Ejemplos con aristas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La primera planta era en semisótano con bóvedas de aristas menos la última crujía.
Si, para conformar sus dimensiones, hay que fresar materiales metálicos, de madera, de mármol, cerámica u otros metariales, aparecen aristas vivas que pueden ser molestas, antiestéticas o peligrosas y cortantes.
El achaflanado de estas aristas reduce o suprime el riesgo al trabajar con estos materiales.
Sobre ésta se dispone el cuerpo en voladizo del camarote sostenido por tres jabalcones con decoración dentada en las aristas vistas.
Adora el R&B, Hip-Hop y Punk y sus favoritos aristas son The Rasmus y P!nk.
En la teoría de grafos, se llama matriz de un grafo a la matriz que indica en la línea i y la columna j el número de aristas que enlazan el vértice i al vértice j.
La matriz indica en la línea i y la columna j el número de caminos a n aristas que adjuntan el vértice i al vértice j.
Correggio consiguió sugerir un espacio infinito y luminoso, enlazando íntimamente el tambor y la cúpula con un tema y un color unificados y difuminando las aristas, el tambor toma el aspecto de una balaustrada ante la cual se apoyan las grandes figuras de los apóstoles de pie, todos vueltos hacia el cielo.
En este modelo, la línea dinámica que va desde el pasarruedas delantero hasta el trasero es más recta y menos marcada, y los trazos generales son muchos más rectos y con aristas más filosas que en los modelos recientes de SEAT, como el SEAT León y el SEAT Altea.
El cuerpo de la iglesia tiene una sola nave alargada de armoniosas proporciones, con cinco capillas por lado entre contrafuertes, las dos últimas capillas de cada lado están situadas bajo el coro que se alza sobre bóveda de aristas.
El ábside, de planta rectangular, se cubre con bóveda gótica de nervios diagonales, mientras que los otros dos tramos se cubren con bóveda de aristas.
El esfericón es un cuerpo geométrico que posee una única cara, dos aristas y cuatro vértices.
Las hierbas marinas ondeaban temblorosas sus verdes cabelleras, frutos redondos semejantes a los higos chumbos agrupábanse blancuzcos en las aristas de las rocas, flores que parecían de nácar brillaban en la profundidad de las aguas verdes, y entre esta vegetación de misterio destacaban las estrellas de mar sus puntas de colores, apelotonábase el erizo como un borrón negro lleno de púas, nadaban inquietos los caballitos del diablo, y un chisporroteo de plata y púrpura, de colas y nadaderas, pasaba veloz entre torbellinos de burbujas, surgiendo de una cueva para perderse en otra boca de insondable misterio.
Algunos cazadores habían escalado una parte de esta ciudadela, aprovechando como senderos las aristas entrantes de la piedra para llegar de este modo a las primeras mesetas.
Febrer tropezaba con sus abombados y limpios costillares, con las agudas aristas de sus caderas, estremeciéndose sus oídos con el chasqueteo de sus rótulas.
Según la estructura de la piedra, el curso y agresión de las aguas a unas las monda, redondea y suaviza, y a otras les saca ángulos, aristas y púas, hasta que un día, de pronto, cortan como cuchillos y penetran como puñales.
Su piel apergaminada dejaba visibles las aristas y oquedades del esqueleto.
Los árboles lloraban por todas las aristas de sus cortezas.
Estaban flacos, con una delgadez que hacía sobresalir las aristas de su osamenta y aumentaba el abultamiento de sus ojos.
La bóveda recortaba las aristas de sus extremos sobre el difuso azul del espacio.
Una débil claridad blanqueaba el cielo, marcando las aristas de los tejados.
La ola se retiraba, pero otra le sumergió de nuevo, despegándolo de la peña con su espumoso mazazo, haciéndole dejar en las pétreas aristas la piel de sus manos, de su pecho, de sus rodillas.
Querían soñar bajo la nieve perfumada de los interminables bosques de naranjos, ser dueños de los valles abrigados donde el mirto y el jazmín embalsaman el aire salitroso, de los volcanes mudos que dejan crecer entre sus rocas el áloe y el cacto, de las montañas de mármol que descienden sus blancas aristas hasta el fondo del mar y refractan el calor africano emitido por la costa de enfrente.
Había adelgazado mucho, su barba era casi blanca, los ojos los tenía hundidos, y en su rostro enjuto se marcaban los pómulos con agudas aristas, pareciendo la nariz más grande y pesada.
La frente la tenía espaciosa y cuadrada, sin la más leve curva, como una chapa de hueso con dos aristas a los lados, que se marcaban bajo el gorro de seda que usaba en invierno.
A un lado, la puerta llamada de la Torre, al otro, la de los Escribanos, por la que entraban en otros tiempos, con gran ceremonia, los depositarios de la fe pública a jurar el cumplimiento de su cargo, las dos con estatuas de piedra en sus jambas y rosarios de figurillas y emblemas que se desarrollaban entre las aristas hasta llegar a lo más alto de la ojiva.
En este pequeño espacio de cielo libre, mostraba a la luz del alba los tres arcos ojivales de su fachada principal y la torre de las campanas, de enorme robustez y salientes aristas, rematada por la montera del alcuzón , especie de tiara negra con tres coronas, que se perdía en el crepúsculo invernal nebuloso y plomizo.
Para el forzudo Batiste era un arma terrible este asiento de fuertes travesaños y gruesas patas de algarrobo, con aristas pulidas por el uso.
Arriba, al final de la portada, abríase, como gigantesca flor cubierta de alambrado, el rosetón de colores que daba luz a la iglesia, y en la parte baja, en la base de las columnas adornadas con escudos de Aragón, la piedra estaba gastada, las aristas y los follajes borrosos por el frote de innumerables generaciones.
Hasta las crucecitas de sus extremos fueron sustituídas por otras que la navaja de Batiste trabajó cucamente, adornando sus aristas con dentelladas muescas, y no hubo en todo el contorno techumbre que se irguiera más gallarda.

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