Ejemplos con aburrido

Todos los habitantes de Springfield asisten al partido, pero éste resulta ser muy aburrido.

En el comedor, oficiales subalternos de un batallón de cazadores, jóvenes tenientes que fumaban con aire aburrido y contemplaban a través de las ventanas, como prisioneros del mar, la inmensa extensión azul.

A mediodía, Febrer, aburrido de sus paseos sin objeto por la Marina y las empinadas callejuelas de la antigua Real Fuerza, entró en una pequeña fonda, la única de la ciudad, situada junto al puerto.

Amados y respetables señores míos: No sé si les habré chocado, a causa de mi franqueza, o si les habré aburrido con tan larga plática.

Esto va a ser largo y aburrido, como las peleas entre atletas de fuerzas equilibradas.

Erguido militarmente habló en su idioma, mientras el conde le escuchaba con aire aburrido, pasando sus dedos sobre las teclas.

Su hijo Federico el Grande declaró que moría aburrido de gobernar un pueblo de esclavos.

La presencia de Julio fué para Margarita Laurier un rayo de sol en el aburrido salón de Lacour.

Aburrido en su aislamiento, pretendía distraerse dialogando con los telegrafistas de los otros buques que se hallaban dentro del radio de sus aparatos.

Pero en aquel pueblo anticuado de León di con un facultativo de lo más moderno, un sabioapresurose a añadir Miranda viendo el gesto aburrido del prohombre, que temía el relato de la enfermedad.

Quiero no pensar más en el duque de Tornos, ni ver su sonrisa protectora, ni sus modales de conquistador aburrido.

Más allá de aquellos muros estaba el mundo, pero no se le veía, no se le sentía, parábase respetuoso y aburrido ante aquel monumento del pasado, hermosa sepultura en cuyo interior nada excitaba su curiosidad.

Gabriel volvía todas las tardes al claustro alto aburrido por este paseo a lo largo de la catedral.

Un día de fiesta había ido de Bayona a San Sebastián, y aburrido, mientras llegaba la hora de regresar a Francia, entró en una librería para adquirir un volumen cualquiera y leerlo sentado en la terraza de un café.

Jacobo, aburrido de aquella charla insustancial y mujeriega, estuvo por decir que le parecía mejor la punta de un cuerno, y el tío Frasquito, viendo que no contestaba, se apresuró a añadir:.

Y allá fué otra vez, trotando y tirando del ronzal delante del pobre caballo, cada vez más aburrido de tantos paseos.

Frente a la Lonja, el Principal, pobrísimo edificio, mezquino cuerpo de guardia, por cuya puerta pasea el centinela arma al brazo, con aire aburrido, rozando con su bayoneta a los soldados libres de servicio, que digieren el insípido rancho contemplando el oleaje de alimentos que se extiende por la plaza.

Cierto día, aburrido de pasar el tiempo entre cuatro paredes, tomé el sombrero y me fuí de tertulia a la casa de don Procopio.

Compadecí de todo corazón al infeliz magistrado que tendría que echarse al coleto el indigesto fárrago, y temí que de puro aburrido sentenciara en contra de los patrocinados por Castro Pérez.

Todo el mundo se mete en casita, y si el aburrido no acude a cualquier mentidero, es cosa de morirse de fastidio.

Me vió atentamente, y componiéndose los anteojos me preguntó en tono de notario aburrido.

La tentativa del tercer día no tuvo mejor éxito, y aburrido al fin y desconcertado, resolvió expresarse con su mujer por medio de una carta.

Dicho se está que Olimpia, no participando de la presunción ni del entusiasmo mercantil de su mamá, seguía posada en el antepecho del balcón del gabinete, viendo pasar la sombra melancólica del aburrido Aristarco, y arrojándole desde arriba alguna palabrilla, para que endulzara el plantón.

Ahí le tienes ya, aburrido, enfermo, no sabe qué hacerse, quiere calor de familia y no le encuentra en ninguna parte.

Al aburrido caballero se le quitaban las ganas de dar limosna, y por fin la dio para librarse de persecución tan terrorífica.

El filósofo cafetero dijo a su amigo que cuando quisiera echar otro párrafo no le buscase más en el Café de Madrid, porque allí había caído en un círculo de cazadores que le tenían marcado y aburrido con la , y con.

Hízolo así con éxito superior a sus esperanzas, pero su conquista le imponía la obligación de sostener indefinidamente a la víctima, y esto, pasado cierto tiempo, se iba haciendo aburrido, soso y caro.

La misma heterogeneidad y muchedumbre de artículos que corría mermó pronto los resultados de sus viajes y algunas casas empezaron a retirarle su confianza, y el aburrido viajante, siempre de mal temple y echando maldiciones y ternos contra los mercachifles, aspiraba a un cambio de vida y a ocupación más lucrativa y noble.

A todo esto asintió Ido del Sagrario, y siguió contemplando a su amigo, el cual parecía un grande hombre aburrido, carácter agriado por la continuidad de las luchas humanas.

Pretendía que su mujer no se apartara de él, y notando en ella una tristeza que no le era habitual, decíale con enojo: ¿Pero qué tienes, qué te pasa, hija? Vaya, pues me gusta Estoy yo aquí hecho una plasta, aburrido y pasando las de Caín, y te me vienes tú ahora con esa cara de juez.