Ejemplos con apeláramos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero Guerra no se mostraba propicio a ser socio capitalista del eximio inventor. Le soportaba porque se servía de él para engañar las horas y sortear su aburrimiento, aunque a veces su hastío de los Babeles era tal, que la benevolencia cesaba de golpe, y le despedía con aspereza. Pero Fausto se había propuesto no dejarle a sol ni sombra, y le aguardaba en la calle, en el trayecto de la de las Veneras a la de Santa Águeda, para acometerle con implacable porfía. En uno de aquellos molestísimos encuentros, Ángel le recordó la estafa de que había sido víctima antes de la muerte de su madre: el otro no negó la falsificación, pero echaba la culpa a Arístides, excusándole con la terrible miseria que les devoraba en aquellos días. «Mamá, del no comer, se puso perdida de la cabeza, y papá salió de casa con el firme propósito de tirarse al estanque del Retiro. A mí me querían llevar a la cárcel por haber tomado de la tienda unos librillos de panes para dorar, diciendo que volvería... Hay que mirar mucho las circunstancias, pues según ellas el que parece más criminal es quizás más honrado. Aquí donde me ves, a mí no me gusta deber un céntimo, ni que en las tiendas nos tengan por tramposos: quiero salir a la calle con la frente muy alta. Entre dejar de pagar al pobre, y darle una broma al rico, no puede uno dudar... porque aquello fue una broma, Ángel, y contábamos con que tú no te enfadarías. Las riquezas están mal repartidas, tú lo has dicho mil veces. Por ley de equidad, algo de lo que a ti te sobraba debía venir a nosotros, que no habíamos encendido lumbre en dos días, y yo llegué a sustentarme de una triste patata, que asamos quemando papeles en la hornilla. ¡Ay, chico! mientras no sepas lo que es el hambre, no hables una palabra de moral. ¿Qué tiene de extraño que quisiéramos vivir, y apeláramos a un recurso del ingenio, a un arte, a una industria? ¿Para qué ha dado Dios al hombre las habilidades? ¿Eres tú acaso más pobre que antes por aquella bicoca que te sacamos, y con la cual salimos de penas? ¿Qué razón hay para que nosotros nos muramos, y vivas tú y otros que no trabajan ni tienen ninguna habilidad? Fíjate bien, piensa un poco».

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