Ejemplos con acibaran

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Posesionado ya de los castillos del Bierzo y sosegados todos los rumores de guerra, pensó en sacar a doña Beatriz del monasterio y en restituirse con ella a su casa de Arganza. Poco se alegró la joven con la resolución de su padre, porque mientras su suerte se fallaba, ningún lugar había más acomodado a la solemnidad religiosa de sus pensamientos y a la tranquilidad que tanto había menester su espíritu que el retiro de Villabuena. Los recuerdos de la infancia y adolescencia tan dulces de suyo al corazón, más de una vez se acibaran con las imágenes que los acompañan, y entonces su consuelo y blandura son más que dudosos. Así doña Beatriz, que en los muros de la casa paterna había visto en brevísimo espacio de tiempo nacer y agostarse la flor de su ventura, desaparecer su madre, perderse su libertad y aparecer impensadamente un sol que juzgaba para siempre puesto, sólo para cegar sus ojos y dejar un rastro de desolada luz en su memoria, temblaba volver a aquel recinto cuando tan enigmático se presentaba todavía lo futuro. Sin embargo, el atractivo que para su alma pura y piadosa tenían las cenizas de su madre, el deseo de acompañar a su padre anciano y la seguridad de que los objetos exteriores sólo podían atenuar muy levemente las ideas que como con un buril de fuego estaban impresas en su alma, le decidieron a abandonar por segunda vez aquella casa, de donde había salido antes para tantos pesares y sinsabores, y de la cual entonces se apartaba sin más patrimonio que una lejana y débil esperanza, igualmente privada de salud y de alegría. Despidióse, pues, de su tía y de las buenas religiosas, sus amigas y compañeras, sin extremos ni sollozos, pero profundamente conmovida y echando miradas tan vagarosas a aquellos sitios como si hubiesen de ser las postreras. Aunque sus males y tristezas eran como una sombra para aquellas santas mujeres, su dulzura, su discreción, su bondad y hasta el particular atractivo de su figura, las aficionaban extraordinariamente a su trato y compañía, así fue que, por su parte, hicieron gran llanto en su partida.
Y aunque no giman luchando con los horrores de la miseria, y aunque no se vean unidas a un hombre que no aman o que les es antipático, y aunque no se atropelle su derecho y no se menoscabe su hacienda, ¡cuántos sinsabores y cuánto tedio acibaran la vida de la mujer por su mala educación!.

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