Ejemplos con abandonáis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Panquiaco, hijo mayor de Comagre, enojado por la avaricia de los españoles, tumbó la balanza que medía el oro y replicó: Si tan ansiosos estáis de oro que abandonáis vuestra tierra para venir a inquietar la ajena, yo os mostraré una provincia donde podéis a manos llenas satisfacer ese deseo.
Si me abandonáis, yo os lloraré en las ruinas, si me amáis, seré vuestro esclavo y conquistaré diez reinos para poneros uno en cada dedo de las manos.
Cuando éstos hubieron dado fin a su discurso, quedó en el más profundo silencio todo el teatro. Levantóse Dion, y como al comenzar a hablar las muchas lágrimas que corrían de sus ojos le cortasen la voz, los soldados le exhortaban a que tomase aliento mostrándose con él afligidos. Recobrándose, pues, Dion un poco de su grave pesar: “Peloponenses y aliados- dijo-, os he reunido aquí para que deliberéis sobre vosotros mismos, por lo que a mí hace, no me es dado deliberar perdiéndose Siracusa, pues si no puedo salvarla, voy, a lo menos, a enterrarme entre el fuego y las ruinas de la Patria. Si queréis todavía dar auxilio a hombres tan desacordados y desventurados como nosotros, mantened en pie a la ciudad de los Siracusanos, que es vuestra obra: pero si, irritados con éstos, la abandonáis, del valor y amor que antes de ahora me habéis manifestado recibiréis de los dioses digno premio, teniendo presente en vuestra memoria que Dion ni a vosotros os desamparó cuando fuisteis agraviados, ni ahora en la adversidad desampara a los ciudadanos”. Aun no había concluido, cuando los soldados, levantando gritería, corrieron a él diciendo que los llevara en socorro de Siracusa cuanto antes, y los embajadores de los Siracusanos les dieron las gracias estrechándolos entre sus brazos, haciendo plegarlas a los dioses, para que sobre Dion y sobre los soldados derramaran los mayores bienes. Sosegado el tumulto, les dio orden Dion de que fueran a prevenirse y, comiendo los ranchos, vinieran armados a aquel mismo lugar, teniendo resuelto marchar en socorro de Siracusa aquella misma noche.
-Mirad que nuestros instantes son contados, agregaba Henderson: de un momento a otro voy a veros arrebatar de mi lado, y ese rostro que estoy mirando con el delirio del amor, esta mano que tan de mala gana me abandonáis, van a convertirse en un recuerdo.
— ¡Oh! ¡Pícara! ¿Me abandonáis tan pronto?.
¿Ahora me abandonáis?.
¿Por qué no abandonáis ese.
Entonces indignado un salvaje que los servía, tiró con rabia el peso, y dijo a los dos españoles ¿y reñís por cosa tan despreciable? Si por este vil metal abandonáis vuestra patria, y turbáis la quietud de tantos pueblos, venid, yo os llevaré donde quedéis saciados.
-¡Padre!, ¡padre mío!, ¿porqué me abandonáis, ahora que va a principiar mi arrepentimiento?.
¡Oh Matilde!, os ruego que no me abandonéis, vedme inclinado ante vos una rodilla que desdeñara doblarse al más poderoso de los reyes, vedme tendiéndoos los brazos con el mismo fervor que el sediento caminante al alto cielo, pidiéndole el alivio de una lluvia benéfica: hoy ha brillado para mi espíritu el primer rayo de luz que lo iluminó desde la cuna, y convertiráse en las más opacas tinieblas, si vos, virgen encantadora, me abandonáis a mí mismo, so la bárbara coyunda de la desesperación que me causen esos injustos desdenes.

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