Buscar Poemas con Será


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Se han encontrado 88 poemas con la palabra será

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Nicolás Guillén

adivinanzas

-- de Nicolás Guillén --

Adivinanzas
en los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
el negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
el hambre.
Esclava de los esclavos,
y con los dueños tirana.
¿Quién será, quién no será?
la caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora la otra.
¿Quién será, quién no será?
la limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
yo.

Poema adivinanzas de Nicolás Guillén con fondo de libro

Amado Nervo

vii. ¡cómo será!

-- de Amado Nervo --

Si en el mundo fue tan bella,
¿cómo será en esa estrella
donde está?
¡cómo será!
si en esta prisión obscura,
en que más bien se adivina
que se palpa la hermosura,
fue tan peregrina,
¡cuán peregrina será
en el más allá!
si de tal suerte me quiso
aquí, cómo me querrá
en el azul paraíso
en donde mora quizá?
¡cómo me querrá!
si sus besos eran tales
en vida, ¡cómo serán
sus besos espirituales!
¡qué delicias inmortales
no darán!
sus labios inmateriales,
¡cómo besarán!
siempre que medito en esa
dicha que alcanzar espero,
clamo, cual santa teresa,
que muero porque no muero:
hallo la vida muy tarda
y digo: ¿cómo será
la ventura que me aguarda
donde ella está?
¡cómo será!

Poema vii. ¡cómo será! de Amado Nervo con fondo de libro

José Lezama Lima

bahía de la habana

-- de José Lezama Lima --

Al pie de las murallas
el aire tartamudo
desliza sus sirenas,
plata mansa sin hoy
mana sus lunares
entre lunas cansadas
sin balcones. ¿Qué será,
qué será? bajo el arco
y pestañas, la tarde,
-codorniz de ceilán-
rompe en flechas sus colores.
Descuidas las islas
pie ligero y concha reciente,
de sonrisas y flautas,
sobre faldas tan lindas
pasajeros con cintas
y mañanas redondas!
verdinegros incógnitos
los celos de la noche
¿qué será, qué será?
el alfiler del rocío
redobles del aire tierno,
se extingue en ay, ay, ay, ay.
La sorpresa de la rosa en el agua,
vida entre vidas,
la rechazan las olas
con heridas sin gritos.
Las estrellas se mecen
al compás que no existe
del agua amanecida,
y así puede mecer
a los niños de arabia,
con heridas y gritos.
Y loca entre balcones
la tarde recurvando,
empina entre algodones
su voz que ni se escucha
perdida entre latidos:
¿qué será, qué será?

Poema bahía de la habana de José Lezama Lima con fondo de libro

Pablo Neruda

no será nuestra vida un túnel

-- de Pablo Neruda --

No será nuestra vida un túnel
entre dos vagas claridades?
o no será una claridad
entre dos triángulos oscuros?
o no será la vida un pez
preparado para ser pájaro?
la muerte será de no ser
o de sustancias peligrosas?



Gutierre de Cetina

será verdad, ¡ay, dios!, serán antojos

-- de Gutierre de Cetina --

Este temor villano, este recelo?
¿será verdad, ¡ay dios!, el desconsuelo
que de nuevo da fuerza a mis enojos?
¿será verdad, ¡ay dios!, que vean mis ojos
gozar hombre mortal beldad del cielo?
¿será verdad, ¡ay dios!, que hay en el suelo
quien merece ganar tales despojos?
¿será verdad, ¡ay dios!, que de aquel gesto,
de aquel valor que es hoy al mundo extremo,
goce otro, si gozarle yo no debo?
¡ay, dios! si esto es verdad, muera yo presto;
acábeme el dolor del mal que temo,
y no la vista de él, a que me atrevo.



Juan Gelman

ausencia de amor

-- de Juan Gelman --

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he
esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.



José Martí

en el negro callejón

-- de José Martí --

xxxii
en el negro callejón
donde en tinieblas paseo,
alzo los ojos, y veo
la iglesia, erguida, a un rincón.
¿Será misterio? ¿será
revelación y poder?
¿será, rodilla, el deber
de postrarse? ¿qué será?
tiembla la noche: en la parra
muerde el gusano el retoño;
grazna, llamando al otoño,
la hueca y hosca cigarra.
Graznan dos: atento al dúo
alzo los ojos y veo
que la iglesia del paseo
tiene la forma de un búho.



Francisco Villaespesa

balada

-- de Francisco Villaespesa --

Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa.
¿Será algún sueño? le dije
que viene a alegrar tu alma?
¡quizás! contestó riendo.
Su risa y su voz soñaban.
Volvieron a llamar quedo
a las puertas de la casa...
¿Será el amor? grité pálido,
llenos los ojos de lágrimas...
Acaso dijo mirándome...
Su voz de pasión temblaba...
Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa...
¿Será la muerte? yo dije.
Ella no me dijo nada...
Y se quedó inmóvil, rígida,
sobre la blanca almohada,
las manos como la cera
y las mejillas muy pálidas.



Alberto Lista

La duda (Alberto Lista)

-- de Alberto Lista --

¿Si será de amistad, Filis hermosa,
la grata llama que en el pecho siento;
que como propio tu dolor lamento,
y soy feliz, cuando eres venturosa?

¿O será amor? Tu imagen deliciosa
grabada está en el alma, y el momento,
que obligado la deja el pensamiento,
me es ingrato el pensar, la vida odiosa.

Amor es. Este ardor de verte, este
inefable placer cuando te veo,
¿quién sino el dulce amor puede inspirarlo?

Mas ¡ay! es como tú puro y celeste;
e ignorando los fuegos del deseo,
halaga el corazón sin abrasarlo.



Lope de Vega

la muerte para aquél será terrible

-- de Lope de Vega --

La muerte para aquél será terrible
con cuya vida acaba su memoria,
no para aquél cuya alabanza y gloria
con la muerte morir es imposible.
Sueño es la muerte y paso irremisible,
que en nuestra universal humana historia
pasó con felicísima vitoria
un hombre que fue dios incorruptible.
Nunca de suyo fue mala y culpable
la muerte a quien la vida no resiste;
al malo, aborrecible; al bueno, amable.
No la miseria en el morir consiste;
solo el camino es triste y miserable,
y si es vivir, la vida sola es triste.



Lope de Vega

Celebran viejo y nuevo Testamento

-- de Lope de Vega --

Celebran viejo y nuevo Testamento
dos capas: de Josef fue la primera,
que la dejó para correr ligera
su castidad a un loco pensamiento;
las del segundo con piadoso intento
fue de Martín, que con no darla entera
dio envidia a la que cubre la alta esfera,
y tiene al mismo sol por ornamento.
¿Cuál será de estas dos la más preciosa?.
Pero la de Martín será más bella,
aunque es la de Josef casta y hermosa.
Porque si cubre al mismo Dios con ella,
ya es capa de los cielos milagrosa,
y la mayor, pues que se encierra en ella.



Lope de Vega

Digna siempre será tu docta frente

-- de Lope de Vega --

Digna siempre será tu docta frente,
Alcïato español, del verde engaste;
venciste para mí, don Juan, triunfaste,
y mi fortuna lo contrario intente.

¡Qué claro, qué erudito, qué elocuente
al senado católico informaste!,.
En cuya heroica majestad mostraste
tus letras y elocuencia ilustremente.

Premio tendrás, que hables o que escribas,
del senado real, cuando a sus puertas
el parabién de vencedor recibas.

Las leyes vivas siempre fueron ciertas;
mas ¿qué importan, don Juan, las leyes vivas
en pleito donde están las dichas muertas?



