Buscar Poemas con Retrato


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 42 poemas con la palabra retrato

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Delmira Agustini

Luz púrpura con tu retrato

-- de Delmira Agustini --

Yo no sé si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de emperador innato.

¡Amanece a mis ojos, en mis manos!
Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,
y me abro en flor. Entonces, soberanos

de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo sé y tú sabes.
Y te dejo morir. Queda en mis manos

una gran mancha lívida i sombría.
Y renaces en mí melancolía
formado de astros fríos y lejanos.

Poema Luz púrpura con tu retrato de Delmira Agustini con fondo de libro

Vital Aza

Retrato a pluma

-- de Vital Aza --

RETRATO A PLUMA

Me mandas, caprichosa Dorotea,
que te haga en un soneto tu retrato,
y pues no soy ni descortés, ni ingrato,
acepto gustosísimo tu idea.

No soy de los que dicen que eres fea.
¡Quien lo diga es un necio, un mentecato!
Yo probaré, cumpliendo tu mandato,
que eres casi una Venus Citerea.

Voy a empezar... Con el deseo lucho
de hacer aquí un retrato tan completo
que no lo iguale el del pintor más ducho...

¡Manos, pues, a la obra! Yo prometo...
Pero otra vez será. ¡Lo siento mucho!
Me he distraído ¡y se acabó el soneto!

Poema Retrato a pluma de Vital Aza con fondo de libro

Julián del Casal

al mismo (enviándole mi retrato)

-- de Julián del Casal --

Al mismo
(enviándole mi retrato)
no busques tras el mármol de mi frente
del ideal la esplendorosa llama
que hacia el templo marmóreo de la fama
encaminó mi paso adolescente;
ni tras el rojo labio sonriente
la paz del corazón de quien te ama,
que entre el verdor de la florida rama
ocúltase la pérfida serpiente.
Despójate de vanas ilusiones,
clava en mi rostro tu mirada fría
como su pico el pájaro en el fruto,
y sólo encontrarás en mis facciones
la indiferencia del que nada ansía
o la fatiga corporal del bruto.

Poema al mismo (enviándole mi retrato) de Julián del Casal con fondo de libro

Julián del Casal

ante el retrato de juana samary

-- de Julián del Casal --

Ante el retrato de juana samary
nunca te conocí, mas yo te he amado
y, en mis horas amargas de tristeza,
tu imagen ideal he contemplado
extasiándome siempre en su belleza.
Aunque en ella mostrabas la alegría
que reta a los rigores de la suerte,
detrás de tus miradas yo advertía
el terror invencible de la muerte.
Y no te amé por la sonrisa vana
con que allí tu tristeza se reviste;
te amé, porque en ti hallaba un alma hermana,
alegre en lo exterior y dentro triste.
Hoy ya no atraes las miradas mías
ni mi doliente corazón alegras,
en medio del cansancio de mis días
o la tristeza de mis noches negras;
porque al saber que de tu cuerpo yerto
oculta ya la tierra tus despojos,
siento que algo de mí también ha muerto
y se llenan de lágrimas mis ojos.
¡Feliz tú que emprendiste el raudo vuelo
hacia el bello país desconocido
donde esparce su aroma el asfodelo
y murmura la fuente del olvido!
igual suerte en el mundo hemos probado,
mas ya contra ella mi dolor no clama:
si tú nunca sabrás que yo te he amado
tal vez yo ignore siempre quién me ama.



Gutierre de Cetina

a don jerónimo de la cerda sobre un retrato

-- de Gutierre de Cetina --

Si por prueba mayor de su victoria
mostrando va perseo la peligrosa
cabeza de medusa, y por tal cosa
fue consagrado a la inmortal memoria,
¡cuánto sois digno vos de mayor gloria,
que otra nueva medusa y más hermosa
os ha vencido, y cuanto más honrosa
que fue su vencimiento, es vuestra historia!
estad, señor, con tal retrato ufano;
que si perseo lo viese, él trocaría
en vos su vencimiento y sus loores.
Pero no lo mostréis tan a la mano,
que si aquella mató mientras vivía,
la sombra de esta matará de amores.



