Buscar Poemas con Samaritana


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra samaritana

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Rosalía de Castro

Sed de amores tenía, y dejaste

-- de Rosalía de Castro --

Sed de amores tenía, y dejaste
Que la apagase en tu boca
¡Piadosa samaritana!
Y te encontraste sin honra,
Ignorando que hay labios que secan
Y que manchan cuanto tocan.

¡Lo ignorabas!..., Y ahora lo sabes,
Pero yo sé también, pecadora
Compasiva, porque a veces
Hay compasiones traidoras,
Que si el sediento volviese
A implorar misericordia,
Su sed de nuevo apagaras,
Samaritana piadosa.

No volverá, te lo juro;
Desde que una fuente enlodan

Poema Sed de amores tenía, y dejaste de Rosalía de Castro con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

La samaritana

-- de José Tomás de Cuellar --

«DADME á beber del agua de la vida»
Dijo Sarai á Cristo allá en Samaria,
Incrédula tal vez y temeraria.
Jesús al ver á la mujer perdida

Delante de él con la cabeza erguida
Cabe el brocal del pozo solitaria,
Levantó, como losa funeraria,
El velo de su historia envilecida.

Poema La samaritana de José Tomás de Cuellar con fondo de libro

Teófilo V. Méndez Ramos

Ansiedad (Méndez Ramos)

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Ven, amada;
anhelante mi espíritu te llama

En la fuente piadosa de tus labios
apagaré mi sed,
y bendita serás como la dulce
samaritana bíblica.

¡0H, mi sed de ternura!
Ven, amada;
anhelante mi espíritu te llama.

Poema Ansiedad (Méndez Ramos) de Teófilo V. Méndez Ramos con fondo de libro

Meira Delmar

el cántaro

-- de Meira Delmar --

Tú llegaste a mi vida como llegara un día
jesús de galilea al poso de siquem;
cansado, sitibundo, la pupila sombría,
y sombría en el alma la tristeza también.
Yo era entonces murmullo, claridad, alborada...
Agua que entre las piedras revierte su cristal,
y cuando vi la angustia que tus ojos callaban,
murmuré suavemente: ven tu sed a calmar...
Y fui samaritana feliz y jubilosa,
como jamás lo fuera la que jesús halló.
Hecha cántaro el alma, la acerqué, generosa,
a tus labios exangües. ¡Y frescura te dio!
fue milagro mi dádiva en tu silencio triste;
hizo luz en la sombra de tu lento sufrir,
y transformó la angustia que en los ojos trajiste
en un vívido anhelo de soñar y reír...
Si te llama algún día, desde un largo camino,
el afán de distancias, y te lleva otra vez,
mi alma, que entre tus labios fuera cántaro henchido,
en el brocal del pozo ¡se romperá de sed!
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Julio Herrera Reissig

los perros

-- de Julio Herrera Reissig --

El olivo y el pozo... Dormida una aldeana
en el brocal... A un lado la senda viajadora,
y un hombre paso a paso: todo lo que a la hora
suspira una evangélica gracia samaritana...

El sol es, miel, la brisa pluma y el cielo pana...
Y el monte, que una eterna candidez atesora,
ríe como un abuelo a la joven mañana,
con los mil pliegues rústicos de su cara pastora.

Pan y frutas: ingenuos desayunos frugales.
Mientras que los pastores huelgan de sus pradiales
fatigas o se lavan en los remansos tersos,

maniobran hacia el valle de tímpanos agudos
los celosos instintos de los perros lanudos,
de voz ancha, que integran los ganados dispersos.



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