Ejemplos con almacenero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Un almacenero más que ampliar su local optará por adquirir un segundo establecimiento.
En su camino de vida ha sido vendedor ambulante de calcetines, de libros, de ropa deportiva, agente de seguros, taxista, payaso, almacenero, educador, actor, médico de guardia, animador de fiestas infantiles, psiquiatra, coordinador de grupos, colaborador de radio, conductor de televisión, y psicoterapeuta de parejas y adultos.
Sus amigos el almacenero Don Vicente, los indígenas Cebolla , Maestro y Pavón de la tribu Sanapaná con su cacique Remigio.
verbigracia, o almacenero de los tabacos de Su Majestad.
En la tienda, José María y un almacenero de Ripa trabajaban mañana y tarde, poniendo cada cosa en su sitio, que en los días del pánico, habiendo entregado los Arratias para las obras de la defensa gran cantidad de clavazón, alambre, barriles vacíos y otros objetos, sacáronlo precipitadamente, y todo quedó revuelto y confundido.
Se le ocurrió preguntar al almacenero cuánto le cobraría si le comprase en una sola vez cinco kilos de maní.
Chusma llamaban al almacenero que pretendía cobrar sus habichuelas, chusma a la tendera a quien habían sonsacado unos metros de puntillas, chusma al carnicero que bramaba de coraje cuando por entre los postigos, a regañadientes, se le gritaba que el mes que viene sin falta se le pagaría.
El almacenero lo sobra desde el otro lado del vidrio, y tras de la reja de la caja, y piensa maldiciéndolo:.
En la actualidad el gremio de almaceneros está compuesto en su mayoría por comerciantes ibéricos, pero hace quince y veinte años, la profesión de almacenero en Corrales, la Boca, Barracas, era desempeñada por italianos y casi todos ellos oriundos de Génova.
—No, no hay —contestó el almacenero—.
almacenero, incapaz de comprender los grandes negocios, y más de una vez se había burlado de su falta de audacia, augurándole que nunca haría fortuna.
Vino el día en que el muchacho calculó que con los pesitos que ya tenía le haría más cuenta comprar, lo mismo que el almacenero, una bolsa entera de maní crudo y una resma entera de papel de estraza, pero, para llegar a realizar tan importante operación, los recursos materiales eran lo de menos, pues era preciso también atreverse a entrar en uno de esos grandes y suntuosos almacenes, donde cargan y descargan continuamente carros inmensos, numerosos peones de imponente corpulencia, haciendo rodar por la acera esas barricas tan amenazadoras para las piernas de los transeúntes, o llevando al hombro bolsas pesadas y cajones de todo tamaño.
Al almacenero le gustó la ocurrencia, y le vendió por un peso los cinco kilos de maní, fiándole por veinte centavos un buen lío de papel de estraza para hacer los cartuchos.
Comprendí, al ver al opulento almacenero de su marido, que se había precipitado en el matrimonio, como yo al Ucayali.
El virrey resolvió entonces que se depositasen los dos cajones en la aduana y que con copia del expediente se enviasen muestras a España para que Carlos III sentenciase, e igual medida se adoptó con otros cuatro cajones, conteniendo quinientos setenta y seis pares, consignados a don Manuel Zaldívar, almacenero del portal de Escribanos.
verbigracia, o almacenero de los tabacos de Su Majestad.
Comió también esa cosa horrible que se compone de días sin pan, noches sin sueño, tardes sin luz, chimenea sin fuego, semanas sin trabajo, porvenir sin esperanza, la levita rota en los codos, el sombrero viejo que hace reír a las jóvenes, la puerta que se encuentra cerrada de noche porque no se paga el alquiler, la insolencia del portero y del almacenero, la burla de los vecinos, las humillaciones, la aceptación de cualquier clase de trabajo, los disgustos, la amargura, el abatimiento.
Moreira siempre cobrando y el almacenero siempre pidiendo espera y alegando que no tenía ni aún mil pesos que poderle dar a cuenta.
Fue en estos días que Moreira facilitó al almacenero Sardetti la suma de diez mil pesos que éste le pidió para hacer una compra de frutos del país, préstamo que fue echo sin recibo ni documento alguno, y completamente a la buena fe de ambos.
¡Ay, qué arte de almacenero en domingo lleva el infeliz!.
El almacenero y dos más, como a guisa de parientes, lo ocuparon, hicieron subir con ellos a Genaro.
Varios que en ese instante acertaban a pasar, otras personas del barrio se agruparon: el almacenero de enfrente, el colchonero de la acera, el negro vigilante, el changador de la esquina y todos en tropel penetraron a la casa.
Existen efectivamente sus representantes: todos hablamos diariamente con el carnicero, el panadero, el almacenero, el albañil, etc.
Su aire era mas suelto, su mirada más viva, su color más animado, daba tal cual golpecito sobre el hombro a su dependiente de confianza, quien ¡para que se vea hasta qué punto era chocante la revolución que allí se había verificado! pagaba con una sonrisa verdadera cada caricia de su principal, los dos dependientes se permitían entre sí ciertos equivoquillos, aunque a media voz, y hasta el almacenero, cuando subía con algún recado, tarareaba unas manchegas o silbaba el himno de Riego.
Pero que haya quien diga: -Me gustaría ser el almacenero de enfrente, don Juan o don Pedro, un nombre de pila cualquiera, sin apellido notorio -eso no.

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