Vicente Aleixandre

emilio prados (retrato en redondo)

-- de Vicente Aleixandre --

Emilio prados
(retrato en redondo)
1
una sombra. Sólo una
sombra justa. Sin penumbra.
2
Un perfil. Tan sólo un crudo
perfil sobre el cielo puro.
3
Un torso. Un torso de pluma
quieto, peinado de espumas.
4
(No hay que tocarlo. Una herida,
sin saberse, quedaría.)
5
Una mano. ¿Blanca? ¿negra?
sus dos manos verdaderas.
6
Una frente. ¿Y los luceros?
una frente hasta vencerlos.
7
(La noche, en comba, cerrada
sobre su negra mirada.)
8
El aire en su brazo. ¿El aire?
(una sierpe se contrae.)
9
Gime la luz. De su boca
surte, dolida, la aurora.
10
Inagotable la vierte,
cierra los ojos, y siente.
11
Se ha hecho ya el día. Completo
se le lanza contra el pecho.
12
Pero en el suelo, tendido,
su pie lo pisa, infinito.



Ana Francisca Abarca de Bolea

A un retrato de la Reina Nuestra Señora

-- de Ana Francisca Abarca de Bolea --

Retóricos pretenden los colores

persuadir a los ojos su fineza,

Íncaros siendo a la mayor alteza

que del arte aniquila los primores.

Pero al amor acuden por favores

Para poder copiar un belleza,

temiendo de lo hermoso la grandeza

que,aunque anima,fulmina mil rigores.

De Mariana mirando el candor puro

el cuarto sol de España,en el translado

reverberando en si las luces bellas

y con ser mucho menos pintado,

abrasado quedó de sus centellas.



Leandro Fernández de Moratín

soneto. para el retrato de felipe blanco primer gracioso del teatro de barcelona 1816

-- de Leandro Fernández de Moratín --

¿me veis que serio estoy? pues no os espante
la adusta gravedad de mi persona,
que adentro tengo el alma retozona
diverso de mi genio es mi semblante.
Prosa o verso me dicten elegante
los que trepan al cerro de helicona,
mis gracias aseguran su corona
cuando animo la crítica picante.
Los que quieren gemir y dar suspiros,
y sus lágrimas compran con dinero,
lloren, oyendo heroicidades tristes;
mas si queréis vosotros divertiros,
venid a mí: que el amargor severo
de la verdad os disimulo en chistes.



Lope de Vega

Ay dulce puerta, en cuyo mármol cargas

-- de Lope de Vega --

¡Ay dulce puerta en cuyo mármol cargas,
dueño cruel, las armas homicidas,
empresa y sepultura de las vidas,
que para fin tan miserable alargas!

¡Ay piedras que a mis lágrimas amargas,
con ser piedras, estáis enternecidas,
en quien son y serán entretenidas
de mi corto vivir las horas largas!

Yo os adoro y respeto por aquélla,
cuy retrato sois, porque sin duda
alguna alma de piedra vive en ella,

tan dura, helada y de calor desnuda,
para dar a mi llanto una centella
que sólo os diferencia en que se muda.



Lope de Vega

Humíllense a tu sacro mausoleo

-- de Lope de Vega --

Humíllense a tu sacro Mausoleo
fuerte David y Salomón prudente,
el rebelde gigante del Oriente
y el idolatra del contrario polo;

y a tu pendón crucígero, que solo
fue del África y Asia rayo ardiente,
cuantos beben la bárbara corriente
de Eúfrates, Nilo, Ganges y Pactolo.

La religión y la justicia lloren,
¡oh pacífico Numa, oh gran Torcato!,
España, Italia y Francia enternecida.

Y todos juntos nuevamente adoren
encima de tus aras tu retrato,
tercero entre tu muerte y nuestra vida.



