y cómo habia parido en esta casa una niña que se habia de llamar Costanza: dióme las señas con que la hallaria, que fueron las que habeis visto de la cadena y pergamino, y dióme ansimismo treinta mil escudos de oro, que su señora dejó para casar a su hija: díjome ansimismo que el no habérmelos dado luego como su señora habia muerto, ni declarádome lo que ella encomendó a su confianza y secreto, habia sido por pura codicia y por poderse aprovechar de aquel dinero, pero que ya que estaba a punto de ir a dar cuenta a Dios, por descargo de su conciencia me daba el dinero, y me avisaba adónde y cómo habia de hallar mi hija.

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