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Se han encontrado 7 poemas con la palabra reducida

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Lope de Vega

Nuevo ser, nueva vida, aliento nuevo

-- de Lope de Vega --

Nuevo ser, nueva vida, aliento nuevo,
Señor, os debo ya, pues reducida
mi vida a vos es otra nueva vida,
de tal manera que me hacéis de nuevo.
De nuevo el alma de esta vida os debo,
aquella con la sangre redimida,
y ésta con la piedad, pues de perdida
al resplandor de la verdad la llevo.
Nada era ya la vida, que apartada
se vio de vos, Señor, ¡Qué triste estado!
Luego ha sido otra vez de vos criada.
De la nada, Señor, me habéis sacado
a nuevo ser, que si el pecado es nada,
en nada me volví por el pecado.

Poema Nuevo ser, nueva vida, aliento nuevo de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel de Zequeira

el valor

-- de Manuel de Zequeira --

Brame si quiere encapotado el cielo:
terror infunda el lóbrego nublado
montes desquicie el bóreas desatado,
tiemble y caduque con espanto el suelo:

con hórrido estallido el negro velo
júpiter rompa de la nube airado:
quede el etna en las ondas sepultado:
quede el mar convertido en mongibelo:

la máquina del orbe desunida,
cumpliendo el vaticinio, y las supremas
leyes, caiga en cenizas reducida:

por estas de pavor causas extremas,
ni por las furias que el tirano
como temas a dios, a nada temas.

Poema el valor de Manuel de Zequeira con fondo de libro

Manuel de Zequeira

El valor (Arango)

-- de Manuel de Zequeira --

Brame si quiere encapotado el cielo:
Terror infunda el lóbrego nublado:
Montes desquicie el Bóreas desatado,
tiemble y caduque con espanto el suelo:

Con hórrido estallido el negro velo
Júpiter rompa de la nube airado:
quede el Etna en las ondas sepultado:
quede el mar convertido en Mongibelo:

La máquina del orbe desunida,
cumpliendo el vaticinio, y las supremas
leyes, caiga en cenizas reducida:

Por estas de pavor causas extremas,
ni por las furias que el tirano anida,
como temas a Dios, a nada temas.

Poema El valor (Arango) de Manuel de Zequeira con fondo de libro

Enrique Álvarez Henao

La abeja

-- de Enrique Álvarez Henao --

Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca del sustento,
sin perder nunca el colmenar lejano.

De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano,
siempre en ágil, continuo movimiento
va y torna, como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano.

Lo que saca del cáliz de las flores
lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores,

sin saber, ¡ay! que en su vaivén incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto!



Tirso de Molina

Pastorcico nuevo

-- de Tirso de Molina --

Pastorcico nuevo
de color de azor,
bueno sois, vida mía,
para labrador.

Pastor de la oveja,
que buscáis perdida,
y ya reducida
viles pastos deja;
aunque vuelta abeja,
pace vuestras flores.
Si sembráis amores
y cogéis sudor;
bueno sois, vida mía,
para labrador.



Marilina Rébora

dice el señor

-- de Marilina Rébora --

Dice el señor
id por camino estrecho que lleva a puerta angosta
ésa que sólo niños atravesar consiguen,
perfumada de nardos donde un ángel se aposta
y no al portal mayor que los grandes persiguen.
En haciéndoos pequeños ya seréis inocentes,
que para tales es el reino de los cielos;
así oiréis la palabra que a sabios y prudentes
dios oculta y revela sólo a los pequeñuelos.
Porque el reino celeste es de las almas puras:
los humildes y pobres, simples de corazón.
Sed como ellos y así con candor de criaturas
traspasaréis seguros la reducida puerta
que a los mansos espíritus estará siempre abierta,
camino de la vida, suprema bendición.
Mateo 7, 13,14; 19, 14,15.



Francisco de Aldana

Al rey don Felipe, nuestro señor

-- de Francisco de Aldana --

Desde la eternidad, antes que el cielo
amaneciese al mundo el primer día,
nombrado —¡oh gran Felipe!— Dios te había
por rey universal de todo el suelo.

Y así como esparció con tanto celo
Bautista la venida del Mesía,
así ora Juan de un polo al otro envía
tras su fama inmortal tu cetro a vuelo

Ha seis mil años casi que camina
el mundo con el tiempo a consagrarte
la grey diversa reducida en una.

¡Oh cómo en ti paró la edad más dina
bien dinamente, y va tras tu estandarte
la gente, el mundo, el tiempo y la fortuna!



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