Lope de Vega

La blanca en el valor, venida a España

-- de Lope de Vega --

La blanca en el valor, venida a España,
y en Francia y en el mundo, más preciosa,
vertiendo hielo marchitó la rosa
de las mejillas que llorando baña.

Del fuerte Pedro, armado en la campaña,
vencido de otro amor, está quejosa,
y aunque no la de oír con voz piadosa,
movió la lengua propia en lengua extraña:

«Amor, sangre conforme, estrella, trato,
faltando todo en mí, pudo hallar modo
que amase, y me olvidase Pedro ingrato».

«Amo, aborrece; pido, niega en todo;
su sombra adoro, y huye mi retrato;
yo tierna, él fuerte; yo francesa, él godo».



Lope de Vega

Retrato mío, mientras vivo ausente

-- de Lope de Vega --

Retrato mío, mientras vivo ausente,
guardad la puerta, asido de la llave,
que haré a Guzmán que este bosquejo acabe,
con lo que me pusieron en la frente.

Laurel decía la engañada gente,
no le afrentéis con otra rama grave,
porque si Midas el remedio sabe,
la tierra no lo sufre ni consiente.

Mi bien es de las Indias combatido;
decid si el alma consintió en mi daño;
que el alma no la compra mortal precio.

Y pues Guzmán no os acabó el vestido,
yo os le daré por este desengaño;
aunque cualquiera desengaño es necio.



Lope de Vega

Mi bien nacido de mis propios males

-- de Lope de Vega --

Mi bien nacido de mis propios males,
retrato celestial de mi Belisa,
que en mudas voces y con dulce risa,
mi destierro y consuelo hiciste iguales;
segunda vez de mis entrañas sales,
mas pues tu blanco pie los cielos pisa,
¿por qué el de un hombre en tierra tan aprisa
quebranta tus estrellas celestiales?
Ciego, llorando, niña de mis ojos,
sobre esta piedra cantaré, que es mina
donde el que pasa al indio en propio suelo,
hallé más presto el oro en tus despojos,
las perlas, el coral, la plata fina.
Mas, ¡ay!, que es ángel y llevólo al cielo.



Manuel del Palacio

Enviando un retrato

-- de Manuel del Palacio --

¡Ahi va! Tal tiene escrito en la baraja
El caballo de copas, segun creo,
Que hace ya mucho tiempo no le veo
Con gran satisfacción para mi caja.

Ahí va la que me pides pobre albaja,
Copia con que respondo á tu deseo,
Y cuyo original bastante feo
Por ponerse á tus órdenes trabaja.

No la contemples con desden ni risa
Si vulgar se te antoja la figura
Y la frente borrada é indecisa.

Imágen cierta de la edad madura,
Claro te dice que se van aprisa
La juventud, el pelo y la hermosura.



Jacinto de Salas y Quiroga

Yo te amo

-- de Jacinto de Salas y Quiroga --

Angelito, dame un beso;
dame un beso y un abrazo,
que tu padre está en la guerra
hace ya más de dos años,
y de entonces nada basta
para darme buenos ratos
sino una voz de tu boca,
sino un beso de tus labios.
¡Pobrecillo!... ¡Cuántos lloros
a mí mísera has costado!
De tu padre, ángel del cielo,
eres el vivo retrato.
Esas mejillas de rosa,
esos ojos azulados
que respiran solo amor...
Eso todo, no hay dudarlo,
eso todo es de mi Antonio...
Aprende, niño adorado,
a decir como tu madre:
«Yo te amo, yo te amo».
Mamá, mamá, ¿por qué quieres
que suspire al pronunciarlo?
-Hijo mío, dame un beso.
-Mamá mía, yo te amo.
Vino luego de la guerra
el militar suspirado,
y al darle un abrazo tierno,
fuera de sí, enajenados,
hijo y madre repetían:
«Yo te amo, yo te amo».



