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Se han encontrado 43 poemas con la palabra seso

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Lope de Vega

Señora mía, vos habéis querido

-- de Lope de Vega --

Señora mía, vos habéis querido
a cautela de amor entretenerme,
de suerte que ya estoy para perderme
al mayor imposible reducido.

Para el tiempo que cobre mi sentido,
piadosa, prometéis favorecerme;
si fuistes vos quien pudo enloquecerme,
¿dónde hallar lo que he por vos perdido?

Vos sois la culpa, vos la causadora
deste deliquio y amoroso exceso:
tanto vuestra hermosura me enamora.

Pero si está mi seso y mi suceso
en el que me quitáis, dulce señora,
dejad de ser hermosa y tendré seso.

Poema Señora mía, vos habéis querido de Lope de Vega con fondo de libro

Diego Hurtado de Mendoza

Tibio en amores no sea yo jamás

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Tibio en amores no sea yo jamás,
Frio, ó caliente en fuego todo ardido;
Cuando amor saca el seso de compás,
Ni el mal es mal ni el bien es conocido.

Poco ama el que no pierde el sentido
Y el seso, y la paciencia deja atrás;
Y no muera de amor, sino de olvido,
El que en amores piensa saber mas.

Como nave que corre en noche oscura
Por brava playa en recio temporal,
Déjase al viento y métese á la mar;

Ansí yo en el peligro del penar,
Añadiendo mas males á mi mal,
En desesperacion busco ventura.

Poema Tibio en amores no sea yo jamás de Diego Hurtado de Mendoza con fondo de libro

Garcilaso de la Vega

SONETO XXXVI

-- de Garcilaso de la Vega --

Siento el dolor menguarme poco a poco,
no porque ser le sienta más sencillo,
más fallece el sentir para sentillo,
después que de sentillo estoy tan loco.

Ni en sello pienso que en locura toco,
antes voy tan ufano con oíllo,
que no dejaré el sello y el sufrillo,
que si dejo de sello, el seso apoco.

Todo me empece, el seso y la locura;
prívame éste de sí por ser tan mío;
mátame estotra por ser yo tan suyo.

Parecerá a la gente desvarío
preciarme de este mal, do me destruyo:
y lo tengo por única ventura.

Poema SONETO XXXVI de Garcilaso de la Vega con fondo de libro

Garcilaso de la Vega

Siento el dolor menguarme poco a poco

-- de Garcilaso de la Vega --

Siento el dolor menguarme poco a poco,
no porque ser le sienta más sencillo,
más fallece el sentir para sentillo,
después que de sentillo estoy tan loco.

Ni en sello pienso que en locura toco,
antes voy tan ufano con oíllo,
que no dejaré el sello y el sufrillo,
que si dejo de sello, el seso apoco.

Todo me empece, el seso y la locura;
prívame éste de sí por ser tan mío;
mátame estotra por ser yo tan suyo.

Parecerá a la gente desvarío
preciarme de este mal, do me destruyo:
y lo tengo por única ventura.



Lope de Vega

De la ignorancia en que dormí recuerdo

-- de Lope de Vega --

De la ignorancia en que dormí recuerdo
el tiempo que a la envidia tuve en poco,
pues a tenerla agora me provoco
de los que viven fuera de su acuerdo.

Tú ganas sin sentir; sintiendo pierdo;
gozas tocando; imaginando toco;
dichoso loco, pues mereces loco
lo que jamás he merecido cuerdo.

Si es loco Amor, ¿por qué soy yo tenido
por cuerdo?. Y si soy cuerdo, ¿qué procura
Amor con tanta fuerza en mi sentido?

Loco, pues me ganaste la ventura,
troquemos el discurso, o el vestido:
toma mi seso, y dame tu locura.



Lope de Vega

Este sepulcro lagrimoso encierra

-- de Lope de Vega --

Este sepulcro lagrimoso encierra
un viejo en seso, aunque mancebo en años,
que por desengañar nuestros engaños,
el alma a Dios, el cuerpo dio a la tierra.