Lope de Vega

¿Será bien aguardar, cuerpo indiscreto

-- de Lope de Vega --

¿Será bien aguardar, cuerpo indiscreto,
al tiempo que, perdidos los sentidos
escuchen, y no entiendan los oídos,
por la flaqueza extrema del sujeto?
¿Será bien aguardar a tanto aprieto,
que ya los tenga el final hielo asidos,
o en la vana esperanza divertidos,
que no siendo virtud no tiene efeto?
¿Querrá el jüez entonces ser piadoso?
¿Admitirá la apelación, si tiene
tan justas quejas, y es tan poderoso?
Oh vida, no aguardéis que el curso enfrene
el paso de la muerte riguroso:
que no es consejo el que tan tarde viene.



Líber Falco

Llueve sobre mi casa

-- de Líber Falco --

Llueve sobre mi casa.
Sobre la ciudad toda.
Llueve sobre los campos.

¿Qué será de aquel rancho?
Pasé en ferrocarril,
y me hubiese quedado.
El hombre sentado,
y mirando hacia el cielo,
tomaba mate.
La mujer espantaba unas gallinas.
¿De qué color sería su delantal?...
No lo recuerdo.

Llueve sobre los campos.
Llueve sobre aquel rancho.
¿Qué será de aquel hombre?



Pablo Neruda

no será la muerte por fin

-- de Pablo Neruda --

No será la muerte por fin
una cocina interminable?
qué harán tus huesos disgregados,
buscarán otra vez tu forma?
se fundirá tu destrucción
en otra voz y en otra luz?
formarán parte tus gusanos
de perros o de mariposas?



Pablo Neruda

el pozo

-- de Pablo Neruda --

A veces te hundes, caes
en tu agujero de silencio,
en tu abismo de cólera orgullosa,
y apenas puedes
volver, aún con jirones
de lo que hallaste
en la profundidad de tu existencia.
Amor mío, qué encuentras
en tu pozo cerrado?
algas, ciénagas, rocas?
qué ves con ojos ciegos,
rencorosa y herida?
mi vida, no hallarás
en el pozo en que caes
lo que yo guardo para ti en la altura:
un ramo de jazmines con rocío,
un beso más profundo que tu abismo.
No me temas, no caigas
en tu rencor de nuevo.
Sacude la palabra mía que vino a herirte
y déjala que vuele por la ventana abierta.
Ella volverá a herirme
sin que tú la dirijas
puesto que fue cargada con un instante duro
y ese instante será desarmado en mi pecho.
Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere.
No soy un pastor dulce
como en los cuentos de hadas,
sino un buen leñador que comparte contigo
tierra, viento y espinas de los montes.
Ámame tú, sonríeme,
ayúdame a ser bueno.
No te hieras en mí, que será inútil,
no me hieras a mi porque te hieres.



Pablo Neruda

soneto xcix cien sonetos de amor (1959) noche

-- de Pablo Neruda --

Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas
y cuántas cosas puras pasarán!
tendrán olor a luna los violines!
el pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del otoño.
Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,
y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.



Pablo Neruda

el monte y el río

-- de Pablo Neruda --

En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un río.
Ven conmigo.
La noche al monte sube.
El hambre baja al río.
Ven conmigo.
Quiénes son los que sufren?
no sé, pero son míos.
Ven conmigo.
No sé, pero me llaman
y me dicen «sufrimos».
Ven conmigo.
Y me dicen: «tu pueblo,
tu pueblo desdichado,
entre el monte y el río,
con hambre y con dolores,
no quiere luchar solo,
te está esperando, amigo».
Oh tú, la que yo amo,
pequeña, grano rojo
de trigo,
será dura la lucha,
la vida será dura,
pero vendrás conmigo.



Pablo Neruda

no será bueno prohibir

-- de Pablo Neruda --

No será bueno prohibir
los besos interplanetarios?
por qué no analizar las cosas
antes de habilitar planetas?
y por qué no el ornitorrinco
con su espacial indumentaria?
las herraduras no se hicieron
para caballos de la luna?



José Pedroni

cuna

-- de José Pedroni --

Haz con tus propias manos
la cuna de tu hijo.
Que tu mujer te vea
cortar el paraíso.

Para colgar del techo,
como en los tiempos idos
que volverán un día.
Hazla como te digo.

Trabajarás de noche.
Que se oiga tu martillo.
Estás haciendo la cuna
que diga tu vecino.

Alguna vez la sangre
te manchará el anillo.
Que tu mujer la enjuague.
Que manche su vestido.

Las noches serán blancas,
de columpiado pino.
Harás según el árbol
la cuna de tu niño.

Para que tenga el sueño
en su oquedad de nido.
Para que tenga el ángel
en un oculto grillo.

La obra será tuya.
Verás que no es lo mismo.
Será como tus brazos
la cuna de tu hijo.

Se mecerá con aire.
Te acordarás del pino.
Dirás: duerme en mi cuna .
Verás que no es lo mismo.



José Ángel Buesa

lluvia final

-- de José Ángel Buesa --

Mañana será nunca para todos los días.
Y lloverá en un sueño, sin lluvia y sin soñar.
Y yo iré alguna noche por las calles vacías
mientras tú vas con otro por la orilla del mar.
Ya casi estás ausente. Qué importa este momento,
aunque llueve en la tarde, para ti y para mí;
porque las hojas secas que se van en el viento
nos dicen que hay amores que se fueron así...
Mañana estaré solo. Dios no querrá que llueva,
porque estaré más solo si llueve y tú noestás.
Después, serás el nudo de una corbata nueva,
o una esquina de menos, o una cana de más.
Así será. Qué importa si lo callo o lo digo.
Pero cuando no llueva, lloverá en mi canción.
Y al pensar que mañana ya no estarás conmigo,
van cayendo hojas secas sobre mi corazón...



José Ángel Buesa

oasis

-- de José Ángel Buesa --

Así como un verdor en el desierto,
con sombra de palmeras y agua caritativa,
quizás será tu amor lo que me sobreviva,
viviendo en un poema después que yo haya muerto.
En ese canto, cada vez más mío,
voces indiferentes repetirán mi pena,
y tú has de ser entonces como un rastro en la arena,
casi como una nube que pasa sobre un río...
serás para todos una desconocida,
tú, que nunca sabrás cómo he sabido amarte;
y alguien, tal vez, te buscará en mi arte,
y, al no hallarte en mi arte, te buscará en mi vida.
Pero tú no estarás en las mujeres
que alegraron un día mi tristeza de hombre:
como oculté mi amor sabré ocultar tu nombre,
y, al decir que te amo, nunca diré quién eres.
Y dirán que era falsa mi pasión verdadera,
que fue sólo un ensueño la mujer que amé tanto;
o dirán que era otra la que canté en mi canto,
otra, que nunca amé ni conocí siquiera.
Y así será mi gloria lo que fue mi castigo,
porque, como un verdor en el desierto,
tu amor me hará vivir después que yo haya muerto,
pero cuando yo muera, ¡tú morirás conmigo!



Gabriela Mistral

decálogo del artista

-- de Gabriela Mistral --

Ii.
No hay arte ateo. Aunque no ames al creador, lo afirmarás creandoa su semejanza.
Iii.
No darás la belleza como cebo para los sentidos, sino como elnatural alimento del alma.
Iv.
No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sinoejercicio divino.
V.
No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas,porque la belleza es virgen, y la que está en las ferias no es ella.
Vi.
Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá purificadoa ti el primero.
Vii.
Tu belleza se llamará también misericordia, y consolaráel corazón de los hombres.
Viii.
Darás tu obra como se da un hijo: restando sangre de tu corazón.
Ix.
No te será la belleza opio adormecedor, sino vino generoso quete encienda para la acción, pues si dejas de ser hombre o mujer,dejarás de ser artista.
X.
De toda creación saldrás con vergüenza, porque fueinferior a tu sueño, e inferior a ese sueño maravilloso dedios, que es la naturaleza.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lxxv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

¿será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
¡yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
lo que sé es que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco!



