Ejemplos con alégrate

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Alégrate en este soplo presente donde vives, pues la vida misma está en el soplo que pasa.
Alégrate, Tanganada, hay sidra en el lagar de Llandones.
¿Qué podías tú esperar de Teresa? Alégrate, tonto, de recobrar tu libertad.
Alégrate, , y celebremos juntos la victoria de España y la paz.
Alégrate, mujer, ya nos ha quitado Dios de en medio al causante de la desgracia de tu pobrecito Tolomín.
Alégrate conmigo de que te haya salido mal lo que, de salir bien, habría sido para ti la primera piedra de la pirámide de tus infortunios.
Con que, hijo, alégrate y toca las castañuelas, que por lo que veo, el mundo es tuyo.
Alégrate sólo y no estés envidiosa respondió el Comendador, tú hallarás también un hombre que te merezca, que te ame y a quien ames tú con toda la energía de tu corazón.
-Niñito querido, ¡qué buenas nuevas te traigo esta tarde! Alégrate, picarón, y escupe otra moneda amarilla, otro pedazo de sol como el que ayer me diste en premio de mis desinteresados servicios.
Regocíjate, Inés, alégrate, amiguita.
Y tú, ¡oh buen Sancho Panza!, el mejor escudero y del mejor caballero del mundo, alégrate, que tu buena mujer Teresa está buena, y ésta es la hora en que ella está rastrillando una libra de lino, y, por más señas, tiene a su lado izquierdo un jarro desbocado que cabe un buen porqué de vino, con que se entretiene en su trabajo.
¿Qué podías tú esperar de Teresa? Alégrate, tonto, de recobrar tu libertad.
Lejos de afligirte, alégrate y bendice tu libertad.
¡Brrr! ¡Magnífico ponche! ¡Alégrate, Serafín!¡Qué ganas tenía de hablar.
Atiende bien a lo que sigue, y alégrate, pues deseas perderme de vista.
Alégrate, que la mejor de las voluntades es obedecer siempre, y la mejor libertad no tener ninguna, y esperar sólo trabajos, obligaciones, molestias, y en una palabra, esclavitud.
Alégrate, El Nasiry, y celebremos juntos la victoria de España y la paz.
¡Anda, hombre, alégrate!.
-Alégrate, hija mía -exclamó lleno de entusiasmo-.
Alégrate, mujer, ya nos ha quitado Dios de en medio al causante de la desgracia de tu pobrecito Tolomín».
Al ver a Orfeo sintió, ¡cosa extraña!, una gran alegría, lo tomó en brazos y le dijo: «¡Alégrate, Orfeo mío, alégrate!, ¡alegrémonos los dos! ¡Ya no te echan de casa, ya no te separan de mí, ya no nos separarán al uno del otro! Viviremos juntos en la vida y en la muerte.
¡Ea, alégrate!, que aún.
¡O serpentino azeyte! ¡O blanco filado! ¡Cómo os aparejastes todos en mi fauor! ¡O!, ¡yo rompiera todos mis atamientos hechos e por fazer ni creyera en yeruas ni piedras ni en palabras! Pues alégrate, vieja, que más sacarás deste pleyto, que de quinze virgos, que renouaras, ¡O malditas haldas, prolixas e largas, cómo me estoruays de llegar adonde han de reposar mis nueuas! ¡O buena fortuna, cómo ayudas a los osados, e a los tímidos eres contraria! Nunca huyendo huye la muerte al couarde.
Alégrate.

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