Su virtud, que del mundo se destierra,
ejemplo a propios y dolor a extraños,
dejó a sus padres miserables daños;
tanto del mundo la esperanza yerra.

Fue su nombre Agustín, su ingenio raro
y, como prenda que era ya del cielo,
fue milagroso en todo su discurso.

Pasó su resplandor como el sol claro,
de las estrellas imitando el vuelo
que alumbran más para acabar el curso.



Jorge Manrique

pregunta (a juan álvarez gato)

-- de Jorge Manrique --

I
después que el fuego se esfuerza
del amor, en cualquier parte
no vale esfuerzo ni fuerza,
seso ni maña ni arte;
ni vale consejo ajeno,
ni hay castigo ni enmienda,
ni vale malo ni bueno,
ni vale tirar del freno,
ni vale darle la rienda.
Ii
pues no aprovecha probarlo
para haberle de matar,
muy mejor será dejarlo
que se acabe de quemar;
que con aquello que entiende
matar el fuego cruel,
con eso mismo lo prende,
porque tanto más lo enciende
cuanto más echan en él.
Iii
era excusado pedir
remedio para mi mal,
pues que tengo de morir
por remedio principal.
Así que estoy en temor
bien cierto de mala suerte,
pues me hallo ser mejor
el remedio que el dolor,
ni el remedio que la muerte.
Iv
vuestra discreción me hace
tener alguna esperanza,
y mi ventura deshace,
mi bien y mi confianza;
mas dígame lo que pido,
aunque remedio no tenga:
yo estoy cerca de perdido
y lejos de socorrido,
y quieren que me detenga.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 1

-- de Jorge Manrique --

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
↑ Buen juicio
↑ pronto



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 26

-- de Jorge Manrique --

Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡qué enemigo de enemigos!
¡qué maestro de esforzados
y valientes!
¡qué seso para discretos!
¡qué gracia para donosos!
¡qué razón!
¡cuán benigno a los sujetos!
¡a los bravos y dañosos,
qué león!



Jorge Manrique

Pregunta: (A Juan Álvarez Gato)

-- de Jorge Manrique --

I

Después que el fuego se esfuerza
del amor, en cualquier parte
no vale esfuerzo ni fuerza,
seso ni maña ni arte;
ni vale consejo ajeno,
ni hay castigo ni enmienda,
ni vale malo ni bueno,
ni vale tirar del freno,
ni vale darle la rienda.

II

Pues no aprovecha probarlo
para haberle de matar,
muy mejor será dejarlo
que se acabe de quemar;
que con aquello que entiende
matar el fuego cruel,
con eso mismo lo prende,
porque tanto más lo enciende
cuanto más echan en él.

III

Era excusado pedir
remedio para mi mal,
pues que tengo de morir
por remedio principal.
Así que estoy en temor
bien cierto de mala suerte,
pues me hallo ser mejor
el remedio que el dolor,
ni el remedio que la muerte.

IV

Vuestra discreción me hace
tener alguna esperanza,
y mi ventura deshace,
mi bien y mi confianza;
mas dígame lo que pido,
aunque remedio no tenga:
yo estoy cerca de perdido
y lejos de socorrido,
y quieren que me detenga.



César Vallejo

Trilce: XIII

-- de César Vallejo --

Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

Odumodneurtse!



César Vallejo

pienso en tu sexo.

-- de César Vallejo --

Xiii
pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.
Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la sombra,
aunque la muerte concibe y pare
de dios mismo.
Oh conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.
Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.
¡Odumodneurtse!



César Vallejo

Para el alma imposible de mi amada

-- de César Vallejo --

Amada: no has querido plasmarte jamás
como lo ha pensado mi divino amor.
Quédate en la hostia,
ciega e impalpable,
como existe Dios.