Jaime Sabines

tu cuerpo está a mi lado

-- de Jaime Sabines --

Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tu llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos.



Jaime Torres Bodet

retrato

-- de Jaime Torres Bodet --

Tu amor es todo de ausencia.
Llegan a mi alma
como el aroma de un jardín oculto
tus palabras, vagas.
No sabes durar. Tu esencia
como el agua pasa.
Como el agua el alma del cielo que miras
es, sólo, tu alma.
Para otros fuera como arcilla dócil,
como yedra blanda.
Yo no logré verte quieta un solo instante
en la misma rama...



César Vallejo

cesa el anhelo, rabo al aire

-- de César Vallejo --

Cesa el anhelo, rabo al aire. De súbito, la vida amputa, enseco. Mi propia sangre me salpica en líneas femeninas, y hastala misma urbe sale a ver esto que se para de improviso.
Qué ocurre aquí, en este hijo del hombre? clama laurbe, y en una sala del louvre, un niño llora de terror a lavista del retrato de otro niño.
Qué ocurre aquí, en este hijo de mujer? clama la urbe,y a una estatua del siglo de los ludovico, le nace una brizna de yerbaen plena palma de la mano.
Cesa el anhelo, a la altura de la mano enarbolada. Y yo me escondodetrás de mí mismo, a aguaitarme si paso por lo bajo omerodeo en alto.



César Vallejo

quisiera hoy ser feliz de buena gana

-- de César Vallejo --

Quisiera hoy ser feliz de buena gana,
ser feliz y portarme frondoso de preguntas,
abrir por temperamento de par en par mi cuarto, como loco,
y reclamar, en fin,
en mi confianza física acostado,
sólo por ver si quieren,
sólo por ver si quieren probar de mi espontáneaposición,
reclamar, voy diciendo,
por qué me dan así tánto en el alma.
Pues quisiera en sustancia ser dichoso,
obrar sin bastón, laica humildad, ni burro negro.
Así las sensaciones de este mundo,
los cantos subjuntivos, .
El lápiz que perdí en mi cavidad
y mis amados órganos de llanto.
Hermano persuasible, camarada,
padre por la grandeza, hijo mortal,
amigo y contendor, inmenso documento de darwin:
¿a qué hora, pues, vendrán con mi retrato?
¿a los goces? ¿acaso sobre goce amortajado?
¿más temprano? ¿quién sabe, a lasporfías?
a las misericordias, camarada,
hombre mío en rechazo y observación, vecino
en cuyo cuello enorme sube y baja,
al natural, sin hilo, mi esperanza...



César Vallejo

poema para ser leído y cantado

-- de César Vallejo --

Poema para ser leído y cantado
sé que hay una persona
que me busca en su mano, día y noche,
encontrándome, a cada minuto, en su calzado.
¿Ignora que la noche está enterrada
con espuelas detrás de la cocina?
sé que hay una persona compuesta de mis partes,
a la que integro cuando va mi talle
cabalgando en su exacta piedrecilla.
¿Ignora que a su cofre
no volverá moneda que salió con su retrato?
sé el día,
pero el sol se me ha escapado;
sé el acto universal que hizo en su cama
con ajeno valor y esa agua tibia, cuya
superficial frecuencia es una mina.
¿Tan pequeña es, acaso, esa persona,
que hasta sus propios pies así la pisan?
un gato es el lindero entre ella y yo,
al lado mismo de su tasa de agua.
La veo en las esquinas, se abre y cierra
su veste, antes palmera interrogante...
¿Qué podrá hacer sino cambiar de llanto?
pero me busca y busca. ¡Es una historia!



Pablo Neruda

soneto xliii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Un signo tuyo busco en todas las otras,
en el brusco, ondulante río de las mujeres,
trenzas, ojos apenas sumergidos,
pies claros que resbalan navegando en la espuma.
De pronto me parece que diviso tus uñas
oblongas, fugitivas, sobrinas de un cerezo,
y otra vez es tu pelo que pasa y me parece
ver arder en el agua tu retrato de hoguera.
Miré, pero ninguna llevaba tu latido,
tu luz, la greda oscura que trajiste del bosque,
ninguna tuvo tus diminutas orejas.
Tú eres total y breve, de todas eres una,
y así contigo voy recorriendo y amando
un ancho mississippi de estuario femenino.