Gutierre de Cetina

bastar debiera, ¡ay, dios!, bastar debiera

-- de Gutierre de Cetina --

Señora, el ser cruel, áspera y dura,
sin que por adornar la hermosura
que al mundo es hoy un sol, tal nombre os diera.
Bastar debiera, ¡ay, dios!, mostraros fiera
siempre a la obstinación de mi locura,
sin que por el color mi desventura
de nueva crueldad temor tuviera.
Si queréis que a entender me dé el vestido
cuál es la condición esquiva y dura,
volverlo del revés y será cierto:
lo encarnado cruel quede escondido,
mostrad lo blanco que es limpieza pura;
será el engaño así más encubierto.



Gutierre de Cetina

tiéneme en duda amor, por más tormento

-- de Gutierre de Cetina --

Si será o no será lo que deseo;
del sí casi ningún camino veo,
del no dejo engañarme el pensamiento;
del sí le viene esfuerzo al sufrimiento,
del no mayor terneza en lo que creo;
con el sí me regalo y me recreo
cuando del no me asombra el sentimiento.
Mi cuidado, que más tal duda piensa,
dice que un cierto no, no me conviene,
y del incierto sí se desagrada.
Y el alma que entre el sí y el no suspensa
dudando vive, por mejor lo tiene
que el peligro de ser desengañada.



Gutierre de Cetina

señora, pues mis ojos merecieron

-- de Gutierre de Cetina --

No por su merecer, mas por ventura,
ver el hermoso sol de tu figura,
no padezca yo el mal del bien que vieron.
Que da la presunción que en sí tuvieron,
de osar mirar tan alta hermosura,
se le ofrece a mi alma una tristura,
no sé por qué, mas sé que ellos lo hicieron.
Y sé también que si el remedio viene,
ha de venir, señora, de tu mano,
porque es el solo que a mi mal conviene.
Y sé que no será poder humano
para apartar la fuerza que en mí tiene:
antes todo será dañoso y vano.



Gutierre de Cetina

sobre la cubierta de un libro donde iban escriptas algunas cosas pastoriles

-- de Gutierre de Cetina --

Esta guirnalda de silvestres flores,
de simple mano rústica compuesta
en los bosques de arcadia, aquí fue puesta
en honra del cantar de los pastores,
a los cuales, si amor en sus amores
quiera jamás negar demanda honesta,
ruego, si bien el don tan bajo cuesta,
pueda este olmo gozar de mis sudores.
Que si algún tiempo con más docta mano
las acierto a tejer como maestro,
guardando a los pasados el decoro,
espero, y mi esperar no será en vano,
que el nombre pastoral del siglo nuestro
será tal cual fue ya en la edad del oro.



Teófilo V. Méndez Ramos

Andarás por la vida

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Andarás por la vida
abismado en ti mismo;

Abismado en ti mismo y el alma dolorida,
enferma de lirismo.
Andarás por la vida, absorto en tu quimera
sin reparar que es buena
la vida... Y que la pena
agostó tu primavera.

Y el dolor será lumbre,
y el dolor será, entonces, piadosa claridad
que orientará tu vida hacia la ansiada cumbre
de la serenidad.

Y ardiendo en sacro fuego, has de llamar hermano;
como el Santo de Asís;
al gusano infeliz.



Andrés Bello

Y posible será que destinado

-- de Andrés Bello --

¿Y posible será que destinado
he de vivir en sempiterno duelo,
lejos del suelo hermoso, el caro suelo
do a la primera luz abrí los ojos?

Cuántas, ¡ah!, cuántas veces dando
auque breve a mi dolor consuelo,
oh montes, oh colinas, oh praderas,
amada sombra de la patria mía.

Orillas del Anauco placenteras,
escenas de la edad encantadora,
que ya de mí, huyeron por mezquino,

huyó con presta irrevocable huida;
y toda en contemplarnos embebida
se goza el alma, a par que pena y llora.



Anónimo

Moricos, los mis moricos...

-- de Anónimo --

Poem

Moricos, los mis moricos,

los que ganáis mi soldada, derribédesme a Baeza, esa villa torreada, y a los viejos y los niños la traed en cabalgada y a los moros y varones los meted todos a espada, y a ese viejo Pero Díaz prendédmelo por la barba, y a aquesa linda Leonor será la mi enamorada. Id vos, capitán Vanegas porque venga más honrada, que si vos sois mandadero, será cierta la jornada.



Marilina Rébora

la hormiga

-- de Marilina Rébora --

La hormiga
sin saber que es domingo, ruidoso día de fiesta,
va llevando su carga la minúscula hormiga:
el trozo de una hoja en perfilada cresta
columpiase oscilante sin impedir que siga.
Apenas se apresura, que caminar le cuesta,
y se esfuerza consciente pues el deber la obliga,
prosiguiendo el sendero, pese a tal lastre, enhiesta,
pero sin detenerse ni demostrar fatiga.
¿Cómo sigue su rumbo el portentoso insecto,
conociendo infalible la dirección que toma?
¿qué indicios lo conducen por previsto trayecto
y alcanzar sin perderse el lugar donde vive?
¿será acaso la brisa? ¿o tal vez el aroma?
¿quizá la propia tierra por su altura o declive?
¿cuál será la conciencia de un obrar tan perfecto?



Marilina Rébora

de la segunda venida de cristo

-- de Marilina Rébora --

De la segunda venida de cristo
durante aquella hora, quien se halle en el terrado
no retorne a buscar sus muebles bajo el techo,
pues de dos en un campo uno será librado
y el otro abandonado. (O de dos en el lecho.)
Dos mujeres moliendo, bien que trabajen juntas,
una será elegida, la otra rechazada.
Huelgan disquisiciones e inútiles preguntas
porque el señor lo ha dicho: su palabra está dada.
(Soñamos el milagro: la que elige el señor
apresa de la mano por llevarla consigo
a la otra en abandono, y pone tal fervor
en librar aquel ser del eterno castigo,
que dios, al verla, dice: la ha salvado tu amor.
Puedes venir con ella. Y ella venir contigo.)
Lucas 17, 31, 34, 35.



Medardo Ángel Silva

Él (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Él empieza donde acaban
Espacio y Tiempo: su faz
ve lo que es y lo que ha sido
y lo que siempre será.

La luz que hace su palabra
ningún viento apagará.
La mar le llama su brida
y su rienda el huracán.

Él solo, fuera del círculo
de todo vivir, está,
siendo final y comienzo,
razón y letra inicial.

Sus manos hilan los tiempos,
y su profunda verdad
—invisible al ojo humano—
siempre tiene un más allá.

Cuando atravieses los nueve
círculos de lo mortal,
hasta su presencia, todo
en ti será eternidad.