Si he cantado mucho, he llorado más
por ti ¡oh mi parábola excelsa de amor!
Quédate en el seso,
y en el mito inmenso
de mi corazón!

Es la fé, la fragua donde yo quemé
el terroso hierro de tanta mujer;
y en un yunque impío te quise pulir.
Quédate en la eterna
nebulosa, ahí,
en la multicencia de un dulce no ser.

Y si no has querido plasmarte jamás
en mi metafísica emoción de amor,
deja que me azote,
como un pecador.



Diego Hurtado de Mendoza

El hombre que doliente está de muerte

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

El hombre que doliente está de muerte
Y vecino á aquel trago temeroso,
Cualquiera beneficio le es dañoso
Y en la causa del mal se le convierte.

Ansí mi alma triste en solo verte
Halla daño, si busca haber reposo,
Viniendo del bien cierto el mal dudoso,
Del dulce verte, el duro conocerte.

La vana fantasia y confianza
En desesperación se torna luego
Que el seso reconoce la ocasion.

Donde vence el remedio la pasion
Sobrado ver es luz que torna ciego,
Y confiado vivir sin esperanza.



Diego Hurtado de Mendoza

Hame traido amor a tal partido

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Hame traido amor á tal partido,
Que no puedo ni quiero conocerme;
Cuantas armas tenia le he rendido,
Pues le dí la razon para vencerme.

Hombre nací y por hombre era tenido;
Pudieran seso y arte socorrerme,
El tiempo, la experiencia y el sentido;
Mas todo lo dejé, y quise perderme.

Gran mal, Señora, es que el hombre entiende
Cuánto aparta de sí, y no se arrepiente,
Y que sabe cuán poco bien espera;

Que vive y morirá desta manera,
Fuera de humana forma ó accidente,
Sino de querer bien; que no se aprende.



Oliverio Girondo

porque me cree su perro

-- de Oliverio Girondo --

Porque me cree su perro
y sacaréme la niebla
el turbio zumo oscuro del traspienso
la pulpa
la soborra de mente
toda su gris resaca me sacaré hasta el meollo
antes de que se asiente
la áspera espera arena que taté teté yo y lamí
y tragué yo en la sed
a trago tardo largo
lo hueco
lo plenamente hueco y que no es más que hueco
pero crece
sin fin ni sino o causa o pauta o pausa me sacaré yo el lastreque no lastra
por no saber a piedra
por no saber saber
ni saber no saber
los decesos del seso y sus desechos me sacaré yo de pie
junto con tanta sombra sórdida que sobra de cuanto fue y nofue
o fue fue
y no se fue
aunque retorne al árbol del primo primo simio me sacaréyo sin tino la maraña
demasiadísimo humana
y mil y miles vueltas y revueltas y contras y recontras
y sus colas
y sus entelequitas y emocioncitas nómadas
y más y más
de cuajo me sacaré el obtuso yo zurdo absurdo burdo que aúnbusca ser herido aunque sonría
entre otros obvios sordos escombros naturales
y restos casi muertos de algún yo otro propio que todavíaulula
porque me cree su perro



Juan Boscán

Cargado voy de mi doquier que ando

-- de Juan Boscán --

SONETO LXXXII

Cargado voy de mí doquier que ando,
y cuerpo y alma, todo me es pesado;
sin causa vivo, pues que estó apartado
de do el vivir su causa iba ganando.

Mi seso está sus obras desechando;
no me queda otra renta, ni otro estado,
sino pasar pensando en lo pasado,
y cayo bien en lo que voy pensando.

Tanto es el mal, que mi corazón siente
que sola la memoria de un momento
viene a ser para mí crudo accidente.

¿Cómo puede vivir mi pensamiento
si el pasado placer y el mal presente
tienen siempre ocupado el sentimiento?



