Ejemplos con amapola

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Antología de las Sevillanas volumen II: Y Se Amaron Dos Caballos, Silencio, Que también Es De Sevilla, La Historia De Una Amapola, Perdónala, Yo Soy Del Sur, Pasa La Vida, Así Es Triana, La Flor Del Romero, Fue Tu Querer, Solano De Las Marismas, Cántame,.
Siendo la Amapola silvestre su flor insignia.
Ex alumna del Instituto Porvenir, Amapola no sale de la disco Arcadia , fachada de su verdadera actividad como creadora de drogas de diseño o como ella prefiere denominarse: médico de cabecera.
En aquella mano habían estampado un beso hacía un instante y ella, en vez de castigar la insolencia, se había limitado a levantarse del asiento roja como una amapola.
Ramona, encendida también como una amapola, apoyaba la barba adornada por los lados con dos hechiceros hoyuelos, sobre su hombro.
Los cuartos se concluyen, y la infeliz mujer se ve arrastrada, trabajando para dar un pedazo de pan a sus hijos Y luego, ¿qué saben ellos de dar estimación ni un poco de gracia a la mujer? Si salen con ella un domingo por la tarde, se van parando en todas las tabernas del camino, dejándola, si se tercia, a la pobrecilla a la puerta, o llamándola para que oiga alguna sandez, que la pone más colorada que una amapola ¡Calle, calle, señora, si hay cada mostrenco que, como Dios me ha de juzgar, no vale el pan que come! El otro día encontró a Tomasina ya sabe, la del tío Rufo, que no hace tan siquiera un año que se casó con un oficial de Próspero Pues iba en aquel mismo instante a por dos reales en casa de su padre para comprar un pan, porque en todo aquel día no había comido un bocado.
La doncella se estremeció de pies a cabeza, se encendió como una amapola, y bajó los ojos avergonzada.
Presentose sonriente y roja como una amapola.
La joven comprendió al punto lo que iba yo a decirle, y se puso trémula, asustada, roja como una amapola.
Seguro estoy de que se puso roja como una amapola al estrechar mi mano.
A la sazón salía Ricardo, vióle Teresa, y la pobre niña se encendió como una amapola, bajó los ojos, y se adelantó.
La señora doña Inesita estaba más pálida que una muerta, y la señora doña Asuncioncita más roja que una amapola.
Lázaro advirtió que Clara se estremecía, poniéndose roja como una amapola.
Entró la dueña, recebióla el caballero cortésmente, sentóla junto a sí en una silla, y dióla un lenzuelo de encajes con que se quitase el sudor, porque venia algo fatigadilla del camino, y ántes que le dijese palabra del recado que traia, hizo que la sacasen una caja de mermelada, y él por su mano le cortó dos buenas postas della, haciéndola enjugar los dientes con dos buenos pares de tragos de vino del santo, con lo cual quedó hecha una amapola, y mas contenta que si la hubiesen dado una canongía.

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