Pablo Neruda

soneto xxii cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Soneto xxii
cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en angol, a la luz de la luna de junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.



Pablo Neruda

soneto lxxvi cien sonetos de amor (1959) tarde

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxxvi
diego rivera con la paciencia del oso
buscaba la esmeralda del bosque en la pintura
o el bermellón, la flor súbita de la sangre
recogía la luz del mundo en tu retrato.
Pintaba el imperioso traje de tu nariz,
la centella de tus pupilas desbocadas,
tus uñas que alimentan la envidia de la luna,
y en tu piel estival, tu boca de sandía.
Te puso dos cabezas de volcán encendidas
por fuego, por amor, por estirpe araucana,
y sobre los dos rostros dorados de la greda
te cubrió con el casco de un incendio bravío
y allí secretamente quedaron enredados
mis ojos en su torre total: tu cabellera.



José Tomás de Cuellar

En el reverso de un retrato

-- de José Tomás de Cuellar --

TÚ que vas á su lado
Podrás decirle mi mortal desvelo,
Podrás decirle que en mi triste vida
Él es mi solo anhelo;
Que en mi pecho grabado
Llevo su rostro pálido y querido,
Que lo idolatro como á un bien hallado
Y que lo lloro como un bien perdido.



Juan de Tassis y Peralta

a un retrato

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Ofensas son, señora, las que veo,
hechas a vuestras grandes perfecciones,
porque donde acredita sus pasiones
sólo amor las escribe y yo las leo.
Vencido queda el arte del deseo,
los imposibles dando por razones,
y en esta fe tan libre de opiniones
fundo lo que de vos no alcanzo y creo.
Si en lo menos se pierde más el tino,
en lo más, ¿qué será de aquel traslado
que procura sacar el arte en vano?
sólo yo tengo aquel tan peregrino
en que el original no está agraviado,
hecho en mi corazón por vuestra mano.



Gutierre de Cetina

si el celeste pintor no se extremara

-- de Gutierre de Cetina --

En haceros extremo de hermosura,
si cuanto puede dar beldad natura
tan natural en vos no se mostrara,
ni el retrato imperfecto se juzgara,
ni me quejara yo de mi ventura,
porque correspondiera la pintura
al vivo original do se sacara.
Pero, dama, pues ya no vive fidia,
ni humano genio basta a retrataros,
sin que quede confusa o falsa el arte,
debéis, para que no mueran de invidia
las menos que vos bellas, contentaros
con ver de lo que sois sola esa parte.



Gutierre de Cetina

si de una piedra fría enamorado

-- de Gutierre de Cetina --

Pudo pigmalión mover el cielo,
si pudo a tanto ardor poner consuelo
falso espíritu en ella transformado,
siendo retrato vos tan bien sacado
de la mayor beldad que hay en el suelo,
y siendo ante mi ardor el suyo un hielo,
¿por qué no me ha el amor a mí engañado?
¡ay de mí! ¿para qué? ¿qué es lo que pido?
¿si espíritu tuviese esa pintura,
podría mejorarse mi partido?
no, porque en caso tal ¿quién me asegura,
si os hubiese en las mañas parecido
tanto como os parece en la hermosura?



Salvador Novo

el amigo ido

-- de Salvador Novo --

Me escribe napoleón:
el colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente en inglés,
te mando un retrato del edificio...

Ya no robaremos juntos dulces
de las alacenas, ni escaparemos
hacia el río para ahogarnos a medias
y pescar sandías sangrientas.

Ya voy a presentar sexto año;
después, según las probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré ambiciones, barba, pantalón largo...

Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos dios.