Gutierre de Cetina

qué alteración es ésta, amor, que siento

-- de Gutierre de Cetina --

¿de dónde viene en mí tan gran mudanza?
si muero de temor, esta esperanza
que tengo, ¿sobre qué funda su asiento?
si no quiero mi mal ni lo consiento,
¿por qué tengo del bien desconfianza?
si el uso de razón el seso alcanza,
¿cómo se ciega así el entendimiento?
y si una mutación tan repentina
natura la aborrece, ¿cómo vivo?;
un sujeto tan flaco, ¿en qué se esfuerza?
mas, ¡ay!, que pues tormenta tan contina
no se amansa, es señal que el hado esquivo
quiere mostrar en mí toda su fuerza.



Gutierre de Cetina

si contra amor, señora, andáis armada

-- de Gutierre de Cetina --

De aquel frío saber que amor contiende,
si os guía la razón, si ella os defiende,
no es gran caso no estar enamorada.
De poco amor, amor se desagrada;
no puede amor crecer do el seso entiende;
si el juicio gobierna, amor se ofende;
do no hay pasión, amor no puede nada.
Pero si permitiese el hado mío,
cosa que podría ser, que amor hallase
entrada en ese pecho de diamante,
a pagar de mi alma aquel desvío
en blando consentir se transformase,
¿qué freno hay que tener pueda un amante?



Gutierre de Cetina

si es verdad, como está determinado

-- de Gutierre de Cetina --

Como en casos de amor es ley usada,
transformarse el amante en el amada,
que por el mismo amor fue así ordenado,
yo no soy yo, que en vos me he transformado;
y el alma puesta en vos, de sí ajenada,
mientra de vuestro ser sólo se agrada,
dejando de ser yo, vos se ha tornado.
Mi seso, mis sentidos y mis ojos
siempre vos los movéis y los moviste
desde el alma do estáis hecha señora.
Si cosa he dicho yo que os diese enojos,
mi lengua sólo fue pronunciadora,
mas vos que los movéis, vos lo dijiste.



Gutierre de Cetina

en medio de mi mal vino cubierto

-- de Gutierre de Cetina --

Un tan hermoso bien, tan dulce engaño,
que el alma enamorada de su daño
fue luego con el seso de concierto.
A tiempo vi el peligro descubierto,
que pudiera valerme del engaño
si consintiera amor que en bien tamaño
tuviera la razón discurso cierto.
Si pudiera apartar del pensamiento
un temor peligroso, obscuro y triste,
¿con quién trocara yo mi buena suerte?
mas no quiere el vencido sentimiento,
porque el alma que tal hábito viste,
no lo puede dejar salvo por muerte.



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli VIII

-- de Gutierre de Cetina --

El que está como yo tan desvalido,
tan sujeto a su mal, tan desmayado,
no puede su dolor mostrar pintado,
ni con palabra ser bien referido.
Liviano es aquel mal, ya lo has leído,
que el seso puede en sí tener guardado;
pero muy más liviano el que contado
puede ser de la suerte que es sentido.
No quieras, pues, pastor, importunarme
que te muestre en dibujo mis pasiones
para que la ocasión se entienda luego:
que como por la luz se saca el fuego,
se puede de tan altas ocasiones
entender quien las causa y condenarme.



Gutierre de Cetina

qué pérdida, qué mal, qué sentimiento

-- de Gutierre de Cetina --

«marina de aragón yace aquí. Espera,
detén el paso y apresura el llanto».
«¿Y éste a quien el dolor aflige tanto
quién es?» «muerto su bien ya no es el que era».
«¡Ay, rabioso pesar!, ¡ay pena fiera!
¿es amor el que cubre obscuro manto?»
«sí, mas oye qué dice y nota cuánto
el cielo nos llevó, que no debiera»:
beldad, gracia, valor, virtud, cordura,
ingenio, honestidad, seso, arte y gloria,
linaje y todo el bien que da ventura,
se ha llevado la muerte y por memoria
su nombre mostrará esta piedra dura;
yo tendré cargo de llorar su historia.



