Ejemplos con arrianos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las actas del concilio permiten ver, que fue mediante la imposicón de manos de un sacerdote cristiano, como se realizó la incorporación de los arrianos a la iglesia católica.
Los obispos arrianos siguieran manteniendo su cargo, sólo se les aplicó el celibato.
A las reliquias, libros y demás símbolos de culto de los arrianos se les aplicó una ordalía.
Se ha empleado asimismo en la de algunas herejías, como, según la liturgia mozárabe del siglo VII, se practicaba en la profesión de fe que se exigía a los donatistas, a los arrianos y a los judíos, empleando al efecto un interrogatorio de abrenunciación entre el obispo que recibía la abjuración y el que la hacía.
Ajax fue enviado por Teodorico II, rey de los visigodos en Tolosa, para convertir a los suevos al arrianismo: los bárbaros arrianos mostraron un notable mayor fervor misionero que los católicos en el siglo V de nuestra era.
El mismo Teodoreto nos da noticias de escritos contra los arrianos, los eunomianos, los macedonianos, los marcionitas y los apolinaristas.
Eusebio era amigo de Arrio y esta entrevista fue lo que propició el contacto entre los arrianos y los meletianos.
La relación de los sabeos arrianos con los mencionados en el Corán es una materia disputada.
A pesar de ello, el cisma arriano se prolongaría al menos hasta el siglo VI, y no terminaría hasta la muerte del último de los monarcas arrianos: El rey visigodo Leovigildo.
Aunque al inicio del periodo visigodo los problemas eran menores, la unificación con los arrianos llevaría a una mayor discriminación contra la amenaza judía, por lo que muchos de ellos se convirtieron falsamente.
Los arrianos no dejaron de perseguirlo hasta que lo desterraron de la ciudad e incluso de Oriente.
En los Discursos contra los arrianos tiene un libro que expone esta teoría y hace la definición de Nicea.
Interesante es notar que nunca se refiere en sus escritos al alma humana de Cristo, argumento que le habría sido de utilidad en sus disputas con los arrianos.
Los asuntos en Constantinopla permanecieron confusos puesto que la posición de Gregorio aún era oficiosa y los sacerdotes arrianos ocupaban muchas iglesias importantes.
Su reinado no fue fácil, pues lo pasó casi enteramente sofocando las luchas internas de la nobleza contra la monarquía, los nobles entre sí, los católicos contra los arrianos y la población hispanorromana contra los visigodos.
Desde entonces intentó convencer a los obispos arrianos para que aceptaran la doctrina trinitaria, celebrando tres reuniones: una con los obispos arrianos, a los que animó a reunirse con obispos católicos para discutir los problemas teológicos y determinar cuál era la verdadera fe, una reunión conjunta de obispos católicos y arrianos, con fuertes polémicas entre ambos bandos, y con un Recaredo presionando a favor de los católicos, y finalmente, no habiendo logrado convencer a los arrianos, una reunión con los obispos católicos a los que comunicó que ya había realizado su opción por el catolicismo.
Recaredo ordenó la quema de todos los libros y textos arrianos, excluyó a los arrianos de cualquier cargo público y suprimió la organización de la Iglesia arriana, que desapareció en pocos años.
En el conflicto entre los cristianos ortodoxos y los arrianos, Constante apoyó a los primeros, mientras que su hermano Constancio II apoyó a los últimos.
A pesar de su enfrentamiento con Constantinopla, Félix llega a un acuerdo con el emperador Zenon para lograr que los vándalos arrianos pongan fin a las persecuciones contra los cristianos fieles a Roma en el norte de África.
Con la muerte de Valente, el protector de los arrianos, su derrota probablemente dañó el prestigio de la facción homoiana.
Confirmó, enfrentándose para ello al emperador Justiniano, los decretos del Concilio de Cartago por los que negaba a los arrianos que volvían a la ortodoxia cristiana, la conservación de sus cargos y beneficios.
¿Y aquel pequeño africano que remeda la ceremonia del bautismo a la vista del patriarca Alejandro, el cual sonríe con lágrimas proféticas? Es Atanasio, a quien está reservada la gloria de confundir a los arrianos: aquél es su juego predilecto, como el de Carlos Borromeo será el de edificar altares.

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