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-- de Pablo Neruda --
Soneto xciii
si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,
matilde, amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese último beso debe durar conmigo,
debe quedar inmóvil para siempre en tu boca
para que así también me acompañe en mi muerte.
Me moriré besando tu loca boca fría,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.
Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.
Poema "soneto xciii cien sonetos de amor (1959) noche" de Pablo Neruda
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Este soneto forma parte de la obra el príncipe constante.
Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores
aquello viven que se duele de ellas.
Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?
Poema "la noche" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Este soneto forma parte de la obra El Príncipe constante.
Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores
aquello viven que se duele de ellas.
Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?
Poema "La noche (Calderón de la Barca)" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Aunque la persecución
de la envidia tema el sabio,
no reciba della agravio,
que es de serlo aprobación.
Los que más presumen son,
Lope, a los que envidia das,
y en su presunción verás
lo que tus glorias merecen;
pues los que más te engrandecen
son los que te envidian más.
Poema "A Lope de Vega Carpio" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Medardo Ángel Silva --
Al borde de la vida sentémonos, ¡oh Mía!
y miremos correr las horas pasajeras;
¡dulce es el sol fugaz!, bendigamos el día
y confiemos en El que hizo las primaveras.
Comamos nuestro pan, bebamos nuestro vino
y reciba el Señor nuestra diaria alabanza:
podrá ser duro el golpe del adverso Destino
pero quedan las alas: ¡nos queda la Esperanza!
Dejemos el camino a los que tienen prisa;
a nosotros nos basta un beso, una sonrisa...
El tesoro mental pródigamente damos
y no guardamos nada porque nada tenemos...
Y menos nos inquieta el saber donde vamos
pues el Amor nos dice que juntos marcharemos...
Poema "Philosophia" de Medardo Ángel Silva
-- de Clemente Althaus --
En vano esperas que la oscura nada,
que invocas como madre compasiva,
entero en el sepulcro te reciba,
cuando termines la mortal jornada.
Te alienta alma inmortal que, de la helada
carne donde reside fugitiva,
maravillada de sentirse viva,
de ignoto mundo arrostrará la entrada.
Ya su asombro y espantos imagino,
cuando, el fallo aguardando que la hiera,
se encuentre al pie del tribunal divino,
y mirando del Dios la faz severa
a quien negó su ciego desatino,
exclame estremecida: Verdad era!
Poema "A un ateo" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Ven: de la odiada realidad amarga
róbame al doloroso sentimiento,
y de mi vida la insufrible carga
ten, oh Sueño, en tus brazos un momento.
¡Ay! que en senda tan áspera y tan larga
más grave al hombro cada vez la siento,
y más la cuesta la subida embarga
al pie cansado, cada vez más lento.
El peso horrible de la vida humana
Alíviame esta noche fugitiva,
y a recibirle tornaré mañana;
hasta que al fin, doliente y compasiva,
venga, implorada, tu inmortal hermana
y en su seno piadoso me reciba.
Poema "Al sueño (2 Althaus)" de Clemente Althaus