Gutierre de Cetina

mil veces mientra en vos estoy pensando

-- de Gutierre de Cetina --

A tanta perfección buscando falta,
no hallo parte que no sea tan alta
que el seso desfallece imaginando.
Pero mientras así estoy considerando
el sentido se queja y sobresalta,
y prueba que piedad, señora, os falta,
pues tratáis mal quien por vos muere amando.
Bien sé que no tenéis de esto disculpa,
mas quiéroosla yo dar por encubriros
la falta que yo mismo os he hallado.
Quejaos de mí, ponedme alguna culpa
que os disculpe de haberme maltratado:
yo diré que es verdad por más serviros.



Gutierre de Cetina

a un hombre loco llamado carbón, que estando furioso arremetió a besar a una dama

-- de Gutierre de Cetina --

Atrevido carbón, tan animoso
cuan falto de favor y de contento,
no se alabe faetón de atrevimiento
pues fue el tuyo más alto y más famoso.
Aquél, guiando al sol, de temeroso
hizo a los temerarios escarmiento,
tú pensaste gozar sin fundamento
de un nuevo sol más claro y más hermoso.
¿Cuál seso hay que iguale a tu locura?
¿cuál esfuerzo llega al bien de aventurarte
si tuvieras más fuerza o más ventura?
aunque siendo carbón, ponerte en parte
tan cerca de aquel sol de hermosura,
ya es ventura llegar y no abrasarte.



Hernando de Acuña

Mientras amor con deleitoso engaño

-- de Hernando de Acuña --

Mientras amor con deleitoso engaño
daba color a la esperanza mía,
el seso, lo mejor que él entendía,
declarar procuró mi mal extraño.

Pero ya que llegar a ser tamaño
le vio, y que iba creciendo cada día,
dejó la menos necesaria vía
por más considerar el propio daño.

Desde allí, va en silencio y noche oscura,
con mil acuerdos de mi bien pasado
y del presente mal, paso mi vida,

que en tal extremo está de desventura,
que, si hay firmeza en miserable estado,
ni puedo ya subir ni dar caída.



Miguel Unamuno

En la mano de Dios

-- de Miguel Unamuno --

Cuando, Señor, nos besas con tu beso
que nos quita el aliento, el de la muerte,
el corazón bajo el aprieto fuerte
de tu mano derecha queda opreso.

Y en tu izquierda, rendida por su peso
quedando la cabeza, á que revierte
el sueñio eterno, aun lucha por cojerte
al disiparse su angustiado seso.



Juan Meléndez Valdés

Los tristes recuerdos

-- de Juan Meléndez Valdés --

En este valle, do sin seso ahora
en muda soledad tu malhadado
nombre, ¡ay Fili!, repito, afortunado
decirte osé: «Mi corazón te adora».

Junto a este arroyo, que tu muerte llora,
te hallé cogiendo flores; y turbado
la guirnalda nupcial en tu dorado
cabello puse, y te juré señora.

Allí nos reveló sus deliciosos
misterios la alma Venus, la sagrada
tea encendiendo plácido Himeneo.

¡Ay, dejadme recuerdos dolorosos!
Mi Fili al claro Olimpo fue robada,
y yo en mil ansias fenecer me veo.



Juan Nicasio Gallego

A la señorita María de la Concepción Ganoso

-- de Juan Nicasio Gallego --

Aún en mi corazón, con fuego impreso,
y en mi atónito oído resonando,
dura el suspiro de tu acento blando,
más dulce que de amor el primer beso.

Al donoso ademán, al embeleso
de tu expresión y tus miradas, cuando
cantas el aire bético imitando,
¿quién, Corila gentil, no pierde el seso?

Bella, sensible, juguetona, esquiva,
me exalto, y río, y me estremezco, y lloro
al eco de tu voz tierna o festiva.

¡Feliz quien goce el mágico tesoro
de tantas gracias, y contigo viva,
y escuche de tu labio un: Yo te adoro.



Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 7

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

Como dise aristóteles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenençia; la otra era
por aver juntamiento con fembra plasentera.
Si lo dixiese de mío, sería de culpar;
díselo grand filósofo, non só yo de rebtar;
de lo que dise el sabio non debemos dubdar,
que por obra se prueba el sabio e su fablar.
Que dis' verdat el sabio claramente se prueba
omes, aves, animalias, toda bestia de cueva
quieren, segund natura, compaña siempre nueva;
et quanto más el omen que a toda cosa se mueva.
Digo muy más del omen, que de toda criatura:
todos a tiempo çierto se juntan con natura,
el omen de mal seso todo tiempo sin mesura
cada que puede quiere faser esta locura.
El fuego siempre quiere estar en la senisa,
como quier' que más arde, quanto más se atisa,
el omen quando peca, bien ve que deslisa,
mas non se parte ende, ca natura lo entisa.
Et yo como soy omen como otro pecador,
ove de las mugeres a veses grand amor;
probar omen las cosas non es por ende peor,
e saber bien, e mal, e usar lo mejor.
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índice de la obra
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Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 47

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

El mes era de março, salido el verano
vínome ver una vieja, díxome luego de mano:
«moço malo, moço malo, más val' enfermo que sano.»
Yo trabé luego d'ella, et fablele en seso vano.
Con su pesar la vieja díxome muchas veses:
«arçipreste, más es el roído que las nueses.»
Dixe yo: «¡diome el diablo estas viejas raheses,
»desque an bebido el vino, disen mal de las feses!»
de toda la laseria et de todo este cojijo
fis' cantares caçurros de quanto mal me dixo;
non fuyan d'ello las dueñas, nin los tengo por lijo,
ca nunca los oyó dueña, que d'ellos mucho non rijo.
A vos, dueñas señoras, por vuestra cortesía
demando vos perdón, que sabed que non querría
aver saña de vos: ca de pesar morría,
consentid entre los sesos una tal bavoquía.
Por me lo otorgar, señoras, escrebirvos he grand saçón
de dicho e de fecho e de todo coraçón,
non puede ser que non yerre omen en grand raçón,
el oidor cortés tenga presto el perdón.
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índice de la obra
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Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 92

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

Por olvidar la coyta, tristesa, et pesar
rogué a la mi vieja, que me quisiese casar:
fabló con una mora, non la quiso escuchar;
ella fiso buen seso, yo fis' mucho cantar.
Dixo trotaconventos a la mora por mí:
«ya amiga, ya amiga ¿quánto ha que non vos vi?
non es quien ver vos pueda ¿cómo sodes ansí?
salúdavos amor nuevo». Dixo la mora: «ysnedri.»
«Fija, mucho vos saluda uno, que es de alcalá,
envíavos una çidra con aqueste albalá,
el criador es convusco, que d'esto tal mucho ha,
tomaldo, fija señora.» Dixo la mora: «le alá.»
«Fija, si el criador vos dé pas con salud,
que non gelo desdeñedes, pues que más traer non pud',
aducho bueno vos adugo, fabladme a laúd,
non vaya de vos tan muda.» Dixo la mora: «asaút.»
Desque vido la vieja, que non recabda y,
dis': «quanto vos he dicho bien tanto me perdí,
pues que ál non me desides, quiérome ir de aquí.»
Cabeçeó la mora, díxole: «amxy, amxy.»
Lt;lt;lt;
índice de la obra
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Fernando de Herrera

Osé y temí; más pudo la osadía

-- de Fernando de Herrera --

Osé y temí; más pudo la osadía
tanto, que desprecié el temor cobarde.
Subí a do el fuego más me enciende y arde
cuanto más la esperanza se desvía.

Gasté en error la edad florida mía;
ahora veo el daño, pero tarde,
que ya mal puede ser que el seso guarde
a quien se entrega ciego a su porfía.