Sor Juana Inés de la Cruz

soneto cxlv a su retrato

-- de Sor Juana Inés de la Cruz --

Este que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.



Sor Juana Inés de la Cruz

Soneto CXLV - A su retrato

-- de Sor Juana Inés de la Cruz --

Este que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

Éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

Es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:

Es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.



Vicente Huidobro

Hija

-- de Vicente Huidobro --

Tengo tu rostro entre las manos
oh aire dulce retrato de aire
anillo del mundo y del pasado
tu rostro de silencio
rostro de lámpara tierna
con qué facilidad te formas en mis ojos
como vuelves alegrando la negrura.

Miseria del recuerdo
en el umbral del frío la selva se hace sueño
se desprenden las hojas
se mueren las miradas gota a gota.



Evaristo Carriego

Como en los buenos tiempos

-- de Evaristo Carriego --

A veces, miro un poco entristecido
la fiel evocación de ese retrato
donde estás viva, aunque mucho rato,
digo bien, mucho rato ha que te has ido.

¡Y apenas la impresión que nada deja!
Tal vez he preferido más perderte
que haber seguido amándote, hasta verte
con la vergüenza de sentirte vieja.

Y, sin embargo, acaso mentiría,
si quisiera decir que todavía
no he cesado de oirte junto al piano

que nadie ha vuelto a abrir, como en ninguna
emoción de aquel tiempo tan lejano
cuando aún eras prima de la luna.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 49

-- de Francisco de Quevedo --

Tan vivo está el retrato y la belleza
que amor tiene en el mundo por escudo,
que, con mirarle tan de cerca, dudo
cual de los dos formó naturaleza.
Teniéndole por filis, con presteza,
mi alma se apartó del cuerpo rudo,
en mí volví, corrido con tristeza.
En el llevar tras sí mi fe y deseo
es filis viva, pues su ser se incluye,
con cuyo disfavor siempre peleo.
Mas su rigor aquesto lo destruye,
y que no es filis al momento creo,
pues que de mí, mirándome, no huye.



Francisco de Quevedo

diana y acteón

-- de Francisco de Quevedo --

Estábase la efesia cazadora
dando en aljófar el sudor al baño,
en la estación ardiente, cuando el año
con los rayos del sol el perro dora.
De sí (como narciso) se enamora;
(vuelta pincel de su retrato extraño),
cuando sus ninfas, viendo cerca el daño,
hurtaron a acteón a su señora.
Tierra le echaron todas por cegalle,
sin advertir primero que era en vano,
pues no pudo cegar con ver su talle.
Trocó en áspera frente el rostro humano,
sus perros intentaron de matalle,
mas sus deseos ganaron por la mano.
Esta obra se encuentra en dominio público.
Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace
más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio
público.



Francisco Sosa Escalante

Tu retrato

-- de Francisco Sosa Escalante --

Vanidoso el artista, fiel traslado
Creyó dejar aquí de tu hermosura,
¡Como si en esta pálida pintura
Estuviese tu hechizo retratado!

No pudo, no, copiar el encantado
Mirar de tus papilas, su ternura,
Ni la sonrisa de tus labios pura,
Ni tu talle gentil y delicado.

Y yo que nunca ambicioné del arte
El lauro, ni su gloria pretendia,
Puedo sin loca vanidad jurarte

Que en el sagrario está del alma mia
Tu imágen, que grabé para adorarte
Hasta que llegue mi postrero dia.



José Alonso y Trelles

Cantares (Alonso y Trelles)

-- de José Alonso y Trelles --

Las avispas del deseo
Son -al verte ráir- felices,
Porque roban a tu boca
La miel pa sus camoatises.

Pa saber si te he querido
Vení a verme lo que muera,
Y campiando en mis pupilas
Verás tu retrato en eyas.

Perezosos son mis ojos
Pa abrirse cuando está lejos,
Porque te encuentran cerquita
Con sólo mirar pa dentro.

