Buscar Poemas con Presentimiento


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra presentimiento

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César Vallejo

Trilce: LXVI

-- de César Vallejo --

Dobla el dos de Noviembre.

Estas sillas son buenas acojidas.
La rama del presentimiento
va, viene, sube, ondea sudorosa,
fatigada en esta sala.
Dobla triste el dos de Noviembre.

Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientes
abolidos, repasando ciegos nervios,
sin recordar la dura fibra
que cantores obreros redondos remiendan
con cáñamo inacabable, de innumerables nudos
latientes de encrucijada.

Vosotros, difuntos, de las nítidas rodillas
puras a fuerza de entregaros,
cómo aserráis el otro corazón
con vuestras blancas coronas, ralas
de cordialidad. Sí. Vosotros, difuntos.

Dobla triste el dos de Noviembre.
Y la rama del presentimiento
se la muerde un carro que simplemente
rueda por la calle.

Poema Trilce: LXVI de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

dobla el dos de noviembre

-- de César Vallejo --

lxvi
dobla el dos de noviembre.
Estas sillas son buenas acojidas.
La rama del presentimiento
va, viene, sube, ondea sudorosa,
fatigada en esta sala.
Dobla triste el dos de noviembre.
Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientes
abolidos, repasando ciegos nervios,
sin recordar la dura fibra
que cantores obreros redondos remiendan
con cáñamo inacabable, de innumerables nudos
latientes de encrucijada.
Vosotros, difuntos, de las nítidas rodillas
puras a fuerza de entregaros,
cómo aserráis el otro corazón
con vuestras blancas coronas, ralas
de cordialidad. Sí. Vosotros, difuntos.
Dobla triste el dos de noviembre.
Y la rama del presentimiento
se la muerde un carro que simplemente
rueda por la calle.

Poema dobla el dos de noviembre de César Vallejo con fondo de libro

Adelardo López de Ayala

La música (en un album)

-- de Adelardo López de Ayala --

La música es el acento
que el mundo arrobado lanza,
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento:
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.

Dichosa tú que su palma
has llegado a merecer,
conmoviendo a tu placer
la mejor parte del alma.
Tu voz infunde la calma
y arrebata y enamora...
¡Ay de mí! Tu seductora
y celestial armonía,
¡cuántas veces calmaría
este afán que me devora!

Poema La música (en un album) de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Alfonsina Storni

Presentimiento

-- de Alfonsina Storni --

Tengo el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mía se parece al crisol,
Purifica y consume.
Pero sin una queja, sin asomo de horror,
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
Bajo el límpido sol,
Nazca de un gran jazmín una víbora blanca
Que dulce, dulcemente, me pique el corazón.



Alfonsina Storni

Presentimiento (Storni)

-- de Alfonsina Storni --

Tengo el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mía se parece al crisol,
Purifica y consume.
Pero sin una queja, sin asomo de horror,
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
Bajo el límpido sol,
Nazca de un gran jazmín una víbora blanca
Que dulce, dulcemente, me pique el corazón.



Andrés Eloy Blanco

Miedo

-- de Andrés Eloy Blanco --

La sombra de una duda sobre mí se levanta
cuando llega el arrullo de tu voz a mi oído;
miedo de conocerte; pero en el miedo hay tanta
pasión, que me parece que ya te he conocido.

Yo adiviné el misterio cantor de tu garganta.
¿Será que lo he soñado? Tal vez lo he presentido:
mujer cuando promete y nido cuando canta;
mentira en la promesa y abandono en el nido.

Quizá no conocernos fuera mejor; yo siento
cerca de ti el asalto de un mal presentimiento
que me pone en los labios una emoción cobarde.

Y si asoma a mis ojos la sed de conocerte,
van a ti mis audacias, mujer extraña y fuerte,
pero el amor me grita: -¡si has llegado muy tarde!



Andrés Eloy Blanco

Miedo (poema)

-- de Andrés Eloy Blanco --

La sombra de una duda sobre mí se levanta
cuando llega el arrullo de tu voz a mi oído;
miedo de conocerte; pero en el miedo hay tanta
pasión, que me parece que ya te he conocido.

Yo adiviné el misterio cantor de tu garganta.
¿Será que lo he soñado? Tal vez lo he presentido:
mujer cuando promete y nido cuando canta;
mentira en la promesa y abandono en el nido.

Quizá no conocernos fuera mejor; yo siento
cerca de ti el asalto de un mal presentimiento
que me pone en los labios una emoción cobarde.

Y si asoma a mis ojos la sed de conocerte,
van a ti mis audacias, mujer extraña y fuerte,
pero el amor me grita: -¡si has llegado muy tarde!