Tal vez pruebo -mas, ¿qué me vale?- alzarme
del grave peso que mi cuello oprime;
aunque falta a la poca fuerza el hecho.

Sigo al fin mi furor, porque mudarme
no es honra ya, ni justo que se estime
tan mal de quien tan bien rindió su pecho.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 83

-- de Francisco de Quevedo --

De los misterios a los brindis llevas,
¡oh! baltasar, los vasos más divinos,
y de los sacrificios a los vinos,
porque injurias de dios, profano, bebas.
¡Qué a difamar los cálices te atrevas,
que vinieron del templo peregrinos,
juntando a ceremonias desatinos
y a ancianos ritos tus blasfemias nuevas!
después de haber, sacrílego, bebido
toda la edad a baco en urna santa,
mojado el seso y húmedo el sentido,
¿ver una mano en la pared te espanta,
habiendo tu garganta merecido,
no que escriba, que corte tu garganta?



Francisco de Quevedo

muestra el error de lo que se desea

-- de Francisco de Quevedo --

Si me hubieran los miedos sucedido
como me sucedieron los deseos,
los que son llantos hoy fueran trofeos:
mirad el ciego error en que he vivido!
con mis aumentos proprios me he perdido;
las ganancias me fueron devaneos;
consulté a la fortuna mis empleos,
y en ellos adquirí pena y gemido.
Perdí, con el desprecio y la pobreza,
la paz y el ocio; el sueño, amedrentado,
se fue en esclavitud de la riqueza.
Quedé en poder del oro y del cuidado,
sin ver cuán liberal naturaleza
da lo que basta al seso no turbado.



Francisco de Quevedo

parnaso español 31

-- de Francisco de Quevedo --

¿cuándo seré feliz con mi gemido?
¿cuándo sin el ajeno afortunado?
el desprecio me sigue desdeñado;
la envidia, en dignidad constituido.
U del bien u del mal vivo ofendido;
y es ya tan insolente mi pecado,
que, por no confesarme castigado,
acusa a dios con llanto inadvertido.
Temo la muerte, que mi miedo afea;
amo la vida, con saber es muerte:
tan ciega noche el seso me rodea.
Si el hombre es flaco y la ambición es fuerte,
caudal que en desengaños no se emplea,
cuanto se aumenta, caridón, se vierte.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 36

-- de Francisco de Quevedo --

Amor me ocupa el seso y los sentidos;
absorto estoy en éxtasi amoroso;
no me concede tregua ni reposo
esta guerra civil de los nacidos.
Explayose el raudal de mis gemidos
por el grande distrito y doloroso
del corazón, en su penar dichoso,
y mis memorias anegó en olvidos.
Todo soy ruinas, todo soy destrozos,
escándalo funesto a los amantes,
que fabrican de lástimas sus gozos.
Los que han de ser, y los que fueron antes,
estudien su salud en mis sollozos,
y envidien mi dolor, si son constantes.



José Martí

a un clasicista que habló de suicidarse

-- de José Martí --

A un anciano abatido
avive el buen cristiano
el seso adormecido,
ponga al hierro mortífero la mano,
mas no a la sien insano,
sino a tierra, en arado convertido.
Mírese por el suelo
el vasto cráneo roto,
tinto en su sangre el pudoroso velo
de sus hijas, y al soto
el cuerpo echado, el alma opaca al cielo.
Y mire al reluciente
señor, de ira vestido,
y de luz de relámpagos, la frente
nublar de oro encendido
y cielo abajo echar al impaciente.
Y corno desraigado
roble del alto erebo
mírese por los vientos arrastrado
y deshecho, y de nuevo
por prófugo a la vida condenado.
Pues ¿cómo en el remanso
sabroso de la muerte
derecho igual al plácido descanso
tendrán el alma fuerte
y la cobarde, el réprobo y el manso?



Baltasar del Alcázar

Preso de amores

-- de Baltasar del Alcázar --

Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.

