Buscar Poemas con Villas


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Se han encontrado 9 poemas con la palabra villas

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Anónimo

Buen Conde Fernán González...

-- de Anónimo --

-Buen conde Fernán González,
el rey envía por vos,
que vayades a las cortes
que se hacían en León;
que si vos allá vais, conde,
daros han buen galardón:
daros ha a Palenzuela
y a Palencia la mayor,
daros ha a las nueve villas,
con ellas a Carrión,
daros ha a Torquemada,
la torre de Mormojón.
Buen conde, si allá no ides
daros hían por traidor.
Allí respondiera el conde
y dijera esta razón:
-Mensajero eres, amigo,
no mereces culpa, no;
yo no he miedo al rey,
ni a cuantos con él son.
Villas y castillos tengo,
todos a mi mandar son;
de ellos me dejó mi padre,
de ellos me ganara yo;
los que me dejó el mi padre
poblélos de ricos hombres,
las que me ganara yo
poblélas de labradores;
quien no tenía más que un buey
dábale otro, que eran dos,
al que casaba su hija
dole yo muy rico don;
cada día que amanece
por mí hacen oración,
no la hacían por el rey,
que no lo merece, non,
él les puso muchos pechos
y quitáraselos yo.

Poema Buen Conde Fernán González... de Anónimo con fondo de libro

Luis Muñoz Rivera

minha terra

-- de Luis Muñoz Rivera --

Borinquen, pobre cautiva
del mar que sus costas bate;
garza dormida entre brumas
como en lecho de azahares,
no vio nunca en sus collados
el humo de los combates,
ni el somatén en sus villas,
ni el tumulto en sus ciudades.

Borinquen, la pobre tierra
de las angustias tenaces,
de las danzas gemidores,
y de los tristes cantares,
no vengó, loca de furia
como una virgen salvaje
las equimosis del látigo,
las cicatrices del sable.

Borinquen tiene en su escudo
un peñasco entre dos mares
y un cordero solitario
con un pálido estandarte.

Símbolo fiel de su historia
que, a través de las edades,
no escribió jamás en rojas
tintas el nombre de un mártir.

Borinquen, la cenicienta,
no puede romper su cárcel,
porque faltan, ¡vive cristo!,
mucho nervio en su carácter,
mucho plomo en sus colinas
y mucho acero en sus valles,
porque en sus campos no hay pueblo;
porque en sus venas no hay sangre.

Poema minha terra de Luis Muñoz Rivera con fondo de libro

Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 32

-- de Jorge Manrique --

Y sus villas y sus tierras
ocupadas de tiranos
las halló;
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de portugal
y en castilla quien siguió
su partido.

Poema coplas por la muerte de su padre 32 de Jorge Manrique con fondo de libro

Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 21

-- de Jorge Manrique --

Pues aquel gran condestable,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable,
sino sólo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿qué fueron sino pesares
al dejar?



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 29

-- de Jorge Manrique --

No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron;
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.



Emilio Bobadilla

Destrucción conciente

-- de Emilio Bobadilla --

¡Alemania, Alemania, destructora conciente
de pueblos que tu orgullo caquéxicos juzgaba!
Tus huestes desatadas cual hórrido torrente,
cayeron sobre Europa, de incandecente lava!

¡Y sojuzgaste a Bélgica, mutilando sus villas,
a polvo reduciendo sus grandes bibliotecas;
bombardeando sus templos —de arte maravillas-,
y arrancando a sus gentes de dolor crueles muecas!

¡Y la Francia del Norte, la laboriosa Francia,
cayó bajo tu fuego, maltrecha, no sumisa,
y en su agonía retándote con bélica arrogancia!

¡Y en tu fiebre imposible de brutal desvarío,
le cuajaste en los labios a París la sonrisa
y al gigantesco Londres le diste escalofrío!



Emilio Bobadilla

El año 1916

-- de Emilio Bobadilla --

Saltan los bosques hechos astillas;
surcos enormes rajan la tierra;
huyen los hombres, arden las villas;
clamor de angustia, gritos de guerra!

¡Ya no hay crepúsculos suaves, risueños;
ya no hay arpegios de ruiseñores;
ya no hay canciones, ya no hay ensueños,
sino metralla, sangre y rencores!

Y el año expira y el año nuevo
viene impregnado también de saña
—del año viejo digno renuevo—.

¡La Muerte en medio de tanto escombro
pasa a lo lejos con su guadaña
como un labriego, la azada al hombro!



Tomás de Iriarte

Fresca arboleda del jardín sombrío

-- de Tomás de Iriarte --

¡Fresca arboleda del jardín sombrío,
clara fuente, sonoras avecillas,
verde prado que esmaltas las orillas
del celebrado y anchuroso río!

¡Grata aurora que viertes el rocío
por entre nubes rojas y amarillas,
bello horizonte de lejanas villas,
aura blanca, que templas el estío!

¡Oh soledad!, quien puede te posea;
que yo gozara en tu apacible seno
el placer que otros ánimos recrea,

si tu silencio y tu retiro ameno
más viva no ofrecieran a mi idea
la imagen de la ingrata por quien peno.



Anónimo

Por Guadalquivir arriba...

-- de Anónimo --

Por Guadalquivir arriba
cabalgan caminadores,
que, según dicen las gentes,
ellos eran buenos hombres:
ricas aljubas vestidas,
y encima sus albornoces,
capas traen aguaderas,
a guisa de labradores.
Daban cebada de día
y caminaban de noche,
no por miedo de los moros,
mas por las grandes calores.
Por sus jornadas contadas
llegados son a las Cortes;
sálelos a recibir
el rey con sus altos hombres.
-Viejo que venís, el Cid,
viejo venís y florido.
-No de holgar con las mujeres,
mas de andar en tu servicio,
de pelear con el rey Búcar,
rey que es de gran señorío,
de ganarle las sus tierras,
sus villas y sus castillos;
también le gané yo al rey,
el su escaño tornido.



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