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Lope de Vega

Al rey Nino, Semíramis famosa

-- de Lope de Vega --

Al rey Nino, Semíramis famosa
por último pidió de tantos dones
el cetro, que tan bárbaras naciones
redujo a paz y a sujeción forzosa.

Rendida pues la mano victoriosa
a la lasciva, humillan sus blasones
los capitanes, y entre mil pendones
corona de laurel su frente hermosa.

«Pasadle el pecho, dijo, pues ya reino,
con una flecha de una persa aljaba,
que no quiere el gobierno compañía».

Perdiendo Nino, en fin, vida, honor, reino,
dijo muriendo: «Justamente acaba
con muerte vil quien de mujer se fía».

Poema Al rey Nino, Semíramis famosa de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Contendiendo el amor y el tiempo un día

-- de Lope de Vega --

Contendiendo el Amor y el Tiempo un día,
señor don Luis, sobre su fiero estrago,
la destruición de Roma y de Cartago,
el viejo en voz cansada repetía:

Amor con vanas fábulas quería
cifrar en muerte su fingido halago;
y en Troya, cuando fue sangriento lago,
las cenizas de Helena revolvía.

«Bien sabes —replicó por pasatiempo
al ignorante niño el viejo sabio—,
que con sola una ausencia te enflaquezco».

Pidió un testigo Amor, trújome el Tiempo;
yo juré que en un hora, habiendo agravio,
no sólo sé olvidar, pero aborrezco.

Poema Contendiendo el amor y el tiempo un día de Lope de Vega con fondo de libro

Góngora

De un caballero que llamó soneto a un romance

-- de Góngora --

Música le pidió ayer su albedrío
a un descendiente de don Peranzules;
templáronle al momento dos baúles
con más cuerdas que jarcias un navío.

Cantáronle de cierto amigo mío
un desafío campal de dos Gazules,
que en ser por unos ojos entreazules
fue peor que gatesco el desafío.

Romance fue el cantado, y que no pudo
dejarle de entender, si el muy discreto
no era sordo, o el músico era mudo.

Y de que le entendió yo os lo prometo,
pues envió a decir con don Bermudo:
«que vuelvan a cantar aquel soneto».

Poema De un caballero que llamó soneto a un romance de Góngora con fondo de libro

Pablo Neruda

te has dado cuenta que el otoño

-- de Pablo Neruda --

Te has dado cuenta que el otoño
es como una vaca amarilla?
y cómo la bestia otoñal
es luego un oscuro esqueleto?
y cómo el invierno acumula
tantos azules lineales?
y quién pidió a la primavera
su monarquía transparente?



Félix María Samaniego

La paga adelantada

-- de Félix María Samaniego --

Una soltera muy escrupulosa

casarse rehusaba,

y decía a su madre que pensaba

que hacer la mala cosa

aun después de casada era pecado.

Un bigardón del caso fue informado,

y, habiéndose en la casa introducido

y hallándose querido,

pidió a la niña luego en casamiento.

Ella el consentimiento

dio con la condición de que tres veces

en la primera noche se lo haría

por ponerla corriente, y seguiría

luego una sola vez todos los meses.

Hízose al fin la boda

y, de la noche ya llegado el plazo,

la muchacha tres veces, brazo a brazo,

sufrió, sin menearse, la acción toda.

Concluyó el fuerte mozo su trabajo

y durmióse cansado; ella, impaciente,

andaba impertinente

volviéndose de arriba para abajo,

hasta que él acabó por despertarse

y huraño dijo: -¡ Hay tal cosquillería,

que por dos veces ya me has despertado!

Y ella exclamó, acabando de arrimarse:

-¿Me quieres dar un mes adelantado?



Gutierre de Cetina

a don juan de rojas sarmiento, enviándole a pedir ciertos papeles que le pidió

-- de Gutierre de Cetina --

Cuando oro bajo y de grosera mina
suele hallar tal vez minero experto,
si con otro metal sale cubierto,
al fuego lo consagra y lo destina;
allí se purifica, allí se afina,
allí descubre su valor más cierto;
si del acaso está dudoso, incierto,
el fuego lo quilata y determina.
Yo, que a pesar de febo y de parnaso,
de helicona hallé, no digo vena,
mas cierto humor peor que de locura,
para saber si debo dar más paso
en seguirla, o dejar tan loca pena,
consagro al fuego vuestro esta escriptura.