Esta Inés (amantes) es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.

Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

Fue de Inés la primer palma,
pero ya júzgase mal
entre todos ellos cuál
tiene más parte en mi alma.

En gusto, medida y peso
no le hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.

Alega Inés su beldad,
el jamón que es de Aracena,
el queso y berenjena
la española antigüedad.

Y está tan fiel en el peso
que juzgado sin pasión
todo es uno, Inés, jamón,
y berenjenas con queso.

A lo menos este trato
de estos mis nuevos amores,
hará que Inés sus favores,
me los venda más barato.

Pues tendrá por contrapeso
si no hiciere razón,
una lonja de jamón
y berenjenas con queso.



Bartolomé de Argensola

romances 2

-- de Bartolomé de Argensola --

De montaña muy escura
caminava el cavallero,
lastimado de tristura;

el cavallo dexa muerto
y él a pie, por su ventura,
andando de sierra en sierra
de camino no se cura,

huyendo de las florestas,
huyendo de la frescura,
métese de mata en mata
por la mayor espessura;

las manos lleva añudadas,
de luto la vestidura,
los ojos puestos en tierra
sospirando sin mesura.

En sus lágrimas bañado,
más que mortal su figura,
su bever y su comer
es de lloro y amargura;

que de noche ni de día
nunca duerme ni assegura,
despedido de su amiga
por su más que desventura.

A verle de consolar
no basta seso y cordura;
biviendo penada vida
más penada la procura,
que los coraçones tristes
quieren más menos holgura.

3



Bartolomé de Argensola

romances 3

-- de Bartolomé de Argensola --

Mi coraçon descuydado,
sus muros y fortaleza
amores me la han cercado.

Razón y seso y cordura,
que tenía a mi mandado,
hizieron trato con ellos,
¡malamente me han burlado!

y la fe, que era el alcayde,
las llaves les ha entregado;
combatieron por los ojos,
diéronse luego de grado,

entraron a escala vista,
con su vista han escalado,
subieron dos mil sospiros,
subió passión y cuydado
diziendo: ¡amores, amores!
su pendón han levantado.

Quando quise defenderme
ya estava todo tomado;
huve de darme a presión
de grado, siendo forçado.

Agora, triste cativo,
de mí estoy enagenado,
quando pienso libertarme
hállome más cativado.

No tiene ningún concierto
la ley del enamorado;
del amor y su poder
no ay quién pueda ser librado.

4



Cristóbal de Castillejo

A una dama llamada Ana

-- de Cristóbal de Castillejo --

A NAdie mirais, Señora,
Que, si no le falta el seso,
No quede luego á la hora
De vuestros amores preso;
Que os hizo Dios soberano
Tan hermosa y escogida,
Que es partido muy mas sano
La muerte de vuestra mano
Que de otra mano la vida.

Y con tal conocimiento,
Despues que yo triste os ví,
Sin placer vivo contento,
Pues que por vos lo perdí;
Y tengo por buena andanza
El dolor que se me ordena;
Que aunque me falte esperanza,
Harto es bienaventuranza
Ser vos causa de mi pena.



Rubén Darío

A un poeta (Rubén Dario)

-- de Rubén Darío --

Te recomiendo, a ti, mi poeta y amigo,
que comprendas mañana mi profundo cariño,
y que escuches mi voz en la voz de mi niño,
y que aceptes las hostia en la virtud del trigo

Sabe que cuando muera yo te escucho y te sigo
que si haces bien, te aplaudo; que si haces mal, te riño;
si soy lira; te canto, si soy cíngulo; te ciño;
si en tu cerebro; seso; y en tu vientre; ombligo.

Y comprende que en el don de la pura vida,
que no se puede dar manca ni dividida,
para los que creemos que hay algo supremo,
yo me pongo a esperar a la esperanza ida,
y conduzco entre tanto la barca de mi vida;
Caronte es el piloto, mas yo dirijo el remo.



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