Buscar Poemas con Reparar


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra reparar

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Juan Meléndez Valdés

Sin reparar adónde me llevaba

-- de Juan Meléndez Valdés --

Sin reparar adónde me llevaba
ni do parar pudiera, a Amor seguía
que por una anchura y fresca vía
a un muy ameno valle me guiaba.

Un palacio de lejos se mostraba,
al cual por acercarme me afligía,
cuando sintió improviso el alma mía
un lazo que seguir me embarazaba.

Acudí a desprenderme y, como el ave
que por huir la liga más se enreda,
en trampa me miré tan dura y fuerte

que por librarme de su cárcel grave
la muerte sola que probar me queda,
y aun pienso que no baste ni aun la muerte.

Poema Sin reparar adónde me llevaba de Juan Meléndez Valdés con fondo de libro

Amado Nervo

reparación

-- de Amado Nervo --

¡en esta vida no la supe amar!
dame otra vida para reparar,
¡oh dios!, mis omisiones,
para amarla con tantos corazones
como tuve en mis cuerpos anteriores;
para colmar de flores,
de risas y de gloria sus instantes;
para cuajar su pecho de diamantes
y en la red de sus labios dejar presos
los enjambres de besos
que no le di en las horas ya perdidas...
Si es cierto que vivimos muchas vidas
(conforme a la creencia
teosófica), señor, otra existencia
de limosna te pido
para quererla más que la he querido,
para que en ella nuestras almas sean
tan una, que las gentes que nos vean
en éxtasis perenne ir hacia dios
digan: ¡como se quieren esos dos!
a la vez que nosotros murmuramos
con un instinto lúcido y profundo
(mientras que nos besamos
como locos): ¡quizá ya nos amamos
con este mismo amor en otro mundo!

Poema reparación de Amado Nervo con fondo de libro

Jorge Riechmann

8

-- de Jorge Riechmann --

Renuncia al centro.
El sol succiona la sangre de los muertos; la acuña
en monedas de luz con que engaña a los vivos.
La gran ciudad diluye tanto el sueño
que éste deja de reparar fuerzas y purificar el sudor;
en la gran ciudad el pan supura arena;
los ojos de las mujeres se vidrian de mudez.
Renuncia al centro.
Un punto que no existe imanta todas las miradas:
mientras tanto se siegan cuerpos
los árboles pierden la memoria
las parturientas mastican cristal.
Renuncia al centro.
Puedes buscar las manos fértiles de los ancianos
las manos inventoras de los niños
el gozoso misterio en las manos de tus hermanos y hermanas:
renuncia al centro.

Poema 8 de Jorge Riechmann con fondo de libro

Teófilo V. Méndez Ramos

Andarás por la vida

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Andarás por la vida
abismado en ti mismo;

Abismado en ti mismo y el alma dolorida,
enferma de lirismo.
Andarás por la vida, absorto en tu quimera
sin reparar que es buena
la vida... Y que la pena
agostó tu primavera.

Y el dolor será lumbre,
y el dolor será, entonces, piadosa claridad
que orientará tu vida hacia la ansiada cumbre
de la serenidad.

Y ardiendo en sacro fuego, has de llamar hermano;
como el Santo de Asís;
al gusano infeliz.



Julio Herrera Reissig

la huerta

-- de Julio Herrera Reissig --

Por la teja inclinada de las rosas techumbres
descienden en silencio las horas... El bochorno
sahúma con bucólicas fragancias el contorno
ufano como nunca de vistosas legumbres.

Hécuba diligente da en reparar las lumbres...
Llegan por el camino cánticos de retorno.
Iris, que no ve casi, abandona su torno,
y suspira a la tarde, libre de pesadumbres.

Oscurece. Una mística majestad unge el dedo
pensativo en los labios de la noche sin miedo...
No llega un solo eco, de lo que al mundo asombra,

a la almohada de rosas en que sueña la huerta...
Y en la sana vivienda se adivina la sombra
de un orgullo que gruñe como un perro a la puerta.



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