Meira Delmar

canción lejana

-- de Meira Delmar --

Y yo también como la tarde
toda me tornaré dichosa
para quererte y esperarte.
Iluminada de tus ojos
vendrá la luna,
vendrá la luna por el aire.
Tú me querrás inmensamente.
Mi corazón será infinito
para la angustia de tu frente.
Yo te daré los sueños míos:
amor, dolor sencillamente.
*
Después será la enamorada
sonrisa, el beso, la memoria
llena de ti, maravillada.
Y el gozo azul de estar contigo
fuera del tiempo, sin palabras.
De golondrina en golondrina
nos llegará la primavera
de la mirada pensativa.
Y un mismo cauce de dulzura
tendrán las rosas y los días.
!--Img



Evaristo Carriego

Que sera de ti?

-- de Evaristo Carriego --

¿Qué será de ti? ¡Hace tanto
que te fuiste! Ya ni sé
cuanto tiempo.
¿De nosotros
te acuerdas alguna vez?
¿Verdad que sí? Tu cariño
de lejos nos seguirá...
Lejos de nosotros, ¡pobre,
qué sola te sentirás!
Si se habla de ti, en seguida
pensamos: ¿será feliz?
Y a veces te recordamos
con un vago asombro: así
como si estuvieras muerta.
¿Después de aquel largo adiós,
ahora que no eres nuestra,
quién escuchará tu voz?



Federico García Lorca

Anda jaleo

-- de Federico García Lorca --

Yo me arrimé a un pino verde
por ver si la divisaba,
y sólo divisé el polvo
del coche que la llevaba.
Anda jaleo, jaleo:
ya se acabó el alboroto
y vamos al tiroteo.

No salgas, paloma, al campo,
mira que soy cazador,
y si te tiro y te mato
para mí será el dolor,
para mí será el quebranto,
Anda, jaleo, jaleo:
ya se acabó el alboroto
y vamos al tiroteo.

En la calle de los Muros
han matado una paloma.
Yo cortaré con mis manos
las flores de su corona.
Anda jaleo, jaleo:
ya se acabó el alboroto
y vamos al tiroteo.



Fernando de Herrera

Mi pura Luz, si olvida el fértil suelo

-- de Fernando de Herrera --

Mi pura Luz, si olvida el fértil suelo
que Betis enriquece en Occidente,
y abre las frías nubes con ardiente
rayo, esparciendo en torno el rico velo,

el asiento más digno será el cielo
al sacro esplendor suyo reluciente,
y de allí con las llamas de su frente
romperá el rigor duro al torpe hielo;

o ya que aun no se debe a la belleza
sin el riesgo de ausencia, será el grado
propio el pecho do yace obedecida;

que a tal valor del mundo la grandeza,
o la alma en sus centellas encendida
es de esta excelsa Luz lugar sagrado.



Francisco de Quevedo

parnaso español 27

-- de Francisco de Quevedo --

Esta miseria, gran señor, honrosa,
de la humana ambición alma dorada;
esta pobreza ilustre acreditada,
fatiga dulce y inquietud preciosa;
este metal de la color medrosa
y de la fuerza contra todo osada
te vuelvo: que alta dádiva envidiada
enferma la fortuna más dichosa.
Recíbelo, nerón; que, en docta historia,
más será recibirlo que fue darlo,
y más seguridad en mí el volverlo:
pues juzgarán, y te será más gloria,
que diste oro a quien supo despreciarlo
para mostrar que supo merecerlo.



José Joaquín de Olmedo

A Eliza

-- de José Joaquín de Olmedo --

¿No ves cuán pronto por la azul esfera
el vuelo de las horas se desliza?,
¿no ves, amable Eliza,
marchitarse al nacer las tiernas flores
de la fugaz y alegre primavera?
Pues ¡ay!, con más presteza
nacen, desaparecen los amores,
las gracias de la edad y la belleza.
Feliz en todas partes
quien con el grato estudio de las artes
mezclando las lecciones
de virtud y piedad, engaña, burla
del tiempo y de sus hijas estaciones
la ciega rapidez y la inconstancia.

Así cuando la bella primavera
pierde su gala y virginal sonrisa
y se retira triste
de tu jardín, Eliza,
huyendo del invierno los enojos,
al fuego de tu genio y de tus ojos
con sus vivos colores y fragancia
bajo de tu pincel nace en tu estancia.

En tu estancia feliz que yo contemplo
será con tu presencia
el más hermoso templo
del gusto, la piedad y la inocencia,
a cuyo culto y plácidos misterios
vestal sacerdotisa
con tu graciosa hermana será Eliza.



Ramón López Velarde

la tónica tibieza

-- de Ramón López Velarde --

La tónica tibieza
¿cómo será esta sed constante de veneros
femeninos, de agua que huye y que regresa?
¿será este afán perenne, franciscano o polígamo?
yo no sé si está presa
mi devoción en la alta
locura del primer
teólogo que soñó con la primera infanta,
o si, atávicamente, soy árabe sin cuitas
que siempre está de vuelta de la cruel continencia
del desierto, y que en medio de un júbilo de huríes,
las halla a todas bellas y a todas favoritas.
No sé... Mas que en la hora reseca e impotente
de mi vejez, no falte la tónica tibieza
mujeril, providente
con los reyes caducos que ligaban las hoces
de israel, y cantaban
en salmos, y dormían sobre pieles feroces.



Roberto Juarroz

si conociéramos el punto

-- de Roberto Juarroz --

Si conociéramos el punto
donde va a romperse algo,
donde se cortará el hilo de los besos,
donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada,
donde el corazón saltará hacia otro sitio,
podríamos poner otro punto sobre ese punto
o por lo menos acompañarlo al romperse.
Si conociéramos el punto
donde algo va a fundirse con algo,
donde el desierto se encontrará con la lluvia,
donde el abrazo se tocará con la vida,
donde mi muerte se aproximará a la tuya,
podríamos desenvolver ese punto como una serpentina
o por lo menos cantarlo hasta morirnos.
Si conociéramos el punto
donde algo será siempre ese algo,
donde el hueso no olvidará a la carne,
donde la fuente es madre de otra fuente,
donde el pasado nunca será pasado,
podríamos dejar sólo ese punto y borrar todos los otros
o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro.



Roque Dalton García

la violencia aquí

-- de Roque Dalton García --

A josé david escobar galindo,
* «perra de hielo».
En el salvador la violencia no será tan sólo
la partera de la historia.
Será también la mamá del niño-pueblo,
para decirlo con una figura
apartada por completo de todo paternalismo.
Y como hay que ver la casa pobre
la clase de barrio marginal
donde ha nacido y vive el niño-pueblo
esta activa mamá deberá ser también
la lavandera de la historia
la aplanchadora de la historia
la que busca el pan nuestro de cada día
de la historia
la fiera que defiende el nido de sus cachorros
y no sólo la barrendera de la historia
sino también el tren de aseo de la historia
y el chofer de bulldozer de la historia.
Porque si no
el niño-pueblo seguirá chulón
apuñaleado por los ladrones más condecorados
ahogado por tanta basura y tanta mierda
en esta patria totalmente a orillas del acelhuate
sin poder echar abajo el gran barrio fuerteza cuzcatleco
sin poder aplanarle de una vez las cuestas y los baches
y dejar listo el espacio
para que vengan los albañiles y los carpinteros
a parar las nuevas casas.



Abraham Valdelomar

El conjuro (Valdelomar)

-- de Abraham Valdelomar --

El barco va a manera, sobre el mar inestable,
de un cansado titán que buscara su lecho
y el viento entre las jarcias silba agudo, a despecho
de la hélice que gira veloz e inexorable.

Como un gran corazón, crepita; mas advierte
la mirada radiante del fanal, que, avizora,
le indica la acechanza marina, y con la prora
en blanca espuma frágil, al cruzarla, convierte.

