Buscar Poemas con Pudiese


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra pudiese

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Juan Ramón Jiménez

como me miras... por si yo pudiese

-- de Juan Ramón Jiménez --

Pajarillo cojido, de tu pecho dulce
por el águila negra de la muerte,
¡cómo me miras con tu ojito triste!
(negro plenor sangriento de luz débil).
Desde debajo de la garra inmensa,
que para siempre ya le tiene
y afirmado, mientras la desafía
la vasta sombra que su vista emprende.
¡Cómo me mira sin pedirme nada,
cómo me mira... Por si yo pudiese,
que ya te está teniendo para siempre!

Poema como me miras... por si yo pudiese de Juan Ramón Jiménez con fondo de libro

Fernando de Herrera

Si trasformar pudiese mi figura

-- de Fernando de Herrera --

Si trasformar pudiese mi figura
como el Ideo Júpiter solía,
en blanco cisne vuelto ya sería,
mirando de mi Leda la luz pura,

y sin algún temor de muerte oscura
en honra suya el canto ensalzaría,
su frente y bellos ojos tocaría,
ensandeciendo, ufano, en tal ventura.

Mas en luciente pluvia convertido
perdería el electro la fineza,
si el velo esparce, suelto en rayos de oro;

pero siendo en la falda recogido,
y junto al esplendor de la belleza,
tendría el precio del mayor tesoro.

Poema Si trasformar pudiese mi figura de Fernando de Herrera con fondo de libro

Líber Falco

Evocación

-- de Líber Falco --

Es triste por una calle, a solas,
es muy triste pensarte lejos
y que en verdad estés lejos.
Si pudiera, si pudiese
si hubiera podido en la vida
encontrarle un sentido a las cosas,
y estas tranquilo y se humilde y pobre y bueno
porque alguien allá arriba me lo pide
y porque es bueno al fin, y necesario
estar asido a algo o a alguien
que como tú acaso nos comprende.

Poema Evocación de Líber Falco con fondo de libro

Pedro Bonifacio Palacios

En un abanico

-- de Pedro Bonifacio Palacios --

Si con la masa doliente
de mi corazón herido
pudiese hacer un tejido
perfumado y transparente,
yo lo hiciera diligente,
y aunque hacerlo me matara,
para que usted fabricara
un abanico chinesco,
para echarse grato fresco,
para taparse la cara.

Mas como no puede ser
por más que yo lo quisiera,
mas como si yo pudiera
no habría usted de querer,
me contento con poner
después de rudos esfuerzos
estos versos tan perversos
en este abanico humilde,
para que al menos, Matilde,
se abanique con mis versos.



Gutierre de Cetina

llorando vivo y si en el fiero pecho

-- de Gutierre de Cetina --

De la enemiga mía pudiese el llanto
cuanto pudo en su tiempo el dulce canto,
seríame el llorar honra y provecho.
Mas quien me tiene ya casi deshecho,
de mi bien o mi mal no cura tanto,
y así conviene a mi pesar que cuanto
fue el bien, sea ahora el mal de que sospecho.
Y porque en mi llorar más dolor halle,
quiso ordenar amor, que era enemigo,
que lo que más querría decir, más calle.
Ved cuál estoy, qué extremo es el que sigo:
que llorando mi mal, para contalle,
la causa callo y los efectos digo.



Gutierre de Cetina

luz que a mis ojos das luz más serena

-- de Gutierre de Cetina --

Vida que da la vida al alma mía,
beldad por quien se aparta y se desvía
de sentir el sentido y enajena;
gloria de mi dolor, bien de mi pena,
de todo mi pesar sola alegría,
fuego que hace arder mi fantasía
del más sabroso ardor que amor ordena;
¡pudiese yo, como querría, mostraros
el pecho abierto, do el amor ha escrito
cuanto quiero y no acierto a descubriros!
mas si no puede ser para moveros
que llegue ya mi mal a lo infinito,
¿qué más cierta señal que mis suspiros?