Evaristo Carriego

Cuando llega el viejo

-- de Evaristo Carriego --

Todos están callados ahora. El desaliento
que repentinamente siguiera al comentario
de esa duda, persiste como un presentimiento.
El hermano recorre las noticias del diario

que está sobre la mesa. La abuela se ha dormido
y los demás aguardan con el oído alerta
a los ruidos de afuera, y apenas se oye un ruido
las miradas ansiosas se clavan en la puerta.

El silencio se vuelve cada vez más molesto:
una frase que empieza se traduce en un gesto
de impaciencia. ¡La espina de esa preocupación!...

Y cuando llega el viejo, que salió hace un instante,
en todas las miradas fijas en su semblante
hay una temerosa, larga interrogación.



Evaristo Carriego

La vuelta de Caperucita

-- de Evaristo Carriego --

Entra sin miedo, hermana: no te diremos nada.
¡Qué cambiado está todo, qué cambiado! ¿no es cierto?
¡Si supieras la vida que llevamos pasada!
Mamá ha caído enferma y el pobre viejo ha muerto...

Los menores te extrañan todavía, y los otros
verán en ti la hermana perdida que regresa:
puedes quedarte, siempre tendrás entre nosotros,
con el cariño de antes, un lugar en la mesa.

Quédate con nosotros. Sufres y vienes pobre.
Ni un reproche te haremos: ni una palabra sobre
el oculto motivo de tu distanciamiento;

ya demasiado sabes cuánto te hemos querido:
aquel día, ¿recuerdas? tuve un presentimiento...
¡Si no te hubieras ido!...



Evaristo Carriego

¿No te veremos más?

-- de Evaristo Carriego --

...¿Con qué estás decidida? ¿No te detiene nada?
¿Ni siquiera el anuncio de este presentimiento?
No puedes negar que eres una desamorada:
te vas así, tranquila, sin un remordimiento!

¡Has sido tanto tiempo nuestra hermanita! Mira
sino te desearemos buen viaje y mejor suerte,
...Tu decisión de anoche la creíamos mentira:
que tan acostumbrados estábamos a verte!

Nos quedaremos solos. ¡Y cómo quedaremos!...
De más fuera decirte cuánto te extrañaremos:
y tú, también, ¿es cierto que nos extrañarás?

¡Pensar que entre nosotros ya no estarás mañana!
Caperucita roja que fuiste nuestra hermana,
Caperucita roja, ¿no te veremos más?



Francisco Villaespesa

los jardines de afrodita XI

-- de Francisco Villaespesa --

Llueve... En el viejo bosque de ramaje amarillo
y grises troncos húmedos, que apenas mueve el viento,
bajo una encina, un sátiro de rostro macilento,
canciones otoñales silba en su caramillo.
De vejez muere... Cruzan por sus ojos sin brillo
las sombras fugitivas de algún presentimiento,
y entre los dedos débiles el rústico instrumento
sigue llorando un aire monótono y sencillo.
Es una triste música, vieja canción que evoca
aquel beso primero que arrebató a la boca
de una ninfa, en el claro del bosque sorprendida.
Su cuerpo vacilante se rinde bajo el peso
de la muerte, y el último suspiro de su vida
tiembla en el caramillo como si fuese un beso.



Carolina Coronado

en el álbum de una dama para la cual se pidan elogios sin conocerla

-- de Carolina Coronado --

De tus ojos, bella flora,
muy bella será la llama,
cuando aquí llega la fama
de su brillo y su beldad,
y cuando yo desdeñando
de la envidia los enojos,
la hermosura de tus ojos
celebro en mi soledad.
Yo declaro, aunque no he visto
la belleza de tu cara,
que ninguna estrella clara
tiene tanto resplandor,
y que el mismo sol ardiente
con tener matices rojos,
si se presentan tus ojos
pierde al mirarte el color.
Y yo sin verte declaro,
por solo presentimiento,
que eres de gracias portento,
un tesoro de bondad,
y que faltando a mi mente
una musa protectora,
invoco en mis versos, flora,
por numen a tu deidad.
¡Ay! yo quisiera decirte
cuánto tu rostro merece...
Pero, flora, son ya trece
los álbumes que hoy firmé;
y de mi numen escaso
gasté tantos consonantes,
que las perlas y brillantes
de su tesoro agoté.
¡Ojalá que tú primero
me dieras el álbum, flora,
y no me encontrara ahora
tan exhausta para ti!;
mas tú serás la postrera
ya que la suerte lo quiere;
para los álbumes muere
quien pone su firma aquí.



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