Gutierre de Cetina

a una dama que le pidió alguna cosa suya para cantar

-- de Gutierre de Cetina --

No es sabrosa la música ni es buena,
aunque se cante bien, señora mía,
si de la letra el punto se desvía,
antes causa disgusto, enfado y pena.
Mas si a lo que se canta, acaso suena
la música conforme a su armonía,
en lugar del pesar que el alma cría,
de un dulce imaginar la deja llena.
Vos, que podéis mover al son del canto
los montes, no queráis cantar enojos
ni el secreto dolor de mi cuidado.
Quédese para mí solo mi llanto;
vos cantad la beldad de vuestros ojos:
conformará el cantar con lo cantado.



Hernando de Acuña

Siendo por Alejandro ya ordenado

-- de Hernando de Acuña --

Siendo por Alejandro ya ordenado
que Lausato ciudad se deshiciese,
como venir su buen maestro viese
a suplicar por ella apresurado,

en viéndole, juró determinado
de no le conceder lo que pidiese;
él pidió entonces que la destruyera,
por do el mísero pueblo fue librado.

Así, viendo por vos determinada
mi perdición, señora, conocida,
estilo mudaré por mudar suerte,

pidiéndoos contra la costumbre usada,
o que para morir me deis la vida
o que para vivir me deis la muerte.



Manuel Reina

La Perla

-- de Manuel Reina --

Contemplaban tus ojos centelleantes
la palma de cristal, la linfa
pura del surtidor que vierte en la espesura,
su polvo de zafiros y diamantes,

cuando enferma, con pasos vacilantes,
se acercó una mujer, todo tristura,
y te pidió limosna con dulzura
fijando en ti miradas suplicantes.

La perla que en tu mano refulgía
diste a aquella mujer pobre y doliente,
que se alejó, llorando de alegría.

Yo, entonces, conmovido y reverente,
no te besé en los labios cual solía,
¡sino en la noble y luminosa frente!



Mario Benedetti

heterónimos

-- de Mario Benedetti --

Antonio machado, fernando pessoa, juan gelman crearon de un plumazo susheterónimos, unos señores que tuvieron la virtud decomplementarlos, ampliarlos, hacer que de algún modo fueranmás ellos mismos. También yo (vanitas vanitatum) quisetener el mío, pero la única vez que lo intentéresultó que mi joven heterónimo empezó a escribirdesembozadamente sobre mis cataratas, mis espasmos asmáticos, miherpes zoster, mi lumbago, mi hernia diafragmática y otrasfallas de fábrica. Por si todo eso fuera poco se metía enmis insomnios para mortificar a mi pobre, valetudinaria conciencia. Fueprecisamente ésta la que me pidió: por favor, colega,quítame de encima a este estorbo, ya bastante tenemos con lacrítica.
Sin embargo, como los trámites para librarse de unheterónimo son más bien engorrosos, opté por unasolución intermedia, que fue nombrarlo mi representanteplenipotenciario en la isla de pascua. Por cierto que desde allíacaba de enviarme un largo poema sobre la hipotética vida sexualde los moairs. Reconozco que no está nada mal. Se nota miinfluencia.



Medardo Ángel Silva

Amada

-- de Medardo Ángel Silva --

¡El duro son de hierro tornaré melodía
para cantar tus ojos! —violetas luminosas—
la noche de tu negra cabellera y el día
de tu sonrisa, pura más que las puras rosas.

Tú vienes con el alba y con la primavera
espiritual, con toda la belleza que existe,
con el olor de lirio azul de la pradera
y con la alondra alegre y con la estrella triste.

La historia de mi alma es la del peregrino
que extraviado una noche en un largo camino
pidió al cielo una luz... Y apareció la luna;

pues, estaba de un viejo dolor convaleciente,
y llegaste lo mismo que una aurora naciente,
en el momento amargo y en la hora oportuna.