Va sin temor, confiado, seguro en su destino;
la hélice da el impulso, el timón, el camino
y atraviesa la negra sombra inerte, ligero.

Y el conjuro del mar ruge a su paso. ¡Pero
hay rocas y hay tormentas, y ha de llegar un día!...
Y toda tu armadura ¡oh vano! será mía...



Alejandro Arango y Escandón

Rosaura (Escando)

-- de Alejandro Arango y Escandón --

Risueña, ufana, sobre el césped blanco,
de abril en tarde plácida y serena
está Rosaura en la floresta amena,
al son de alegre tamboril bailando.

Rosas, jazmines, a su paso echando,
aplaude el pueblo y la comarca atruena,
y va la vida de donaire llena,
rosas, jazmines, a su paso hollando.

Pero ¿y mañana? al despuntar la aurora
y no bien aparezca su lucero,
tendrá ya dueño que en el alma adora.

Y si dice su señor: «No quiero»,
por más que gima la gentil pastora,
será este su bailar postrero.



Alejandro Tapia y Rivera

A monte Edén

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

¿Porqué al trepar la colina
que de ti fiera me aparta,
¡oh grata mansión! mis ojos
se llenan de tristes lágrimas?
¿Será que, ay de mí, no vuelva
hacia ti, mansión amada?
Quién lo sabe, que la muerte
do quier al hombre acompaña,
y acaso de este adiós tierno
un adiós eterno haga;
o tal vez quieran los cielos,
dulce mansión de mi infancia,
que allá cuando fiero el tiempo
mi cabeza vuelva cana,
venga a buscar en tu seno
una tumba solitaria.
Entonces tú, hogar querido,
con tus seibas y tus palmas
darás apacible sombra
a mi fúnebre morada-.
O quizás la dura mano
de la mísera desgracia
te haga pasar de los míos
a las manos ¡ay! extrañas,
y al volver yo peregrino
de mi fatigosa marcha,
no encuentre en ti los semblantes
que en otra edad me halagaban;
quizá el huracán impío
o el tiempo que ruinas ama,
te trueque en dolientes ruinas,
sin piedad para mi alma.
¡Ah! que entonces quiera el cielo
ya que a tu seno me traiga,
que tu nuevo posesor
o del huracán la saña,
respeten del desterrado
los recuerdos de la infancia.

(Puerto-Rico, 1849.)



Alejandro Tapia y Rivera

Un ave errante

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

¿Hacia dónde tu vuelo
diriges, ave triste?
¿Quizá, ay de ti, perdiste
la prenda de tu amor?
¿O acaso el árbol bello
donde guardaste el nido,
el hacha ha destruido
o el fuego abrasador?

Tu canto que allá un día
sonaba placentero,
su acento hoy lastimero
al bosque llevará;
que solo es el recuerdo
de dicha ya perdida,
que un eco a voz querida
en vano pedirá.

Cual tú, también yo cruzo
los aires con mi vuelo,
cual tú también anhelo
e ignoro lo que soy;
también ha muerto el árbol
de mis queridas glorias,
de lúgubres memorias
huyendo cual tú voy.

También lloran mis ojos,
y mi palabra ansiosa
se pierde dolorosa
las nubes al cruzar,
mi mente en las tinieblas
se pierde del destino,
cual tú, yo sin camino
me entrego al vago azar.

¡Ah! nuestra noche, oh ave,
es triste y solitaria,
¡cuán vaga es la plegaria
de nuestra soledad!
¿Y qué será de entrambos
en nuestra marcha errante,
cuando su voz levante
la negra tempestad?



Alfonsina Storni

Paz

-- de Alfonsina Storni --

Vamos hacia los árboles... El sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.

Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.



Amado Nervo

si una espina me hiere...

-- de Amado Nervo --

¡si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...Pero no la aborrezco! cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina,
hacia más puro ambiente de amor y caridad.
¿Rencores? ¡de qué sirven! ¡qué logranlos rencores!
ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!



Amado Nervo

más yo que yo mismo

-- de Amado Nervo --

¡oh, vida mía, vida mía!,
agonicé con tu agonía
y con tu muerte me morí.
¡De tal manera te quería,
que estar sin ti es estar sin mí!
faro de mi devoción,
perenne cual mi aflicción
es tu memoria bendita.
¡Dulce y santa lamparita
dentro de mi corazón!
luz que alumbra mi pesar
desde que tú te partiste
y hasta el fin lo ha de alumbrar,
que si me dejaste triste,
triste me habrás de encontrar.
Y al abatir mi cabeza,
ya para siempre jamás,
el mal que a minarme empieza,
pienso que por mi tristeza
tú me reconocerás.
Merced al noble fulgor
del recuerdo, mi dolor
será espejo en que has de verte,
y así vencerá a la muerte
la claridad del amor.
No habrá ni coche ni abismo
que enflaquezca mi heroísmo
de buscarte sin cesar.
Si eras más que yo mismo,
¿cómo no te he de encontrar?
¡oh, vida mía, vida mía,
agonicé con tu agonía
y con tu muerte me morí!
de tal manera te quería,
que estar sin ti es estar sin mí.



Amado Nervo

a quien va a leer

-- de Amado Nervo --

Laudatu si, mi signore, per sor acqua...
San francisco de asís.
Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros.
El alma del agua me ha hablado en la sombra el alma santa del agua y yo la he oído, con recogimiento y con amor. Lo que me ha dicho está escrito en páginas que pueden compendiarse así: ser dócil, ser cristalino; esta es la ley y los profetas; y tales páginas han formado un poema
yo sé que quien lo lea sentirá el suave placer que yo he sentido al escucharlo de los labios de sor acqua; y este será mi galardón en la prueba, hasta que mis huesos se regocijen en la gracia de dios.



Amado Nervo

Cuando llueve...

-- de Amado Nervo --

-¿Ves, hija? con tenue lloro
la lluvia a caer empieza.
-Sí, padre, y cayendo reza
como una monja en el coro.

-Damiana, hija mía,
ya enciende el quinqué,
yo tengo melancolía...
-¡Yo también, no sé por qué!

-Padre, el agua me acongoja,
vagos pensares me trae.
-Damiana, la lluvia cae
como algo que se deshoja.

-¿Oyes? murmurando está
como una monja que reza...
-Damiana, ¡tengo tristeza!
-Yo también... ¿Por qué será?



Amado Nervo

Damiana se casa

-- de Amado Nervo --

-Con mis amargos pensares
y con mis desdichas todas,
haré tu ramo de bodas,
que no será de azahares.

Mis ojos, que las angustias
y el continuado velar
encienden, serán dos mustias
antorchas para tu altar.

El llanto que de mi cuita
sin tregua brotando está,
tu frente pura ungirá
como con agua bendita...

-Señor, no penes, tu ceño
me duele como un reproche;
-¡Que pálida estás, mi dueño!
-Es que pasé mala noche,
el amor me quita el sueño...

-¡Y te vas!...
-Me voy, es tarde,
me aguardan; ¡el templo arde
como un sol! Tu mal mitiga,
Señor, ¡y Dios te bendiga!
-Damiana, que Dios te guarde...



Amado Nervo

Mi secreto

-- de Amado Nervo --

¿Mi secreto? ¡Es tan triste!
¿Estoy perdido de amores por un ser desaparecido,
por un alma liberta,
que diez años fue mía, y que se ha ido...

¿ Mi secreto? te lo diré al oído:
¡Estoy enamorado de una muerta!

¿Comprendes —tú que buscas los visibles
transportes, las reales, las tangibles
caricias de la hembra, que se plasma
a todos tus deseos invencibles—
ese imposible de los imposibles
de adorar a un fantasma?

¡Pues tal mi vida es y tal ha sido y será!

Si por mí solo ha latido
su noble corazón, hoy mundo y yerto,
¿he de mostrarme desagradecido
y olvidarla, no más porque ha partido,
y dejarla, no más porque se ha muerto?



Amado Nervo

Si una espina me hiere

-- de Amado Nervo --

Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...Pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mi clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro
ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!



Ana Francisca Abarca de Bolea

Soneto fúnebre

-- de Ana Francisca Abarca de Bolea --

Canten tu amor,¡oh Príncipe glorioso!
en los remotos términos de España,
pues tu cariño y tu fineza extraña
te previenen aplausos de dichoso.

Timbre será que te haga más famoso,
porque el materno amor,que te acompaña,
tu mismo ser ilustra en tanta hazaña
como es morir de amor tan cariñoso.

Tu muerte fue de amar,como se ha visto.
Tanto puede en tu pecho una memoria.
Que aún no te libra del amor previsto.

¡Oh Príncipe leal!,tu fe notoria
prémiela de su mano el mismo Cristo
dándote la corona de su Gloria.



Leandro Fernández de Moratín

oda. traducción de horacio - rumbo mejor, licino

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Rumbo mejor, licino,
seguirás no engolfándote en la altura,
ni aproximando el pino
a playa mal segura,
por evitar la tempestad oscura.
El que la medianía
preciosa amó, del techo quebrantado
y pobre se desvía
como del envidiado
alcázar, de oro y pórfidos labrado.
Muchas veces el viento
árboles altos rompe; levantadas
torres, con más violento
golpe caen arruinadas;
hiere el rayo las cumbres elevadas.
No en la dicha confía
el varón fuerte; en la aflicción espera
más favorable día:
jove la estación fiera
del hielo vuelve en grata primavera.
Si mal sucede ahora,
no siempre mal será. Tal vez no excusa
con cítara sonora,
febo, animar la musa;
tal vez el arco por los bosques usa.
En la desgracia sabe
mostrar al riesgo el corazón valiente;
y si el viento tu nave
sopla serenamente,
la hinchada vela cogerás prudente.



Leandro Fernández de Moratín

oda. traducción de horacio - más seguro ¡oh! licino

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Más seguro ¡oh! licino
vivirás no engolfándote en la altura,
ni aproximando el pino
a playa mal segura,
por evitar la tempestad obscura.
El que la medianía
preciosa amó, del techo quebrantado
y pobre se desvía
como del envidiado
albergue en oro y pórfidos labrado.
Muchas veces el viento
árboles altos rompe; levantadas
torres con más violento
golpe caen arruinadas;
hiere el rayo las cumbres elevadas.
No en la dicha confía
el varón fuerte; en su aflicción espera
más favorable día:
jove la estación fiera
del hielo vuelve en grata primavera.
Si mal sucede ahora,
no siempre mal será. Tal vez no excusa
con cítara sonora
febo animar la musa;
tal vez el arco por los bosques usa.
En la desgracia sabe
mostrar al riesgo el corazón valiente
y si el viento tu nave
sopla serenamente
la hinchada vela cogerás prudente.



León Felipe

colofón

-- de León Felipe --

Luz...
Cuando mis lágrimas te alcancen
la función de mis ojos
ya no será llorar,
sino ver.



Lope de Vega

quién eres, celemín ¿quién eres, fiera

-- de Lope de Vega --

A un zapato muy grande y desaseado de una dama
¿quién eres, celemín? ¿quién eres, fiera?
¿qué pino te bastó de guadarrama?
¿qué buey que a medellín pació la grama
te dio la suela en toda su ribera?
¿eres, ramplón, de polifemo cuera,
bolsa de arzón, alcoba o media cama?
aquí, de los zapatos de mi dama,
que me suelen servir de bigotera.
¡Oh, zapato cruel!, ¿cuál será el anca
de mula que tiró tal zapateta?
¡y aun me aseguran que el talón le manca!
pues no te iguala bota de vaqueta,
este verano voy a salamanca
y te pienso llevar para maleta.



Lope de Vega

perderá de los cielos la belleza

-- de Lope de Vega --

Perderá de los cielos la belleza
el ordinario curso, eterno y fuerte;
la confusión, que todo lo pervierte,
dará a las cosas la primer rudeza.
Juntaránse el descanso y la pobreza;
será el alma inmortal sujeta a muerte;
hará los rostros todos de una suerte
la hermosa en varïar, naturaleza.
Los humores del hombre, reducidos
a un mismo fin, se abrazarán concordes;
dará la noche luz y el oro enojos.
Y quedarán en paz eterna unidos
los elementos, hasta aquí discordes,
antes que deje de adorar tus ojos.



Lope de Vega

A ti la lira, a ti de Delfo y Delo

-- de Lope de Vega --

A ti la lira, a ti de Delfo y Delo,
Juana, la voz, los versos y la fama;
que mientras más tu hielo me desama,
mas arde Amor en su inmortal desvelo.

Crióme ardiente salamandra el cielo
como sirena a ti, menos la escama;
para ser mariposa no eres llama:
fuerza será mariposar en hielo.

Mi amor es fuego elementar segundo;
de Scitia tu desdén los hielos bebe:
tal imposible a mi esperanza fundo.

Pues .A decir que fuéramos se atreve
(cuando no los hubiera en todo el mundo)
yo Amor, Juana desdén, su pecho nieve.



Lope de Vega

Cesen tus aguas, conjurado cielo

-- de Lope de Vega --

Cesen tus aguas, conjurado cielo,
que está doliente por tu causa el mío;
sigue tu curso, nieva, haz tiempo frío,
cubre el campo de plata, escarcha y hielo.

Si es por vengar al sol, sol tiene el suelo,
que será su Faetón con mayor brío:
¡ay rompan los suspiros que te envío
de tantas nubes el oscuro velo!

Deja reinar a la serena boca
cuyos dientes esconden los enojos
de esta humildad, que a envidia os atribuyo.

Amaina el tiempo que su mal provoca,
salga tu sol en ti, y en mí sus ojos.
Tendrá salud mi cielo, y arco el tuyo.



Lope de Vega

¿Cómo puede, Señor, justificarse

-- de Lope de Vega --

¿Cómo puede, Señor, justificarse
con Vos el hombre, habiéndoos ofendido,
parecer limpio de mujer nacido,
ni el polvo al que es eterno compararse?
¿Cómo puede la nada levantarse,
pues el más estimado y preferido
se ve en tan breve término caído,
que puede hasta la envidia lastimarse?
El bálsamo en los huesos no compone
segunda vez del hombre la armonía,
por más oro que el túmulo corone.
Si no es limpio con Vos el sol, el día,
¿qué será el hombre vil, que a Dios se opone,
resuelto en polvo y en ceniza fría?



Lope de Vega

Detén el curso a la veloz carrera

-- de Lope de Vega --

Detén el curso a la veloz carrera,
desbocado apetito, que me pierdes,
pues ya es razón que a la razón recuerdes,
no se nos vaya la ocasión ligera.
Si te disculpas con la edad primera,
no puedo yo creer que no te acuerdes,
que por los pasos de los años verdes
llegaste al puerto de la edad postrera.
¡En qué esperanza mis errores fundo,
blancas las sienes y las venas hielos,
vil nave, airado viento, mar profundo!
Corre a tu engaño los fingidos velos,
porque lo que es vergüenza para el mundo,
¿cómo no lo será para los cielos?



