Ejemplos con acometía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y era el padre el que acometía la narración por su propia cuenta, dándole el relieve y los detalles de un hecho visto con sus propios ojos.
De aquí sus temores y congojas cada vez que iba a presentarse en el teatro o en el paseo, y el rubor que la acometía.
En las horas que la fiebre le acometía, su espíritu se aplanaba en una indiferencia perezosa y lúgubre, y lo mismo le importaba separarse del Ejército que permanecer en él.
Pero el médico quedó con el brazo en alto al reconocer al hombre que le acometía.
Sanabre hablaba conmovido de la ansiedad con que aguardaba las cartas de Pepita, cómo las leía y releía, cuántas veces en mitad de su visita a los talleres, acometía su recuerdo la duda de una palabra, la sospecha de que tal párrafo envolvía cierta frialdad, y volaba de nuevo a su despacho, para deshacer el paquete amoroso, examinando atentamente la letra amada, como un jeroglífico que ocultaba su felicidad.
El perrero se había alejado al oír que el maestro de capilla, de infatigable locuacidad cuando hablaba de su arte, acometía el tema de la música.
Cuando le acometía la tos, le rodeaban, mostrando en sus rostros la alarma.
Indudablemente, el señor Cuadros no le era difícil salvar a una amiga por unos cuantos miles de reales, él que todos los meses contaba sus ganancias por miles de duros, pero apenas le acometía este pensamiento, renacían en doña Manuela escrúpulos que creía muertos para siempre.
Era que le acometía la pícara idea de que alguien entraba o quería entrar en la casa con intenciones de robarle su honor.
, lo cuenten aquí con todos sus pelos y señales, explicando cómo entró en la huerta, cómo descargó su revólver sobre Caballuco cuando vio que este le acometía con la navaja, cómo Ramos le disparó después con tanto acierto que le dejó en el sitio.
Aparte de que no la había dejado satisfecha su explicación de la víspera con Leonardo, le dolía alejarse del apacible hogar y del amoroso padre, y ya la acometía aquella especie de fiebre, síntoma infalible de la extrema dolencia conocida por nostalgia.
Por su posición en la cama y por una tos hueca y débil que a veces le acometía, se conocía que estaba viva.
Fue la revuelta de manera que las guardas, ya por acudir a los galeotes, que se desataban, ya por acometer a don Quijote, que los acometía, no hicieron cosa que fuese de provecho.
Un mozo que iba a pie, viendo caer al encamisado, comenzó a denostar a don Quijote, el cual, ya encolerizado, sin esperar más, enristrando su lanzón, arremetió a uno de los enlutados, y, mal ferido, dio con él en tierra, y, revolviéndose por los demás, era cosa de ver con la presteza que los acometía y desbarataba, que no parecía sino que en aquel instante le habían nacido alas a Rocinante, según andaba de ligero y orgulloso.
Detúvose don Quijote en la mitad de su carrera, viendo que su enemigo no le acometía.
Entonces creyeron que ya era el conde dueño de él, y con loca presunción comenzaban a darse el parabién de tan feliz jornada, cuando de repente les estremeció sus espaldas una trompeta que sonó en sus oídos como la del último día, volviendo los asombrados ojos vieron el corto pero lucido escuadrón de don Álvaro, que lanza en ristre y a todo escape les acometía.
-Señor, la muchacha dice que no cogió una sola manzana, que el seto que se cayó, al entrar ella, volvió a levantarle, que al ver que la acometía el perro, le tiró con una piedra que fue a parar al corral y espantó las gallinas, que por sacar un pendiente que se le cayó en la fuente bebiendo en ella, enturbió el agua, y que si rompió la cartilla a la hija de ese sujeto, fue porque la muchacha la tiró del moño.
Honor de las fuerzas policiacas argentinas, Felipe del Estero acometía entonces una empresa que debiera merecer las canciones del Romancero y aún los estruendos de la Epopeya.
Sólo que le dio entonces por no desplegar los labios ni hacer otra cosa que balancearse en la silla que ocupaba, como tenía por costumbre siempre que le acometía el spleen, es decir, lo que él llamaba spleen porque había estado en Inglaterra, pues, en rigor de verdad, no excedía todo ello de una ligera distracción, y por eso pasó inadvertida para el lector esta figura, de los primeros términos de aquel cuadro, y del que bien puede llamarse «de honor,» de la juventud de entonces, o, siguiendo el símil ya usado más de una vez en este descosido relato, una de las canoras cigarras de aquella ciudad de hormiguitas.
Hace pocos años, si le ocurría a usted hacer un viaje, empresa que se acometía entonces sólo por motivos muy poderosos, era forzoso recorrer todo Madrid, preguntando de posada en posada por medios de transporte.

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