Buscar Poemas con Torvos


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra torvos

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César Vallejo

Trilce: LXIII

-- de César Vallejo --

Amanece lloviendo. Bien peinada
la mañana chorrea el pelo fino.
Melancolía está amarrada;
y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes,
vira, se asienta apenas el destino.

Cielos de puna descorazonada
por gran amor, los cielos de platino, torvos
de imposible.

Rumia la majada y se subraya
de un relincho andino.

Me acuerdo de mí mismo. Pero bastan
las astas del viento, los timones quietos hasta
hacerse uno,
y el grillo del tedio y el jiboso codo inquebrantable.

Basta la mañana de libres crinejas
de brea preciosa, serrana,
cuando salgo y busco las once
y no son más que las doce deshoras.

Poema Trilce: LXIII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

amanece lloviendo. bien peinada

-- de César Vallejo --

lxiii
amanece lloviendo. Bien peinada
la mañana chorrea el pelo fino.
Melancolía está amarrada;
y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes,
vira, se asienta apenas el destino.
Cielos de puna descorazonada
por gran amor, los cielos de platino, torvos
de imposible.
Rumia la majada y se subraya
de un relincho andino.
Me acuerdo de mí mismo. Pero bastan
las astas del viento, los timones quietos hasta
hacerse uno,
y el grillo del tedio y el jiboso codo inquebrantable.
Basta la mañana de libres crinejas
de brea preciosa, serrana,
cuando salgo y busco las once
y no son más que las doce deshoras.

Poema amanece lloviendo. bien peinada de César Vallejo con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Mi patria intelectual

-- de Emilio Bobadilla --

Campos de soledad, torvos poblados,
en otro tiempo, alegres y feraces,
y hoy mustios por la guerra y devorados
por bandadas de pájaros rapaces.

Baña el sol tus llanuras de cereales
que al soplo de la brisa se menean
y lejos, entre breñas y zarzales,
los pérfidos cañones centellean.

¡Oh Francia voluptuosa, culta y bella,
de la latina tradición baluarte,
tu suelo el invasor osado huella!

Soy del furor sanguífero enemigo;
amo las ciencias y venero el arte.
¡Mi patria intelectual, lloro contigo!

Poema Mi patria intelectual de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

El entierro

-- de Julio Herrera Reissig --

Cuatro rudos gañanes, sobre el hombro herculoso
sustentan el humilde féretro descubierto.
El cura ronca el salmo del eterno reposo,
y redobla la esquila desde el valle hasta el huerto.

Las melenas volcadas de dolor, con incierto
ritmo tardo y solemne adelantan al foso...
Y los torvos ancianos, con la vista en el muerto,
se arrodillan en medio de un silencio espantoso.

"Adiós, alma bendita, paloma de los cielos",
reza el cura. Y unánimes desdoblan los pañuelos...
Por fin, sobre la caja, con íntimo reproche,

cada cual un puñado de tierra vil derrumba...
Todo duerme. A intervalos lastiman en la noche,
los aullidos del perro que vela ante la tumba.



Julio Herrera Reissig

La siega

-- de Julio Herrera Reissig --

La mocedad que acude, briosa, de las campañas,
a los mutuos apremios, puja a las maravillas:
ellos, los mocetones torvos, con las guadañas,
y ellas con las tijeras fáciles, en cuclillas...

Unos apilan mieses, otros atan gavillas,
muchos juegan o comen tortas en las cabañas,
mientras el vecindario pobre de las orillas
espigaen los rastrojos mustios y entre las cañas.

Hacia la era, inválidos, bajo una gloria de oro,
vacilan los vehículos en su viaje sonoro...
Cien rapazuelos llueven ágiles sus guijarros,

en medio de estridentes júbilos de ludibrio,
y al fin, restableciendo todos el equilibrio,
fáciles sabandijas, cuélganse de los carros.



Julio Herrera Reissig

luna de miel

-- de Julio Herrera Reissig --

Huyó, bajo sus velos soñadores,
la tarde. Y en los torvos carrizales
zumbaba con dulzuras patriarcales
el cuerno de los últimos pastores.

Entre columnas, ánforas y flores
y cúpulas de vivas catedrales,
gemí en tu casta desnudez rituales
artísticos de eróticos fervores.

Luego de aquella voluptuosa angustia
que dio a tu faz una belleza mustia,
surgiendo entre la gasa cristalina

tu seno apareció como la luna
de nuestra dicha y su reflejo en una
linfa sutil de suavidad felina.



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