Lope de Vega

Dulce Señor, mis vanos pensamientos

-- de Lope de Vega --

Dulce Señor, mis vanos pensamientos
fundados en el viento me acometen,
pero por más que mi quietud inquieten
no podrán derribar tus fundamentos.
No porque de mi parte mis intentos
seguridad alguna me prometen
para que mi flaqueza no sujeten,
ligera más que los mudables vientos.
Mas porque si a mi voz, Señor, se inclina
tu defensa y piedad, ¿qué humana guerra
contra lo que Tú amparas será fuerte?
Ponme a la sombra de tu cruz divina,
y vengan contra mí fuego, aire, tierra,
mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte.



Lope de Vega

El galán de la linda bigotera

-- de Lope de Vega --

El galán de la linda bigotera,
que dicen que sin ella os enamora,
no es como vos 1e imagináis agora,
pero como quisiérades que fuera.

Platos suelen estar en espetera,
y espadas en recámara, señora,
y así la bigotera mistifora,
pues no se queda en tres a la primera.

Debe de ser que agora es joven tierno;
pero si no, mandad, si sois servida,
que la traiga de noche por invierno.

Para el frío será cosa escogida:
que bigotera en un lampiño eterno
es poner parche donde no hay herida.



Lope de Vega

En lámimas de plata, en letras de oro

-- de Lope de Vega --

En láminas de plata, en letras de oro,
que en almas escribirse merecía,
vuestro nombre a la fama el mundo envía,
Girón divino del mayor tesoro.

Será sujeto del Castalio coro
mientras dura del cielo el armonía,
famoso en cuanto el sol dilata el día,
del Pez al Cantro, de la Libra al Toro.

Verá la envidia, en la mayor alteza
de títulos tan grandes y escogidos
el del ingenio fértil y abundante.

Igualará la pluma a la grandeza,
y el Parnaso de vos favorecido
tendrá en su frente el cielo como Atlante.



Lope de Vega

Estos los sauces son y ésta la fuente

-- de Lope de Vega --

Estos los sauces son y ésta la fuente,
los montes éstos y ésta la ribera
done vi de mi sol la vez primera
los bellos ojos, la serena frente.
Éste es el río humilde y la corriente,
y ésta la cuarta y verde primavera
que esmalta alegre el campo y reverbera
en el dorado Toro el sol ardiente.
Árboles, ya mudó su fe constante,
Mas, ¡oh gran desvarío!, que este llano,
entonces monte le dejé sin duda.
Luego no será justo que me espante,
que mude parecer el pecho humano,
pasando el tiempo que los montes muda.



Lope de Vega

Fue célebre Jahel, porque la frente

-- de Lope de Vega --

Fue célebre Jahel, porque la frente
a Sisara pasó con atrevida
mano, y el clavo de la frente herida
segunda piedra del pastor valiente,
y Engracia santa, porque heroicamente
la tierna suya, de laurel ceñida,
al clavo de un tirano dio rendida,
será también famosa eternamente.
Quiso imitar a su querido esposo,
y aunque él murió con tres, y ella tenía
uno sólo en el tránsito dichoso,
los dos, que le faltaron aquel día
tuvo en el corazón, tan amoroso,
que blanco de sus clavos parecía.



Lope de Vega

Inmenso monte, cuya blanca nieve

-- de Lope de Vega --

Inmenso monte, cuya blanca nieve
te muestra antes de tiempo encanecido,
en ti quiero vivir, por ver si ha sido
fuego este amor, pues acabar se debe.

Pero si está en el alma, aunque más pruebe
hacer de nieve a su memoria olvido,
será trabajo eterno del sentido
y de mi largo error engaño breve.

Nieve por nieve al fin, puerto por puerto,
blancura y condición, Lucinda helada,
a mi fuego darán remedio cierto.

¡Oh duro puerto una mujer airada!
pero pásele yo quedando muerto,
que a quien cansa el vivir, la muerte agrada.



Lope de Vega

Llorar cuando nací, señal fue cierta

-- de Lope de Vega --

Llorar cuando nací señal fue cierta
de la miseria del vivir futuro,
¿pues qué será de la vida que procuro,
si lágrimas le aguardan a la puerta?
Incierto el cuando, aunque la muerte cierta,
¿cómo a tantos peligros me aventuro?
¿Qué tiene el alma por defensa y muro,
aunque de terrapleno está cubierta
Oh, pues, vida, llorad; llorar conviene,
que no reír, pues si reír pretendo,
no es el efeto que esta causa tiene.
Proporcionad el medio, porque entiendo
que, si reís, impropiamente viene
nacer llorando con vivir riendo



Lope de Vega

Muere la vida, y vivo yo sin vida

-- de Lope de Vega --

Muere la vida, y vivo yo sin vida,
ofendiendo la vida de mi muerte.
Sangre divina de las venas vierte,
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte,
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frio!,
¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.



Lope de Vega

Oh, qué secreto, damas; oh galanes

-- de Lope de Vega --

¡Oh, qué secreto, damas; oh galanes,
qué secreto de amor; oh, qué secreto,
qué ilustre idea, qué sutil conceto!
¡Por Dios que es hoja de me fecit Ioanes!

Hoy cesan los melindres y ademanes,
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más Amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.

No es esto filosófica fatiga,
trasmutación sutil o alquimia vana,
sino esencia real, que al tacto obliga.

Va de secreto, pero cosa es llana,
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana.



Lope de Vega

Padre de los humanos, Amor ciego

-- de Lope de Vega --

Padre de los humanos, Amor ciego,
de quien nació la vida de dos vidas,
y por quien tantas fueron consumidas,
destierro de la paz y del sosiego.

Amor, que a un tiempo eres troyano y griego,
breve placer, tesoro del rey Midas,
divino ensalmador de tus heridas,
luna, que porque crece, mengua luego,

¿por qué te llaman padre, si no eres
como Saturno que sus hijos come?
Que, en efeto, aborreces lo que quieres.

Amor, pues no hay quien residencia tome
a la poca verdad de tus placeres,
mi muerte será Alcides que te dome.



Lope de Vega

Quién eres, celemín? ¿Quién eres, fiera?

-- de Lope de Vega --

¿Quién eres, celemín? ¿Quién eres, fiera?
¿Qué pino te bastó de Guadarrama?
¿Qué buey que a Medellín pació la grama
te dio la suela en toda su ribera?

¿Eres, ramplón, de Polifemo cuera,
bolsa de arzón, alcoba o media cama?
Aquí, de los zapatos de mi dama,
que me suelen servir de bigotera.

¡Oh, zapato cruel!, ¿cuál será el anca
de mula que tiró tal zapateta?
¡Y aun me aseguran que el talón le manca!

Pues no te iguala bota de vaqueta,
este verano voy a Salamanca
y te pienso llevar para maleta.



Lope de Vega

Retira del balcón la gallardía

-- de Lope de Vega --

Retira del balcón la gallardía,
hermosa madre del rapaz Cupido,
que parece portento haber salido
el sol con uñas y tan claro el día.

Lo superfluo del nácar que crecía
sobre la nieve del marfil bruñido,
daba temor al corazón, que, herido,
a tan hermosas manos se rendía.

Venid, amantes, pretended, que cuando
la espada está sin filos, asegura
que el duro golpe no será cortando.

Mas, ¿qué importa, Leonor, si tu hermosura
tiene en los ojos uñas que, mirando,
desuellan almas con mayor blandura?



