Buscar Poemas con Vaina


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 5 poemas con la palabra vaina

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Lope de Vega

A una dama que limpia los dientes

-- de Lope de Vega --

Gente llama la caja belicosa
cuando se dora y limpia la jineta,
y cuando la ballesta o la saeta,
señal es de la caza codiciosa:

cuando desnuda de la vaina ociosa
la espada el cortesano, honor le aprieta;
cuando se limpia el tiro o la escopeta,
señal es de la guerra sanguinosa;

y cuando el arco de marfil bruñido
de sus dientes Lucinda los despojos,
con la saeta de su lengua asido,

señal es que a matar y a dar enojos;
si no es arco del cielo que ha salido
a serenar la lluvia de mis ojos.

Poema A una dama que limpia los dientes de Lope de Vega con fondo de libro

César Vallejo

esto

-- de César Vallejo --

Esto
sucedió entre dos párpados; temblé
en mi vaina, colérico, alcalino,
parado junto al lúbrico equinoccio,
al pie del frío incendio en que me acabo.
Resbalón alcalino, voy diciendo,
más acá de los ajos, sobre el sentido almíbar,
más adentro, muy más, de las herrumbres,
al ir el agua y al volver la ola.
Resbalón alcalino
también y grandemente, en el montaje colosal del cielo.
¡Qué venablos y harpones lanzaré, si muero
en mi vayna; daré en hojas de plátano sagrado
mis cinco huesecillos subalternos,
y en la mirada, la mirada misma!
(dicen que en los suspiros se edifican
entonces acordeones óseos, táctiles;
dicen que cuando mueren así los que se acaban,
¡ay! mueren fuera del reloj, la mano
agarrada a un zapato solitario).
Comprendiéndolo y todo, coronel
y todo, en el sentido llorante de esta voz,
me hago doler yo mismo, extraigo tristemente,
por la noche, mis uñas;
luego no tengo nada y hablo solo,
reviso mis semestres
y para henchir mi vértebra, me toco.

Poema esto de César Vallejo con fondo de libro

Mario Benedetti

rescates

-- de Mario Benedetti --

Muriendo de costumbre
y llorando de oído
césar vallejo
este regreso no era obligatorio
sin embargo
la mano encuentra su cuchara
el paso su baldosa
el corazón su golpe de madera
el abrazo su brazo o su cintura
la pregunta su alguien
los ojos su horizonte
la mejilla su beso o su garúa
el orgullo su dulce fundamento
el pellejo su otoño
la memoria su rostro decisivo
los rencores su vaina
el reloj su lujuria tempranera
el dolor su no olvido o su neblina
el paladar sus uvas
el loor su desastre
la nostalgia su lecho
o sea
perdón vallejo
aquí estoy otra vez
viviendo de costumbre
celebrando de oído

Poema rescates de Mario Benedetti con fondo de libro

Baltasar del Alcázar

A una mujer escuálida

-- de Baltasar del Alcázar --

Yace en esta losa dura
una mujer tan delgada
que en la vaina de una espada
se trajo a la sepultura.
Aquí el huésped notifique
dura punta o polvo leve,
que al pasar no se la lleve,
o al pisarla, no se pique.



Claudio Rodríguez

don de la ebriedad iv

-- de Claudio Rodríguez --

iv
así el deseo. Como el alba, clara
desde la cima y cuando se detiene
tocando con sus luces lo concreto
recién oscura, aunque instantáneamente.
Después abre ruidosos palomares
y ya es un día más. ¡Oh, las rehenes
palomas de la noche conteniendo
sus impulsos altísimos! y siempre
como el deseo, como mi deseo.
Vedle surgir entre las nubes, vedle
sin ocupar espacio deslumbrarme.
No est en mí, está en el mundo, estáahí enfrente.
Necesita vivir entre las cosas.
Ser añil en los cerros y de un verde
prematuro en los valles. Ante todo,
como en la vaina el grano, permanece
calentando su labor enardecido
para después manifestarlo en breve
más hermoso y radiante. Mientras, queda
limpio sin una brisa que lo aviente,
limpio deseo cada vez más mío,
cada vez menos vuestro, hasta que llegue
por fin a ser mi sangre y mi tarea,
corpóreo como el sol cuando amanece.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba