Ejemplos con alaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los fieles santifican el nombre de Dios y lo alaban de forma esplendorosa, reconociendo el poder del mismo en la tierra como en el cielo.
La alaban Lope de Vega en la segunda silva de su Laurel de Apolo y Benito Jerónimo Feijoo entre otros muchos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los frailes son regularmente predicadores plagiarios, pero como se alaban mucho unos a otros, el auditorio necio está con la boca abierta.
Como es habitual en este tipo de obras, tanto se alaban como se vituperan, con lo que se nos muestra el anverso y el reverso de los dos estamentos.
Son tus hijos blasón de tu nombre, del progreso caminan en pos, se te alaban los labios del hombre, te bendice la mano de Dios.
Los éxitos se suceden con la homónima interpretación del Certamen de Habaneras: los periódicos alaban la habanera de Lafuente y la tonadilla Es Torrevieja un espejo pasa a formar parte de la memoria histórica de la ciudad.
Los expertos alaban el proyecto de Madrid, pero lo sitúan por detrás de la capital francesa y Londres.
Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional, destaca principalmente por los encuentros y procesiones en las que los alhameños con auténtica devoción alaban a sus Santos.
El de Rostand y el idealismo cristiano ¿Qué le parece el tema? ¿Se ríe usted? Por algo lo alaban las buenas matronas, diciendo que es un cura moderno de lo más moderno.
Todos se acuerdan de ellos, alaban sus virtudes, y se dicen amigos del uno y discípulos del otro.
—En el de perdicion, respondió Tomas, porque en todos estos dias que has estado preso, nunca la he podido hablar una palabra, y a muchas que los huéspedes le dicen, con ninguna otra cosa responde que con bajar los ojos y no desplegar los labios, tal es su honestidad y su recato, que no ménos enamora con su recogimiento que con su hermosura: lo que me trae alcanzado de paciencia, es saber que el hijo del corregidor, que es mozo brioso y algo atrevido, muere por ella, y la solicita con músicas, que pocas noches se pasan sin dársela, y tan al descubierto, que en lo que cantan la nombran, la alaban y la solenizan, pero ella no las oye, ni desde que anochece hasta la mañana no sale del aposento de su ama, escudo que no deja que me pase el corazon la dura saeta de los celos.
—¿Qué es ver a un poeta destos de la primera impresion, cuando quiere decir un soneto a otros que le rodean, las salvas que les hace, diciendo: vuesas mercedes escuchen un sonetillo que anoche a cierta ocasion hice, que a mi parecer, aunque no vale nada, tiene un no sé qué de bonito? Y en esto tuerce los labios, pone en arco las cejas, se rasca la faldriquera, y de entre otros mil papeles mugrientos y medio rotos, donde queda otro millar de sonetos, saca el que quiere relatar, y al fin le dice con tono melífluo y alfeñicado: si acaso los que le escuchan, de socarrones o de ignorantes no se le alaban, dice: o vuesas mercedes no han entendido el soneto, o yo no le he sabido decir, y así será bien recitarle otra vez, y que vuesas mercedes le presten mas atencion, porque en verdad en verdad que el soneto lo merece, y vuelve como primero a recitarle con nuevos ademanes y nuevas pausas.
Pero no tienen ellos la culpa, sino los simples que los alaban y las bobas que los creen, y si yo fuera la buena dueña que debía, no me habían de mover sus trasnochados conceptos, ni había de creer ser verdad aquel decir: Vivo muriendo, ardo en el yelo, tiemblo en el fuego, espero sin esperanza, pártome y quédome, con otros imposibles desta ralea, de que están sus escritos llenos.

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