Lope de Vega

Sentado Endïmión al pie de Atlante

-- de Lope de Vega --

Sentado Endïmión al pie de Atlante,
enamorado de la Luna hermosa,
dijo con triste voz y alma celosa:
«En tus mudanzas, ¿quién será constante?»
«Ya creces en mi fe, ya estás menguante,
ya sales, ya te escondes desdeñosa,
ya te muestras serena, ya llorosa,
ya tu epiciclo ocupas arrogante;
ya los opuestos indios enamoras,
y me dejas muriendo todo el día,
o me vienes a ver con luz escasa».
Oyóle Clicie, y dijo: «¿Por qué lloras,
pues amas a la Luna que te enfría?
¡Ay de quien ama al sol que solo abrasa!»



Lope de Vega

Si es tanta gloria estar a los umbrales

-- de Lope de Vega --

Si es tanta gloria estar a los umbrales
de tu puerta, mi Dios, el estar dentro
¿cómo será, pues en tan alto centro
se deben gozar las celestiales
Yo estoy entre los términos mortales
con tanto bien, que me parece que entro,
sino que al cuerpo en el camino encuentro
cargado de estorbos desiguales.
Miro por los resquicios los dichosos
que caminan a Ti perdido el miedo
a los trances del mundo peligrosos.
Y como caminar tanto no puedo,
baño en llanto mis ojos envidiosos
de ver que van delante y yo me quedo.



Lope de Vega

Yo dormiré en el polvo, y si mañana

-- de Lope de Vega --

Yo dormiré en el polvo, y si mañana
me buscares, Señor, será posible
no hallar en el estado convenible
para tu forma la materia humana.
Imprime agora, ¡oh fuerza soberana!,
tus efetos en mí, que es imposible
conservarse mi ser incorruptible,
viento, humo, polvo y esperanza vana.
Bien sé que he de vestirme el postrer día
otra vez estos huesos, y que verte
mis ojos tienen, y esta carne mía.
Esta esperanza vive en mí tan fuerte,
que con ella no más tengo alegría,
en las tristes memorias de la muerte.



Bien que sagrado incienso, bien que puede

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

«Bien que sagrado incienso, bien que puede
vencer ardiente víctima tu saña
esta corriente que tus basas baña,
lloroso soy, que en calidad le excede.

Este tierno pesar tu reino herede,
por culpa, ¡oh tiempo!, contra ti tamaña:
baste, pues, ya mi mal me desengaña
a que de él limpio y de su culpa quede».

Esto, tierno, lloré, y mi tierno acento
apenas alcanzó el divino oído,
cuando en brazos oí del manso viento:

«El poder restaurarte, ¡oh ya vencido,
Fabio, del tiempo, y de mi tiempo exento!,
será no perder más que lo perdido».



Luis Cernuda

el andaluz

-- de Luis Cernuda --

Sombra hecha de luz,
que templando repele,
es fuego con nieve
el andaluz.
Enigma al trasluz,
pues va entre gente solo,
es amor con odio
el andaluz.
Oh hermano mío, tú.
Dios, que te crea,
será quién comprenda
al andaluz.



Luis Lloréns Torres

a puerto rico

-- de Luis Lloréns Torres --

(a tomás carrión)

la américa fue tuya. Fue tuya en la corona
embrujada de plumas del cacique agüeybana,
que traía el misterio de una noche de siglos
y quemóse en el rayo de sol de una mañana.

El áfrica fue tuya. Fue tuya en las esclavas
que el surco roturaron, al sol canicular.
Tenían la piel negra y españa les dio un beso
y las volvió criollas de luz crepuscular.

También fue tuya españa. Y fue san juan la joya,
que aquella madre vieja y madre todavía,
prendió de tu recuerdo como un brillante al aire

sobre el aro de oro que ciñe la bahía.
¿Y el yanki de alto cuerpo y alma infantil quizás?...
¡E1 yanki no fue tuyo ni lo será jamás!



Luis Palés Matos

fantasía (para la amada del haschich)

-- de Luis Palés Matos --

Bajo la pedrería de la noche estrellada,
borracho en el zafiro de un desmayo amoroso,
sueño en las pupilas morunas de mi amada
que habita en un castillo lejano y misterioso.

Nos amamos de lejos, pues un dragón rabioso
cuida los movimientos de mi novia encantada,
y ella, sin abatirse por su destino odioso,
hila místicamente tranquila y resignada.

¿La fuga? será noche, cuando la primavera
vierta su cornucopia de luz en la pradera
y suene del convento la romántica esquila,

cuando mi amada anónima, que ni una queja exhala,
concluya, con sus dedos delicados, la escala
que hace tiempo en la rueca de su silencio hila.



Luis Rosales

verte, qué visión tan clara.

-- de Luis Rosales --

La lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo fueresincero,todo tu cuerpo será luminoso.
San mateo, vi, 22
verte, qué visión tan clara.
Vivir es seguirte viendo.
Permanecer en la viva
sensación de tu recuerdo.
Verte. La distancia nace.
El cielo suprime al cielo.
La vida se multiplica
por el número de puertos.
Todo colmado por ti.
No ser más que el ojo abierto,
y eternizar el más leve
escorzo de tu silencio.
Verte para amarlo todo.
Claustro en tranquilo destierro.
Dulzor de caña lunada.
Luz en órbita de sueño.
Mortal límite de ti.
Cielo adolescente y tierno.
Núbil paciencia de playa.
Vivir es seguirte viendo.
¡Verte, abril, verte tan sólo!
tranquilísimo desierto.
Pena misericordiosa.
Sosegado advenimiento.
Verte: qué oración tan pura,
islas, nubes, mares, vientos,
las cinco partes del mundo
en las yemas de los dedos.



Líber Falco

¡Oh, calles de los pueblos!

-- de Líber Falco --

..............................

Duermevela la calle
Duermevela la abuela, cerca
de la candela.

Oh, calles de los pueblos.
En una escoba vieja cabalga mi memoria
y alcanza su madeja:
Desde una esquina,
velo María tu sueño.

En sobre de blancas sábanas
tu viajas viaje sereno,
niña de cuerpo moreno.
¡Qué delicado mensaje
y que rúbrica, tu pelo!

¿Será en vano mi desvelo?
Quiero pensarlo y no quiero.
Tu duermes toda la noche.
Yo toda la noche muero.

..............................

Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos.



Líber Falco

Regresó al fondo, hueco y eco de la nada

-- de Líber Falco --

Regresó al fondo, hueco y eco de la nada.
Allí el dolor antiguo le esperaba.
–Hijo, tú cerraste indiferente la puerta,
pero yo te esperaba.
¿Acaso crees que no me debes tu alegría?
Un hombre nace y de su dolor toma nombre.
Y luego su alegría, también de su dolor toma nombre.
Lo que fue tuyo siempre será tuyo.
Y lo que un hombre busca olvidar amando,
ni los demás lo saben, ni apenas tú lo sabes.

Si para huir de mí pones una losa
sobre el hueco y cantas y bailas,
no olvides que yo velo.
Tuya es la embriaguez,
pero yo soy tu padre y no te olvido.



Manuel de Zequeira

A Narcisa en sus días

-- de Manuel de Zequeira --

¡Qué estupendo banquete, qué función
te preparo, oh Narcisa, qué festín!
Tendrás las ricas frutas de Turín,
las tortas te vendrán desde Tolón.

El rey de Esparta tocará el violón,
el de Palmira trinará un violín
y Alejandro vendrá con el flautín
que tocaba el ilustre Agamenón.

Treinta mil reposteros te vendrán
de Pekín, de Moscú y de Jaén
y un millón de princesas de Tetuán:

De Sajonia será el dorado tren;
y contigo los dioses beberán
del licor que bebió Matusalén.



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