Ejemplos con abacería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

hay médico, cirujano, dos boticarios, maestro de primeras letras y estudio así como estafeta con dos oficiales, una tenería, tres lonjas, algunas tiendas, veinticuatro artesanos, dos estancos de tabaco y las tabernas de vino, abacería y carnicería comunes.
Algunos días después vió el vecindario dos carros a la puerta de la abacería, luego vió cargar en uno de ellos las aceiteras, los barriles, los cacharros, las chucherías de la tienda, ¡hasta los estantes y el mostrador!, vió en seguida cómo en el otro carro se colocaron los colchones, las camas desarmadas, la batería de cocina, todo el ajuar de la casa de Simón, cómo se acomodaron en un hueco dejado al efecto sobre los colchones, Juana y su niña, después de haberse restregado la primera los zapatos contra el suelo repetidísimas veces, mirando al mismo tiempo a todas partes, cual si quisiera, con alarde tan necio, dar a entender que hasta el polvo de aquel suelo la ofendía, vió la gente también cómo, después de sacar hasta la escoba, cerró Simón la puerta y se guardó la llave en el bolsillo, y luego ponerse en movimiento los carros, a los cuales seguía Simón, saludando con gravedad a cuantas personas le despedían desde lejos con un movimiento de cabeza, no vió una sola vez asomar la de Juana fuera del toldo bajo el cual iba, y vió, por último, que los dos carros y Simón, que marchaba siempre junto a ellos, después de atravesar la plaza, tomaron el camino de la villa y desaparecieron en él.
Para convencerse de ello, bastaba echar una mirada a su establecimiento, en una sola de cuyas secciones había más capital empleado que el que representaba toda la antigua abacería, y permítaseme una corta digresión a este propósito.
Al pasar por la puerta de la abacería que me sirve, dije al dueño:.
Algunos días después vio el vecindario dos carros enrabados a la puerta de la abacería, luego vio cargar en uno de ellos las aceiteras, los barriles, los cacharros, las chucherías de la tienda, ¡hasta los estantes y el mostrador!, vio en seguida cómo en el otro carro se colocaron los colchones, las camas desarmadas, la batería de cocina.
Para convencerse de ello bastaba echar una mirada a su establecimiento, en una sola de cuyas secciones había más capital empleado que el que representaba toda la antigua abacería.
-Antonio, ¿no quieres una pipada? Mira que en la abacería no hay de este tabaco.
Eduardo de Palacio, por ejemplo, ha publicado mil gracias que le hacían al lector desternillarse de risa: sí, pero a pesar de todo, no podía ni puede repetir aquellos rasgos de ingenio, ni aludir a ellos, ni menos decir jamás: «¿se acuerdan ustedes de aquel chiste mío que les puso a ustedes malos de tanto como les hizo reír?» No puede decir esto, ni acordarse de tal gracia en su vida, y la gracia a estas horas está envolviendo cominos o garbanzos en alguna abacería.
, y todas las tardes, mientras el dependiente, a aquella hora en que no acude clientela, ponía orden en la abacería, volvieron a salir juntos el hosco viejo y el rollizo choto.
La tía abuela del señor Wopsle, además de dirigir su Instituto de Educación, regía, en la misma estancia, una tienda de abacería.
Pero no era fácil proseguir aquella rama de los estudios durante el invierno, a causa de que la abacería en que se daban las clases y que también era el salón y el dormitorio de la tía abuela del señor Wopsle, no estaba alumbrada más que muy débilmente por un candil y, además, no había espabladeras.

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