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Se han encontrado 4 poemas con la palabra producen

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Gaspar María de Nava Álvarez

Dando la enhorabuena a un amigo

-- de Gaspar María de Nava Álvarez --

Cual suele con las ramas enlazadas
dos árboles unirse, que ni el viento
puede arrancarles de su firme asiento,
ni quebrantar sus copas levantadas,

pues antes entre sí bien apretadas
parecen elevarse al firmamento,
dándoles hermosura y ornamento
las frutas, que producen sazonadas,

así, querido amigo, te deseo
un lazo delicioso, un lazo fuerte
por medio del dulcísimo Himeneo.

Y que esta unión se forme de tal suerte
que, colmado de paz y de recreo,
seas siempre feliz hasta la muerte.

Poema Dando la enhorabuena a un amigo de Gaspar María de Nava Álvarez con fondo de libro

Salvador Díaz Mirón

En el álbum de la señorita Luz Landero

-- de Salvador Díaz Mirón --

¡Tus trovas dejan profundos rastros...
Son arroyuelos y ruiseñores:
aves que trinan entre los astros
y ondas que cantan entre las flores!

¡Nada conozco que inspire tanto
como tus versos blondos y suaves,
en que producen divino encanto
flores y astros, ondas y aves!

Pero la perla yace en las simas
y la violeta bajo las frondas...
¡Cuán pocos saben que hay en tus rimas
astros y flores, aves y ondas!

¡Rompe las nieblas que te circundan
y sé la envidia de tus cantores,
y en tierra y cielo vibren y cundan
aves y astros, ondas y flores!

¡Muestre tu numen, cual luz disuelta,
todos sus tonos: ya no lo escondas!
¡Canse los ecos tu voz, que suelta
astros y aves, flores y ondas!

¡Llena estas hojas como alabastros,
con tus arpegios arrolladores:
aves que trinan entre los astros
y ondas que cantan entre las flores!

Poema En el álbum de la señorita Luz Landero de Salvador Díaz Mirón con fondo de libro

Vicente Gallego

septiembre, 27

-- de Vicente Gallego --

He releído hoy la historia antigua
que tú me regalaste, las batallas
entre griegos y persas, las conquistas
innumerables de alejandro,
el fuego y la pasión que ahora parecen
un absurdo derroche
que no acierto a entender. Quizá, los tiempos...
El curso de esta tarde tan alejada y lenta,
sin afanes y solo,
esta tarde tranquila en la que amar
lo gris, lo no tan brusco ni glorioso:
perderme en mi interior sin ambiciones,
asumir la penumbra y deslizarme.
Reflexiono en mi cuarto
mientras llueve, parece innecesaria
cualquier exaltación.
Las cosas, lo que exigen.
Me ejercito
en la absoluta calma,
escucho los sonidos que producen
la cisterna, el desagüe, la anticuada
fontanería de esta casa,
y examino los dedos de mis pies.
Es sólo el tiempo lento, el oleaje
que me eleva despacio hacia mí mismo,
un dejarse arrastrar por la marea.
Existir: todo y nada,
este instante tan mío que ahora habito.

Poema septiembre, 27 de Vicente Gallego con fondo de libro

Nicanor Parra

solo de piano

-- de Nicanor Parra --

Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
no son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
ya que nosotros mismos no somos más que seres
(como el dios mismo no es otra cosa que dios)
ya que no hablamos para ser escuchados
sino para que los demás hablen
y el eco es anterior a las voces que lo producen;
ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
en el jardín que bosteza y que se llena de aire,
un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
para poder resucitar después tranquilamente
cuando se ha usado en exceso de la mujer;
ya que también existe un cielo en el infierno,
dejad que yo también haga algunas cosas:
yo quiero hacer un ruido con los pies
y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.



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