Ejemplos con avariento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El vanidoso se mira en el espejo, el avariento mueve su bolsa, el esqueleto blande su guadaña y tira de una cuerda, el lujurioso mueve la cabeza para mostrar que acecha siempre.
El millonario, que gozaba fama de avariento, había llegado a ofrecerle un apoyo desinteresado, por si algún día necesitaba ensanchar su acción laboriosa.
¡Ah, viejo avariento! Lo que le daba todos los meses no era mas que la renta del legado de su abuelo Y por consejo de Argensola, se atrevió a reclamar el campo.
El capataz Celedonio, mestizo de treinta años, generalmente detestado por su carácter duro y avariento, también ofrecía una lejana semejanza con el patrón.
Don Martín, el cura de las monjas, a espaldas de su avariento protector, mostraba en sus ojos la avidez simpática con que acogía las palabras de Luna.
El tío , así llamaban a mi padrastro, era tan irascible y avariento como la que le había tomado por esposo.
Ignoraba que aquel hombre tan avariento en los gastos de la casa arrojaba el dinero fuera de ella, y cubriéndose con el velo de la hipocresía, llevaba una vida de calavera, tal como la había soñado en su juventud.
Poco a poco, señoras míasobservó el rico avariento, echándose sobre el respaldo del sillón.
A ver, rico avariento, dé usted para la obra de Dios.
Pues no harás nada de más, avariento.
Cállate, que ya saben todos lo avariento que eres.
Elías Perez y Sanchez, álias , aunque avariento y cruel por naturaleza, obró siempre dentro de la Ley escrita en sus negocios con D.
Finalmente, como yo tuviese fama de gran labrandera, mi señora la duquesa, que estaba recién casada con el duque mi señor, quiso traerme consigo a este reino de Aragón y a mi hija ni más ni menos, adonde, yendo días y viniendo días, creció mi hija, y con ella todo el donaire del mundo: canta como una calandria, danza como el pensamiento, baila como una perdida, lee y escribe como un maestro de escuela, y cuenta como un avariento.
el avariento, el vano, el codicioso,.
Y volviéndome a un lado vi a un avariento que estaba preguntando a uno, que por haber sido embalsamado y estar lejos sus tripas no hablaba, porque no habían llegado, si habían de resucitar aquel día todos los enterrados, si resucitarían unos bolsones suyos.
El sabio se complace en la narración de los prodigios de su saber, el ignorante se saborea en sus necedades, el valiente cuenta sus hazañas, el galán sus aventuras, el avariento ensalza sus talentos económicos, el pródigo su generosidad, el ligero pondera su viveza, el tardío su aplomo, el libertino se envanece por sus desórdenes y el austero se deleita en que su semblante muestre a los hombres la mortificación y el ayuno.
E dieron a la su mesa por acresçentamiento de pena la quexaçión de las arpías, que se entienden o toman por la rapaçidat o tomar avariento, faziéndolo bien paresçer tan mal fecho.
* Muy caro cuesta reçebir don del escasso, cuanto más pedir al avariento.
yo soy un ambicioso, y lo que es peor, mil veces peor, infinitamente peor, yo soy avariento, yo guardo riquezas mal adquiridas, sí, mal adquiridas, yo soy un déspota en vez de un pastor, yo vendo la Gracia, yo comercio como un judío con la Religión del que arrojó del templo a los mercaderes.
Vanamente se exhortaba, luchaba, se resistía, le era imposible desviar de ella la vista, seguíala, envolvíala a pesar suyo en un ojeo avariento de judío.
Aunque tan activo traficante, desmentía David las características del hebreo avariento y sórdido.
Como todos los que derrochan en sus vicios, don Máximo era avariento en lo demás.
Llegó tras ellos un avariento a la puerta y fue preguntado qué quería, diciéndole que los precetos guardaban aquella puerta de quien no los había guardado, y él dijo que en cosas de guardar era imposible que hubiese pecado.
-Lo que menos te has figurado tú, al ver lo que está pasando aquí rato hace, que tu tío es un avariento dejado de la mano de Dios, y que trata de deslumbrarte los ojos con los frutos de sus rapiñas.
Bastián que tal oyó, echóse sobre el agotado cuerpo de su tío, no para llorar ni para mesarse las greñas en testimonio de su pesadumbre, sino para registrarle los bolsillos, hasta dar con la llave de aquellos cajones en que se guardaban los tesoros del avariento.
es útil para muchos, mas el avariento para nadie, ni aun para sí mismo.
que no el avariento, por las razones que están dichas, y también porque el pródigo.
el avariento, porque parece que la edad y la necesidad lo puede corregir y traer.
Iba muy derecho, preciándose de espetado, escaso de ojos y avariento de miraduras, ahorrando cortesías con todos, sumida la cara en un cuello abierto hacia arriba que parecía vela en papel, y tan olvidado de sus conjunturas que no sabía por dónde volverse a hacer una cortesía ni levantar el brazo a quitarse el sombrero, el cual parecía miembro según estaba fijo y firme.
-Aquí -dijo un verdugo- es el negocio, avariento, que si confiesas haberle levantado te condenas, y si no, delante del juez te le levantarás a ti mismo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba