Buscar Poemas con Torcaz


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 5 poemas con la palabra torcaz

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Leopoldo Lugones

La torcaz

-- de Leopoldo Lugones --

El pleno sol goza enhiesta
Sobre un seco y alto tronco.
Desgrana en su arrullo ronco
Su áurea mazorca la siesta.

El follaje, más umbrío,
Le ofrece en vano su toldo,
Y en palpitante rescoldo
Mulle su pluma el estío...

Poema La torcaz de Leopoldo Lugones con fondo de libro

Manuel José Othón

paisajes

-- de Manuel José Othón --

Meridies

rojo, desde el cenit, el sol caldea.
La torcaz cuenta al río sus congojas,
medio escondida entre las mustias hojas
que el viento apenas susurrando orea.

La milpa, ya en sazón, amarillea,
de espigas rebosante y de panojas,
y reveberan las techumbres rojas
en las vecinas casas de la aldea.

No se oye estremecerse el cocotero
ni en la ribera sollozar los sauces;
solos están la vega y el otero,

desierto el robledal, secos los cauces
y, tendido a la orilla de un estero,
abre el lagarto sus enormes fauces.

Ii
noctifer

todo es cantos, suspieros y rumores
agítanse los vientos tropicales
zumbando entre los verdes carrizales,
gárrulos y traviesos en las flores.

Bala el ganado, silban los pastores,
las vacas mugiendo a los corrales,
canta la codorniz en los maízales
y grita el guacamayo en los alcores.

El día va a morir; la tarde avanza.
Súbito llama a la oración la esquila
de la ruinosa erminta, en lontananza.

Y venus, melancólica y tranquila,
desde el perfil del horizonte lanza
la luz primera de su azul pupila.

Poema paisajes de Manuel José Othón con fondo de libro

A un amigo (Castro)

-- de Vicenta Castro Cambón --

¿Por qué exigir que pulse mi lira enmudecida
si ayes sólo saben su cuerda exhalar?
Mi arpa vibró sólo por el dolor herida
en las amargas horas de mi azarosa vida,
y dió a mi llanto forma de fúnebre cantar.

Si apenas nace el día y encantos y primores,
la vida y la esperanza despiertan por doquier,
en tanto que celebran el día aves y flores,
quisiera que la noche sin astros ni fulgores
tornase ya de nuevo sus alas a extender.

Comprendo ese egoísmo, cantar así mis penas,
que a cada uno basta su propio padecer;
mas, como el prisionero que llora en sus cadenas,
gemir sólo supieron en horas aun serenas,
mi corazón de niña, mis labios de mujer.

No temo, no, que el eco de esta canción doliente,
en algún modo pueda turbar la ajena paz;
porque donde el bullicio de aves mil, se siente,
realzan su alegría gimiendo tristemente
la dulce tortolita, la tímida torcaz.

Poema A un amigo (Castro) de Vicenta Castro Cambón con fondo de libro

Francisco Villaespesa

el poema de la carne

-- de Francisco Villaespesa --

Cuando me dices: soy tuya,
tu voz es miel y es aroma,
es igual que una paloma
torcaz que a su macho arrulla.
Sobre mi mano dormida
de tu nuca siento el peso,
mientras te sorbo en un beso
todo el fuego de la vida.
Cuando ciega y suspirante
tu cuerpo recorre una
convulsión agonizante,
adquiere tu faz inerte
bajo el blancor de la luna
la palidez de la muerte.



José Eustasio Rivera

cantadora sencilla...

-- de José Eustasio Rivera --

Cantadora sencilla de una gran pesadumbre,
entre ocultos follajes, la paloma torcaz
acongoja las selvas con su blanda quejumbre,
picoteando arrayanes y pepitas de agraz.

Arrurruúu... Canta viendo la primera vislumbre;
y después, por las tardes, al reflejo fugaz,
en la copa del guáimaro que domina la cumbre
ve llenarse las lomas de silencio y de paz.

Entreabiertas las alas que la luz tornasola,
se entristece, la pobre, de encontrarse tan sola;
y esponjado el plumaje como leve capuz,

al impulso materno de sus tiernas entrañas,
amorosa se pone a arrullar las montañas...
Y se duermen los montes... Y se apaga la luz.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba