Buscar Poemas con Tos


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra tos

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Manuel del Palacio

La historia del pollo

-- de Manuel del Palacio --

Se levanta y almuerza de una á dos,
Se viste y se va al Círculo á las tres,
Habla allí de política en francés,
Y un poco en castellano contra Dios.

Sale, y compra unos guantes á Dubós,
Encarga unas babuchas al Leonés,
Y en la Carrera instálase después,
Fumando un puro que le causa tos.

Allí encuentra á Ventura y á Tomás,
Se burla del atraso del país,
Y hace muecas á niñas y á mamás.

Come á las ocho á estilo de París,
Va al teatro si hay baile, y nada más:
— ¿Pero son éstos hombres, ó titís?

Poema La historia del pollo de Manuel del Palacio con fondo de libro

Medardo Ángel Silva

Ofrenda a la Muerte

-- de Medardo Ángel Silva --

Muda nodriza, llave de nuestros cautiverios,
¿oh, Tú, que a nuestro lado vas con paso de sombra,
Emperatriz maldita de los negros imperios,
cuál es la talismánica palabra que te nombra?

Punta sellada, muro donde expiran sin eco
de la humillada tribu las interrogaciones,
así como no turba la tos de pecho hueco
la perenne armonía de las constelaciones.

Yo cantaré en mis odas tu rostro de mentira,
tu cuerpo melodioso como un brazo de lira,
tus plantas que han hollado Erebos y Letheos;

y la serena gracia de tu mirar florido
que ahoga nuestras almas exentas de deseos,
en un mar de silencio, de quietud y de olvido.

Poema Ofrenda a la Muerte de Medardo Ángel Silva con fondo de libro

Evaristo Carriego

Bajo la angustia

-- de Evaristo Carriego --

Dijo anoche, su canto de muerte
la canción de la tos en tu pecho,
y, al mojarse en las notas rojizas,
mostró flores de sangre el pañuelo.
— ¡Pobrecitas las carnes pacientes,
consumidas por fiebres de fuego:
para ellas las buenas, las tristes,
tiene un blanco sudario el invierno!...
...Mira: abrígate bien, hermanita,
mira, abrígate bien, yo no quiero
ver que cierre tus ojos la Bruja
de los flacos y frígidos dedos...
Hermanita ¡me viene una pena!
si te escucho gemir, que presiento
las nocturnas postreras heladas:
las temidas del árbol enfermo.
¡Si supieras!... Blandones sombríos,
me parecen tus ojos ¡tan negros!
y tu lívida faz taciturna
un fatídico heraldo de duelo.

Poema Bajo la angustia de Evaristo Carriego con fondo de libro

Evaristo Carriego

El ensueño

-- de Evaristo Carriego --

Porque después del golpe vino la airada
retahila de insultos con que la veja,
ella tornó a callarse, sin una queja,
ya a las frases más torpes acostumbrada.

Y por fin, en el lecho cayó, cansada,
conteniendo esa horrible tos que no ceja
y de nuevo a la boca sube y le deja
el sabor de su enferma sangre afiebrada.

Y mientras el padre grita, brutal, borracho
como siempre que vuelve de la cantina,
ella piensa en el dulce sueño irreal

que sonara al recuerdo de aquel muchacho
que vio junto a la cama de su vecina
en la tarde de un jueves del hospital.



Claudio Rodríguez

sin leyes

-- de Claudio Rodríguez --

Ya cantan los gallos,
amor mío. Vete:
cata que amanece.
Anónimo
en esta cama donde el sueño es llanto,
no de reposo, sino de jornada,
nos ha llegado la alta noche. ¿El cuerpo
es la pregunta o la respuesta a tanta
dicha insegura? tos pequeña y seca,
pulso que viene fresco ya y apaga
la vieja ceremonia de la carne
mientras no quedan gestos ni palabras
para volver a interpretar la escena
como noveles. Te amo. Es la hora mala
de la cruel cortesía. Tan presente
te tengo siempre que mi cuerpo acaba
en tu cuerpo moreno por el que una
una vez mas me pierdo, por el que mañana
me perderé. Como una guerra sin
héroes, como una paz sin alianzas,
ha pasado la noche. Y yo te amo.
Busco despojos, busco una medalla
rota, un trofeo vivo de este tiempo
que nos quieren robar. Estás cansada
y yo te amo. Es la hora. ¿Nuestra carne
será la recompensa, la metralla
que justifique tanta lucha pura
sin vencedores ni vencidos? calla,
que yo te amo. Es la hora. Entra y un trémulo
albor. Nunca la luz fue tan temprana.
Ii
( sigue marzo )



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