Miguel de Cervantes

A un valentón

-- de Miguel de Cervantes --

Un valentón de espátula y gregüesco
que a la muerte mil vidas sacrifica,
cansado del oficio de la pica,
mas no del ejercicio picaresco,
retorciendo el mostacho soldadesco
por ver que ya su bolsa le repica,
a un corrillo llegó de gente rica
y en el nombre de Dios, pidió refresco.
“Den voacedes, por Dios, a mi pobreza
--les dice--, donde no, por ocho santos
que haré lo que suelo sin tardanza.”
Mas uno que a sacar la espada empieza
“¿Con quién habla—le dijo—el tragacantos?
Si limosna no alcanza,
¿qué es lo que suele hacer en tal querella?”
Respondió el bravonel: “Irme sin ella”

Esta obra se encuentra en dominio público. Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio público.



Juan Nicasio Gallego

A una señorita que me pidió versos

-- de Juan Nicasio Gallego --

Del padre Tajo el agua cristalina
con su puñal sacrílego ensangrienta,
de estragos siempre y lágrimas sedienta,
civil discordia en la nación vecina.

La ambición, que a dos príncipes fascina,
de Montiel los escándalos ostenta
a la asombrada Europa; y muda y lenta
peste voraz sus pueblos extermina.

¡Ay, que ya el monstruo la comarca huella
de los hijos del Betis, que a millares
abandonan su hogar despavoridos!

¿No escuchas sus lamentos, Dina bella?
¡Y ahora me pides himnos y cantares!
Pídeme llanto, indignación, gemidos.



Francisco de Quevedo

parnaso español 36

-- de Francisco de Quevedo --

Ya llena de sí solo la litera
matón, que apenas anteayer hacía
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,
sobrado sitio, en una ratonera.
Hoy, mal introducido con la esfera
su casa, al sol los pasos le desvía,
y es tropezón de estrellas; y algún día,
si fuera más capaz, pocilga fuera.
Cuando a todos pidió, le conocimos;
no nos conoce cuando a todos toma;
y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.
Sóbrale tanto cuanto falta a roma;
y no nos puede ver, porque le vimos:
lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.



Francisco Sosa Escalante

La calumnia (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Unióse con la infame Cobardía,
De Envidia el hijo hipócrita, el Despecho,
Y pronto aquella en su asqueroso lecho
A Calumnia dió á luz; nació otra Arpía.

Sus padres mismos al brillar el dia
Se horripilaron al mirar que el pecho
Del fruto de su union, de sierpes hecho
En el Averno oscuro parecía.

Al sentirse en el mundo abandonada
Pidió á Curiosidad la necia, abrigo,
Y encontróse feliz en su morada.

Halló en el torpe Maldecir testigo,
De los Rencores viles se vió armada
Y en cada Criminal tuvo un amigo.



José Gautier Benítez

enfermo (a mi hija maría)

-- de José Gautier Benítez --

Un noble marino anciano,
del viento y del sol curtido
abandonó, ya rendido
los embates de la mar;

y no de las ondas lejos,
en la cercana ribera,
alzó la quinta, y la era,
y el jardín, y el palomar.

En su báculo apoyado
llegó luego a la vecina
aldea, la noble ruina
que retaba al aquilón;

y allí pidió balbuciente
a un pobre y rudo aldeano,
de una doncella la mano,
de una niña el corazón.

Ya olvida entre dulces lazos
sus pasados sinsabores
y de sus tardos amores
brotan los frutos al fin;

ya hay manecillas y gritos
que asustan a las palomas;
quien rompa flores y pomas
corriendo por el jardín.

Pero es muy tarde, y emprende
su viaje para el cielo
el que cruzó con anhelo
las llanuras de la mar.

.....

¿Dejaré, como el marino,
el bien, apenas logrado?...
¿Habré tarde levantado
quinta, huerto y palomar?



José Martí

en el extraño bazar

-- de José Martí --

xlii
en el extraño bazar
del amor, junto a la mar,
la perla triste y sin par
le tocó por suerte a agar.
Agar, de tanto tenerla
al pecho, de tanto verla
agar, llegó a aborrecerla:
majó, tiró al mar la perla.
Y cuando agar, venenosa
de inútil furia, y llorosa,
pidió al mar la perla hermosa,
dijo la mar borrascosa:
«¿qué hiciste, torpe, qué hiciste
de la perla que tuviste?
la majaste, me la diste:
yo guardo la perla triste».



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