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-- de Lope de Vega --
Pasé la mar cuando creyó mi engaño
que en él mi antiguo fuego se templara;
mudé mi natural porque mudara
naturaleza el uso, y curso el daño.
En otro cielo, en otro reino extraño,
mis trabajos se vieron en mi cara,
hallando, aunque otra edad tanta pasara,
incierto el bien y cierto el desengaño:
el mismo amor me abrasa y atormenta
y de razón y libertad me priva.
¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta?
¿Que no escriba, decís, o que no viva?
Haced vos con mi amor que yo no sienta
que yo haré con mi pluma que no escriba.
Poema "Pasé la mar cuando creyó mi engaño" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
¿Quién sino yo tan ciego hubiera sido,
que no viera la luz? ¿Quién aguardara
a que con tantas voces le llamara
aquel despertador de tanto olvido?
¿Quién sino yo por el abril florido
de caduco laurel se coronara,
y la opinión mortal solicitara
con tanto tiempo, en tanto error perdido?
¿Quién sino yo tan atrevido fuera
que descolgara de Sión la lira,
y al babilonio vil música diera?
¿Y quién, sino quien es verdad, la ira
templara en mí, porque al morir dijera
que toda mi esperanza fue mentira?
Poema "¿Quién sino yo tan ciego hubiera sido" de Lope de Vega
-- de Juan Meléndez Valdés --
¡Oh, si el dolor que siento se acabara,
y el bien que tanto anhelo se cumpliese!
¡Cómo, por desdichado que ahora fuese
la más alta ventura no envidiara!
Con la esperanza sola me aliviara;
y por mucho que en tanto padeciese,
el gozo de que el mal su fin tuviese,
lo amargo de la pena al fin templara.
Por un instante de placer que hubiera,
con júbilo mis ansias sufriría,
ni en su eterno durar desfalleciera.
Pero si es tal la desventura mía,
que huyendo el bien, el daño persevera,
¡qué aguardo puedo en mi letal porfía!
Poema "El deseo y la desconfianza" de Juan Meléndez Valdés