Ejemplos con asombros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todas las mañanas y algunas tardes de multitud de localidades navarras en fiestas ocupan las ilusiones, los miedos y los asombros de niños, padres y abuelos.
Un poema de Asombros y prólogo de Enrique Falcón para dicho libro, en Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia, MLRS.
Otro de sus asombros había sido oírse llamar con un nombre que no era el suyo.
El crecimiento de su grandeza y de su fuerza, será objeto de perdurables asombros para el porvenir.
La credulidad de la buena señora expandíase en ingenuos asombros ante los embustes y exageraciones que se permitía Maltrana para estremecer su alma inocente.
Allí, en los campos de Dos Ríos, campos ya para siempre memorables, se apagó aquel astro inmenso que parecía inmortal, allí cayó peleando por la independencia de su patria, arremetiendo contra los defensores de la tiranía, la cabeza imperial descubierta y nutrida de leyendas y de asombros, con el alma en el aire, el batallador infatigable que fue para los cubanos, con sus racimos de palabras y sus manantiales de ternuras, como otra isla sonora y espiritual.
Ella levantó la cabeza y fijó en la que así hablaba una mirada hosca, medrosa, que no parecía tener conciencia de la realidad y reflejaba como en dos vidrios profundos todos los asombros y todas las agonías Reconoció al fin a la marquesa de Villasis, y el rostro de la pecadora, rojo de vergüenza por primera vez en su vida, ocultóse en el casto pecho de la mujer fuerte, balbuceando entre sollozos:.
Nocedal las llame novelas, aquellas portentosas tradiciones de la comarca, que en las aldeas refiere una anciana junto al hogar, y aquellos cuentos que una tierna y adorada madre os narraba y que casi siempre solían ser de hadas, hechiceras, asombros y otras cosas que no son de las que comúnmente suceden, sino de aquellas que, como dice el mismo Sr.
¿Tiene asombros? -añadió sonriendo el caballero forastero.
-¡Señorita! -exclamó don Sotero en el más santo y pío de los asombros-.
Ignoraban que en la mente del rey de los fenómenos aparecían imágenes que lo paseaban desde aquel laboratorio inicial donde había nacido a la vitrina mayor del circo así como de los estudios televisivos a las oficinas de gobierno, donde todos los asombros se hacían un gran ¡Oh!.
ante el hallazgo somnámbulo de sus asombros.
Más diestra en el arte de fingir asombros y sorpresas, dijo muy alarmada y con esa vocecita indefinible que usan las actrices para salir bien de las situaciones difíciles:.
Después, mucho después, vendrán las heroicidades y las proezas, y entonces, no serán relámpagos para mal ver hazañas que conmueven con más daño que provecho, porque en destellos dejan visiones sin sentido, asombros alucinantes, impresiones fantásticas, absurdas incitaciones, tanto como indiferencia o incredulidad.
Este cuento, como todos los de hadas, encantamientos y asombros, puede con facilidad traducirse en símbolo y alegoría.
, el miedo de los Señores se ha comunicado a sus sirvientes, que refieren cosas singulares de los asombros que allí pasan.
Después de haber visitado algunas y recebido sustento para el alma y cuerpo, y considerado la santidad de sus moradores, pues obligan con ella a los fugitivos paxarillos a venir a sus manos a comer las migajas que les ofrece, caminando a lo más remoto del monte, por ver la nombrada cueva, que llaman de San Antón, así por ser la más áspera como prodigiosa, respecto de las cosas que allí se ven, tanto de las penitencias de los que las habitan, como de los asombros que les hacen los demonios, que se puede decir que salen dellas con tanta calificación de espíritu que cada uno por sí es un San Antón, cansado de subir por una estrecha senda, respeto de no dar lugar su aspereza a ir de otro modo que a pie, y haber dexado en el convento la mula y un criado que le acompañaba, se sentó a la margen de un cristalino y pequeño arroyuelo, que derramando sus perlas entre menudas hierbecillas, descolgándose con sosegado rumor de una hermosa fuente, que en lo alto del monte goza regalado asiento, pareciendo allí fabricada más por manos de ángeles que de hombres, para recreo de los santos ermitaños, que en él habitan, cuya sonorosa música y cristalina risa, ya que no la vían los ojos no dexaba de agradar a los oídos.
de un mar de asombros, la elección confusa--,.
Se me responderá a esto que hay novelas muy bonitas e interesantes, sin hadas, sin asombros y sin riquezas fabulosas, sino con personajes comunes que viven en una honrada medianía sin que les sucedan casos y lances notables y de estruendo, mas aunque así lo concertamos, no hemos de conceder de ningún modo que lo extraordinario ha de tenerse por de mala ley.
Nuevas admiraciones y nuevos asombros.
Y tales son las historias espléndidas llamadas MIL NOCHES Y UNA NOCHE, con lo que en ellas hay de cosas extraordinarias, enseñanzas, maravillas, prodigios, asombros y belleza.
Y llamaron a esta serie de maravillas y de asombros: EL LIBRO DE LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE.
¡Oh asombro de los asombros! La señora era Lucila Ansúrez, más conocida en estas historias por el lindo mote de La Celtíbera.
Y habiéndose mudado de la posada de Rufina otro día a otra de la Morería, más recatada, pasaron los que faltaron para la Academia en estudiar y escribir los sujetos que les habían dado y en hacer don Cleofás una oración para preludio de ella, como es costumbre y obligación de las presidencias de tales actos, y, llegado el día, se aderezaron lo mejor que pudieron, y al anochecer partieron a la palestra, donde les esperaban todos los ingenios con admiraciones de los suyos, y con los mismos antojos de la preñez pasada se fueron sentando en los lugares que les tocaban, y haciendo señal con la campanilla para obligar al silencio, don Cleofás, llamado el ''Engañado'' en la Academia, hizo una oración excelentísima en verso de silva, cuyos números ataron los oídos al aplauso y desataron los asombros a sus alabanzas.
Y al llegar aquí la candorosa Luz con sus comparaciones mentales, se quedó abismada en el mayor de los asombros.
¡Y no menos claro veo asimismo que cuando se trata con personas tan de fiar y tan generosas como vosotros, el mejor medio y el más seguro para captarse su confianza es no ocultarles nada de la verdad! ¡Escuchad, pues, mi historia y la suya, pues es asombrosa hasta el último límite de todos los asombros!.
Los sabe de asombros, de encantos y de amores: y todos éstos son serios.
lleno de asombros crüeles,.
Con la tenacilla hizo asombros.
¡Ay, carape! como yo tuviera esas uñas metafísicas, ¡qué colores le hubieran resultado al cuadro ese y qué tranquila estaría ahora mi conciencia de narrador! Pero es lo que sucede siempre: pasan las cosas, va usted sintiéndolas y estimándolas una a una, y confiándolas de igual modo al dictamen o al afecto del amigo, y todas ellas van pareciendo naturales y corrientes, y ordenándose y acomodándose sin reparos, ni asombros ni aspavientos de nadie, pero devórelas usted solo, almacénelas adentro, y a la hora menos pensada, suelte el acopio entero y verdadero para que se vea y se estime en su legítimo valor: ya parecen cosas diferentes, y hasta resulta montaña lo que quiso usted que resultara granito de salbadera, o al revés.

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