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Se han encontrado 9 poemas con la palabra profundidad

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Jorge Debravo

profundidad

-- de Jorge Debravo --

He aprendido a mirar de una manera más viva:
como si mis abuelos por mi sangre miraran;
como si los futuros habitantes
alzaran mis pestañas.

Yo no miro la piel sino lo que en la piel
es fuego y esperanza.
Lo que aún en los muertos
sigue nutriendo razas.
Lo que es vida y es sangre
tras la inmovilidad de las estatuas

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Poema profundidad de Jorge Debravo con fondo de libro

Jorge Guillén

cima de la delicia

-- de Jorge Guillén --

¡cima de la delicia!
todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
resuelto en lejanía.
¡Hueste de esbeltas fuerzas!
¡qué alacridad de mozo
en el espacio airoso,
henchido de presencia!
el mundo tiene cándida
profundidad de espejo.
Las más claras distancias
sueñan lo verdadero.
¡Dulzura de los años
irreparables! ¡bodas
tardías con la historia
que desamé a diario!
más, todavía más.
Hacia el sol, en volandas
la plenitud se escapa.
¡Ya sólo sé cantar!

Poema cima de la delicia de Jorge Guillén con fondo de libro

Jorge Guillén

los jardines

-- de Jorge Guillén --

Tiempo en profundidad: está en jardines.
Mira cómo se posa. Ya se ahonda.
Ya es tuyo su interior. ¡Qué trasparencia
de muchas tardes, para siempre juntas!
sí, tu niñez: ya fábula de fuentes.

Poema los jardines de Jorge Guillén con fondo de libro

Pablo Neruda

el amor

-- de Pablo Neruda --

El amor
qué tienes, qué tenemos,
qué nos pasa?
ay, nuestro amor es una cuerda dura
que nos amarra hiriéndonos
y si queremos
salir de nuestra herida,
separarnos,
nos hace un nuevo nudo y nos condena
a desangramos y quemarnos juntos.
Qué tienes? yo te miro
y no hallo nada en ti sino dos ojos
como todos los ojos, una boca
perdida entre mil bocas que besé, más hermosas,
un cuerpo igual a los que resbalaron
bajo mi cuerpo sin dejar memoria.
Y qué vacía por el mundo ibas
como una jarra de color de trigo
sin aire, sin sonido, sin substancia!
yo busqué en vano en ti
profundidad para mis brazos
que excavan, sin cesar, bajo la tierra:
bajo tu piel, bajo tus ojos
nada,
bajo tu doble pecho levantado
apenas
una corriente de orden cristalino
que no sabe por qué corre cantando.
Por qué, por qué, por qué,
amor mío, por qué?



Pablo Neruda

el daño

-- de Pablo Neruda --

Te he hecho daño, alma mía,
he desgarrado tu alma.
Entiéndeme.
Todos saben quién soy,
pero ese soy
es además un hombre
para ti.
En ti vacilo, caigo
y me levanto ardiendo.
Tú entre todos los seres
tienes derecho
a verme débil.
Y tu pequeña mano
de pan y de guitarra
debe tocar mi pecho
cuando sale al combate.
Por eso busco en ti la firme piedra.
Ásperas manos en tu sangre clavo
buscando tu firmeza
y la profundidad que necesito,
y si no encuentro
sino tu risa de metal, si no hallo
nada en qué sostener mis duros pasos,
adorada, recibe
mi tristeza y mi cólera,
mis manos enemigas
destruyéndote un poco
para que te levantes de la arcilla,
hecha de nuevo para mis combates.



Pablo Neruda

el pozo

-- de Pablo Neruda --

A veces te hundes, caes
en tu agujero de silencio,
en tu abismo de cólera orgullosa,
y apenas puedes
volver, aún con jirones
de lo que hallaste
en la profundidad de tu existencia.
Amor mío, qué encuentras
en tu pozo cerrado?
algas, ciénagas, rocas?
qué ves con ojos ciegos,
rencorosa y herida?
mi vida, no hallarás
en el pozo en que caes
lo que yo guardo para ti en la altura:
un ramo de jazmines con rocío,
un beso más profundo que tu abismo.
No me temas, no caigas
en tu rencor de nuevo.
Sacude la palabra mía que vino a herirte
y déjala que vuele por la ventana abierta.
Ella volverá a herirme
sin que tú la dirijas
puesto que fue cargada con un instante duro
y ese instante será desarmado en mi pecho.
Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere.
No soy un pastor dulce
como en los cuentos de hadas,
sino un buen leñador que comparte contigo
tierra, viento y espinas de los montes.
Ámame tú, sonríeme,
ayúdame a ser bueno.
No te hieras en mí, que será inútil,
no me hieras a mi porque te hieres.



José Pedroni

la gota de agua

-- de José Pedroni --

Oh gota musical que se separa
de la inmortalidad y oye mi oído
caer continuamente en el olvido
de mi honda penumbra, oh gota clara!

una estrofilla de infantil dulzura,
sólo en la fuente alguna vez oída,
me ejecuta en el alma la caída
inmaterial de aquella gota pura.

De un agua fresca como cisterna,
mi pozo espiritual colma la gota;
y sin querer tengo una voz remota
y a todas horas la mirada tierna.

Oh gota de agua dulce que te estancas
en mi profundidad, de cuyo hueco
interminable sube un eco
que es como un vuelo de palabras blancas.

Oh gota musical que me deparas
el milagro ideal de tu caída,
cáeme siempre, siempre, que mi vida
vive en el canto de tus notas claras.



José Asunción Silva

A Adriana

-- de José Asunción Silva --

Mientras que acaso piensa tu tristeza
en la patria distante y sientes frío
al mirar donde estás, y el desvarío
de la fiebre conmueve tu cabeza,

yo soñando en tu amor y en tu belleza,
amor jamás por mi desgracia mío
de la profundidad de mi alma, envío
a la pena un saludo de terneza.

Si cuando va mi pensamiento errante
a buscarte en parejas de otro mundo
con la nostalgia se encontrara a solas

sobre las aguas de la mar gigante
entre el cielo purísimo y profundo
y el vaivén infinito de las olas.



Roberto Juarroz

el silencio que queda entre dos palabras

-- de Roberto Juarroz --

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.
Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.
Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.



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