Cuando oigás que estoy muriendo
Por compasión vení a verme;
Porque estando vos con migo
No he de ver yegar la muerte.

Era rumbiar pa tu rqancho
Y alegrarse mi overito,
¿Por qué será qur hoy se empaca
Y no va si no lo hostigo?

Me engañastes y juré
Odiarte dende aquel día;
Pero el querer es mañero
Y yo te quiero entuavía.



José Joaquín de Olmedo

Al retrato de un Cupido dado por Nise

-- de José Joaquín de Olmedo --

¿Dónde corres, Cupido,
a la luz de tus fuegos,
seguido de tu madre
tan alegre y contento?
Para más bien, y llora:
no todos son tus siervos;
la joven que yo adoro
se resiste a tu imperio.

Deja ya ese arco flojo
por el uso y el tiempo,
ni tu dorada aljaba
penda de tu hombro bello,
y apaga de tu tea
el ya lánguido fuego,
que la joven que adoro
se resiste a tu imperio.

Antes bien busca flechas
y un arco más certero,
y o súmete en la tierra,
o levántate al cielo,
para encender tu antorcha
de más activo fuego,
pues la joven que adoro
se resiste a tu imperio.



Baltasar del Alcázar

Salir por pies

-- de Baltasar del Alcázar --

Mostróme Inés, por retrato
de su belleza los pies;
yo la dije: --Eso es, Inés,
buscar cinco pies al gato.
Rióse, y como eran bellos,
y ella por extremo bella,
arremetí por cogella,
y escapóseme por ellos



Clemente Althaus

A Consuelo

-- de Clemente Althaus --

Razón, consuelo, has tenido
al decir que tu traslado
ningún artista ha logrado
que te salga parecido.
Pero no es justo que estés
demostrando airado pecho
con ellos, por no haber hecho
lo que posible no es:
ya que cincel y pinceles
en tu rostro soberano
probado hubieran en vano
el claro Fidias y Apeles.
Y si ves de las demás
los parecidos retratos,
que a sus modelos son gratos,
por mejorados quizás,
Es que de la tuya dista
mucho su beldad, y así
quéjate sólo de ti,
pues de que ningún artista
que tu retrato hacer osa
le pinte bien o le esculpa,
no tiene el arte la culpa
sino el ser tú tan hermosa.



Ramón López Velarde

ella

-- de Ramón López Velarde --

Ella
esta novia del alma con quien soñé en un día
fundar el paraíso de una casa risueña
y echar, pescando amores, en el mar de la vida
mis redes, a la usanza de la edad evangélica,
es blanca como la hostia de la primera misa
que en una azul mañana miró decir la tierra,
luce negros los ojos, la túnica sombría
y en un ungir las heridas las manos beneméritas.
Dormir en paz se puede sobre sus castos senos
de nieves, que beatos se hinchan como frutas
en la heredad de cristo, celeste jardinero;
tiene propiedades hondas y los labios de azúcar
y por su grave porte se asemeja al excelso
retrato de la virgen pintado por san lucas.



Ramón López Velarde

Ella (Velarde)

-- de Ramón López Velarde --

Esta novia del alma con quien soñé en un día
Fundar el paraíso de una casa risueña
Y echar, pescando amores, en el mar de la vida
Mis redes, a la usanza de la edad evangélica.

Es blanca como la hostia de la primera misa
Que en una azul mañana miró decir la tierra
Luce negros los ojos, la túnica sombría
Y en un ungir las heridas las manos beneméritas.

Dormir en paz se puede sobre sus castos senos
De nieve, que beatos se hinchan como frutas
En la heredad de Cristo, celeste jardinero;

Tiene propiedades hondas y los labios de azúcar,
Y por su grave porte se asemeja al excelso
Retrato de la Virgen pintado por San Lucas.



Rubén Darío

Para la misma

-- de Rubén Darío --

Al sentarme a la mesa,
Bañado en la luz del día,
El retrato de María,
La cubana-japonesa.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba