Buscar Poemas con Regia


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra regia

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César Vallejo

Comunion

-- de César Vallejo --

Linda Regia! Tus venas son fermentos
de mi noser antiguo y del champaña
negro de mi vivir!

Tu cabello es la ignota raicilla
del árbol de mi vid.
Tu cabello es la hilacha de una mitra
de ensueño que perdí!

Tu cuerpo es la espumante escaramuza
de un rosado Jordán;
y ondea, como un lago beatífico
que humillara a la víbora del mal!

Tus brazos dan la sed de lo infinito,
con sus castas hespérides de luz,
cual dos blancos caminos redentores,
dos arranques murientes de una cruz.
Y están plasmados en la sangre invicta
de mi imposible azul!

Tus pies son dos heráldicas alondras
que eternamente llegan de mi ayer!
Linda Regia! Tus pies son las dos lágrimas
que al bajar del Espíritu ahogué,
un Domingo de Ramos que entré al Mundo,
ya lejos para siempre de Belén!

Poema Comunion de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

comunión

-- de César Vallejo --

Comunión
linda regia! tus venas son fermentos
de mi no ser antiguo y del champaña
negro de mi vivir!
tu cabello es la ignota raicilla
del árbol de mi vid.
Tu cabello es la hilacha de una mitra
de ensueño que perdí!
tu cuerpo es la espumante escaramuza
de un rosado jordán;
y ondea, como un látigo beatifico
que humillara a la víbora del mal!
tus brazos dan la sed de lo infinito,
con sus castas hespérides de luz,
cual dos blancos caminos redentores,
dos arranques murientes de una cruz.
Y están plasmados en la sangre invicta
de mi imposible azul! tus pies son dos heráldicas alondras
que eternamente llegan de mi ayer!
linda regial tus pies son las dos lágrimas
que al bajar del espíritu ahogué,
un domingo de ramos que entré al mundo,
ya lejos para siempre de belén!

Poema comunión de César Vallejo con fondo de libro

Rafael María Baralt

Al nacimiento de la Princesa de Asturias

-- de Rafael María Baralt --

¡La Reina es madre! Venturoso día
luce por fin en el Oriente hispano:
présago de salud, con hondo arcano
a Trono y Pueblo el Hacedor le envía.

Cesa la guerra; la Discordia impía
huye al profano; y del bifronte Jano
cerrado el templo, con augusta mano
la regia prole a la virtud nos guía.

Y la patria revive; árbitro y dueño
es de la tierra; y su blasón divino
brilla otra vez con inmortal hazaña.

Ángel querido, así al mirarte, el ceño
la suerte depondrá, y alto destino
de honor y gloria labrarás a España.

Poema Al nacimiento de la Princesa de Asturias de Rafael María Baralt con fondo de libro

Gertrudis Gómez de Avellaneda

En la muerte del laureado poeta señor don Manuel José Quintana

-- de Gertrudis Gómez de Avellaneda --

Cantos de regocijo y de victoria
Nuestras voces alzaron aquel día
Que regia mortal mano te ceñía
Mezquino lauro de terrestre gloria:

Y hoy que a la voz de tu Hacedor acudes,
A recibir la fúlgida diadema
Que la inmutable Majestad Suprema
Guarda en la eterna patria a las virtudes

Hoy nuestra flaca condición humana
Su aliento en vano a remontar aspira
¡No le es dado arrancar, noble Quintana,
Ni un tierno adiós de la enlutada ¡ira!

Que aunque la Fe con resplandor divino
La densa noche del sepulcro alumbre,
Y la Esperanza hasta la excelsa cumbre
Vuele, mostrando tu triunfal camino;

Aquí -al mirar tus fúnebres despojos
A la tierra volver- sólo nos queda,
Con tu corona, que la España hereda,
¡Duelo en el corazón llanto en los ojos!



Antonio Machado

Al joven meditador José Ortega y Gasset

-- de Antonio Machado --

A ti laurel y yedra
corónente, dilecto
de Sofía, arquitecto.
Cincel, martillo y piedra
y masones te sirvan; las montañas
de Guadarrama frío
te brinden el azul de sus entrañas,
meditador de otro Escorial sombrío,
y que Felipe austero,
al borde de su regia sepultura,
asome a ver la nueva arquitectura
y bendiga la prole de Lutero.



Manuel Reina

A media noche (Reina)

-- de Manuel Reina --

Choca tu dulce boca con la mía,
mujer deslumbradora;
y brotará la ardiente poesía
que mi mente atesora.

Deja, deja que rompa ese lujoso
traje de terciopelo
que oculta, como amante cariñoso,
de tu belleza el cielo.

Quiero una bacanal regia y grandiosa;
que el dios de los amores
en ella cubra tu cabeza hermosa
de perfumadas flores.

Un banquete de dioses, una orgía
tan rica y deslumbrante,
que exceda a la más bella fantasía
del genio más gigante.

Que esté el salón cubierto de brocados,
y telas suntuosas;
la mesa, de manjares delicados
y de divinas rosas.

Y que haya esos licores deliciosos
coronados de llamas,
que engendran en la mente luminosos
y bellos panoramas.

Los generosos vinos espumantes
dejemos al olvido;
¡quiero beber en copa de brillantes
el oro derretido!

Y cuando de estos goces y delicias
esté mi pecho lleno,
expirar entre besos y caricias,
reclinado en tu seno.



Marcelino Menéndez y Pelayo

En el álbum de la Duquesa de Villahermosa

-- de Marcelino Menéndez y Pelayo --

Con larga mano te otorgó, señora,
Virtud, gracia y nobleza el alto cielo;
Es tu casta hermosura rico velo,
Digno del alma regia que atesora.

Tú del místico fuego guardadora,
Del desvalido perenal consuelo,
Pasas haciendo bien por este suelo:
La santa caridad tu techo mora.

Prez y decoro de tu estirpe clara,
Luz de tu esposo, gloria de tus lares
Más que por tiembres cien, por ti soberbios.

El sabio Salomón te comparara
A la amante mujer de los Cantares,
A la fuerte mujer de los Proverbios.



Juan Nicasio Gallego

Al primer pintor de Camara don Vicente López

-- de Juan Nicasio Gallego --

Si plugo a Carlos con la regia mano,
que a Marte arrebató palmas sin cuento,
alzar del suelo el mágico instrumento
a que gloria inmortal debe Tiziano;

si vio Velázquez de su dicha ufano
premiar todo a Filipo su talento,
dando a su efigie en ínclito ornamento
la roja insignia del Patrón hispano:

hoy a despecho de la envidia injusta
te ofrece, López, tan feliz destino
de otro monarca la bondad augusta,

que a favor desusado y peregrino
da a tus desvelos recompensa justa
y nuevos timbres al pincel divino.



Julio Herrera Reissig

la granja

-- de Julio Herrera Reissig --

Monjas blancas y lilas de su largo convento,
las palomas ofician vísperas en concilio,
y ante el sol que, custodia regia, bruñe el idilio,
arrullan el milagro vivo del sacramento...

Una vil pesadumbre, solemne en su aspaviento
suntuoso, ubica el pavo: gran sultán en exilio.
El disco de los cisnes sueña renacimiento,
mármoles y serenos éxtasis de virgilio.

Con pulida elegancia de tenorio en desplante,
un aramís erótico, fanfarrón y galante,
el gallo erige... ¡Oh, huerto de la dicha sin fiebre!

no faltan más que el agua bendita y el hisopo,
para mugir las cándidas consejas del pesebre
y cacarear en ronda las fábulas de esopo.



Francisco Villaespesa

por tierras de sol y sangre iv. láujar

-- de Francisco Villaespesa --

iv. Láujar
mientras la fuente su canción moruna
desgarra, y el azul su luz destella
sobre el jardín un rayo de la luna
la sombra dibujó de aben-humeya.
Entre el astral fulgor de la armadura
flotaban sobre su perfil estoico
harapos de la regia vestidura
como jirones de su sueño heroico.
¡Héroe!le dije. ¡Nuestro afán fue vano!
¡vino la muerte cuando ya tendida
a coger el laurel iba la mano!...
Igual estrella nos brindó la suerte,
pues si un amor te arrebató la vida,
¡también a mí otro amor me da la muerte!



Francisco Villaespesa

junto al mar

-- de Francisco Villaespesa --

Todo en silencio está. Bajo la parra
yace el lebrel por el calor rendido.
Torna a la flor la abeja, el ave al nido,
y a dormir nos invita la cigarra.
La madreselva que al balcón se agarra,
vierte como un suave olor a olvido;
y a lo lejos escúchase el quejido
de una pena andaluza, en la guitarra.
Del mar de espigas en las áureas olas
fingen las encendidas amapolas
corazones de llamas rodeados...
¡Y el sudor, con sus gotas crepitantes,
ciñe a tus bucles, como el sol dorados,
una regia corona de diamantes!



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