Hernando de Acuña

Al Marqués de Vasto

-- de Hernando de Acuña --

Señor, bien muestra no tener Fortuna
empresa alguna por dificultosa,
pues ha osado emprender tan alta cosa
como a vuestro valor ser importuna;

que ni pudo hallar hazaña alguna
que acometer pudiese tan famosa,
ni menos a la fuerza poderosa
de vuestro corazón igual ninguna.

Así todo su intento ha sido vano,
y su poder, al mundo tan terrible,
ha sido para vos poco y liviano,

que con saber, con ánimo increíble,
con gran constancia y valerosa mano
venciste la que llaman invencible.



Hernando de Acuña

En medio del placer que el pensamiento

-- de Hernando de Acuña --

En medio del placer que el pensamiento
me causa con mostrárseme presente,
Amor, que por ser bien no lo consiente,
le vuelve por usanza al mal que siento.

Yo al gusto del primer contentamiento
le esfuerzo para el bien do me contente,
mas no me vale, que absolutamente
Amor en sólo el mal le tiene atento.

Y aunque Amor todo su poder me diese,
no vale contra el vuestro, en siendo mío,
ni quiero yo que valga, aunque pudiese.

Mi bien y mal podéis, de vos lo fío:
bástame el mal, si yo lo mereciese,
que pensar en el bien es desvarío.



Hernando de Acuña

Nunca me vi tan solo ni apartado

-- de Hernando de Acuña --

Nunca me vi tan solo ni apartado,
que lo pudiese estar de un pensamiento
que me renueva el doloroso cuento
de mi estado presente y del pasado;

do Amor, por verme siempre lastimado
con apariencias de contentamiento,
modera su rigor, y luego siento
con esperanza mi dolor mezclado.

Entran luego los dos en su porfía,
donde en fin el temor vence la prueba
y pierde la esperanza mal fundada.

En esto estoy mil veces cada día,
y siempre el mismo caso me renueva
tristes congojas y, pasión doblada.



Hernando de Acuña

Pastora en quien mostrar quiso natura

-- de Hernando de Acuña --

Pastora en quien mostrar quiso natura,
a la miseria de este bajo suelo,
la más cierta señal del bien del cielo
y un claro sol en la tiniebla oscura,

si pastoral ingenio a tanta altura
pudiese levantar su corto vuelo,
que cantase Damón cuanto consuelo
es verte y no te ver cuál desventura,

desde el un polo al otro se sabría
que no yo solo, más cualquier que ausente
de tu presencia vive, oh Galatea,

debe sentir la misma pasión mía,
pues sola en ti se halla juntamente
cuanto bien se procura y se desea.



Juan Ramón Jiménez

eternidad

-- de Juan Ramón Jiménez --

Eternidad, belleza
sola, ¡si yo pudiese,
en tu corazón único, cantarte
igual que tú me cantas en el mío
las tardes claras de alegría en paz!
¡si en tus éstasis últimos,
tú me sintieras dentro
embriagándote toda,
como me embriagas todo tú!
¡si yo fuese, inefable,
como tú en mi instantánea primavera,
olor, frescura, música, revuelo
en la infinita primavera pura
de tu interior totalidad sin fin!



Fernando de Herrera

Solo y medroso, del peligro cierto

-- de Fernando de Herrera --

Solo y medroso, del peligro cierto,
que en la guerra de Amor temido había,
con fortuna mejor tarde huía,
en tanta tempestad, seguro al puerto.

Mas en el paso del camino incierto,
cuando con más descuido proseguía,
Amor, que en vuestros ojos me atendía,
de un golpe atravesó mi pecho abierto.

Y antes que yo pudiese de mi pena
alabar la ventura, envidioso,
huyó con vos y me dejó perdido,

cual huye el parto, do el Eúfrates suena,
y revuelve el caballo presuroso,
dejando al fiero contendor herido.



Francisco de Quevedo

A Celestina

-- de Francisco de Quevedo --

Yace en esta tierra fría,
Digna de toda crianza,
La vieja cuya alabanza
Tantas plumas merecía.

No quiso en el cielo entrar
A gozar de las estrellas,
Por no estar entre doncellas
Que no pudiese manchar.



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