Buscar Poemas con Mudar


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Se han encontrado 16 poemas con la palabra mudar

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Góngora

Con diferencia tal, con gracia tanta

-- de Góngora --

Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;

y aun creo que el espíritu levanta
—como en información de su derecho—
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.

Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda,

y llore solo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, por que no pueda
ni publicar su mal ni hacer mudanza.

Poema Con diferencia tal, con gracia tanta de Góngora con fondo de libro

Juan Boscán

Garcilaso, que al bien siempre aspiraste

-- de Juan Boscán --

SONETO CXXIX

Garcilaso, que al bien siempre aspiraste
y siempre con tal fuerza le seguiste,
que a pocos pasos que tras él corriste,
en todo enteramente le alcanzaste,

dime: ¿por qué tras ti no me llevaste
cuando de esta mortal tierra partiste?,
¿por qué, al subir a lo alto que subiste,
acá en esta bajeza me dejaste?

Bien pienso yo que, si poder tuvieras
de mudar algo lo que está ordenado,
en tal caso de mí no te olvidaras:

que o quisieras honrarme con tu lado
o a lo menos de mí te despidieras;
o, si esto no, después por mí tornaras.

Poema Garcilaso, que al bien siempre aspiraste de Juan Boscán con fondo de libro

Juan de Arguijo

El triste fin, la suerte infortunada

-- de Juan de Arguijo --

El triste fin, la surete infortunada
(Ajeno premio de la fe constante)
Del uno y otro miserable amante,
A quien perdió una noche y una espada,

Oculta en sombre obscura esta labrada
Piedra. Tú, peregrino caminante,
Repara el grave caso, y con semblante
Pio suspende el curso á tu jornada;

Que darás tiernas lágrimas no dudo
A estas cenizas, donde aun dura ardiente
El fuego que causó desdicha tanta;

Debida composión al mal que pudo
Mudar color en la cercana fuente,
Y el de su fruto en la silvestre planta.

Poema El triste fin, la suerte infortunada de Juan de Arguijo con fondo de libro

Gutierre de Cetina

tan alta al desear hallo la vía

-- de Gutierre de Cetina --

Tanto peligro en ella yo comprendo,
que ni contrasto ya, ni me defiendo,
rendido a la cruel señora mía.
Mas, si bien siento, el fin de mi porfía
es irme poco a poco deshaciendo,
y que lo que me está mejor, entiendo.
No se verá mudar mi fantasía;
no se dirá jamás que de inconstante
no osé seguir tan gloriosa empresa,
ni que me puso algún temor la pena.
Tan ufana está el alma en verse presa,
que si a limar probase la cadena,
hallará que es del más duro diamante.



Gutierre de Cetina

mientra el fiero león, fogoso, ardiente,

-- de Gutierre de Cetina --

Con furioso calor nos mueve guerra,
mientra la madre de aristeo atierra
los árboles, las plantas, la simiente,
entre altos montes de soberbia gente,
que al helvecio feroz el paso cierra,
me hallo en otra clima, en otra tierra
de la mi cara patria diferente.
Allá febo no tiene hora reparo;
acá muestra mudar orden el cielo,
y con helada nieve nos castiga.
Entre estas diferencias se ve claro
cuál es mi mal, pues ardo en medio el hielo
y en el fuego se hiela mi enemiga.



Gutierre de Cetina

aquel nudo que ya debía ser suelto

-- de Gutierre de Cetina --

Después que pude ver claros mis daños,
llevándose tras sí los tristes años
en perpetua prisión me tiene envuelto.
¿Quién pensará jamás viendo tan vuelto,
tan mezclado un amor con mil engaños,
pudiera el corazón en tan extraños
lazos permanecer preso y revuelto?
mas si la voluntad de un firme amante
puede el tiempo mudar, si libre verme
puedo una vez de este enojoso nudo,
de aquel mismo valor, de aquel diamante
que es agora mi fe, pienso hacerme
a los ojos un yelmo, al alma escudo.



Gutierre de Cetina

al príncipe [de ascoli]

-- de Gutierre de Cetina --

Deje el estilo ya la usada vena,
mude el suave en doloroso canto;
mudar conviene el llanto en mayor llanto
y pasar de una grande a mayor pena.
Muerto es el que hacer solía serena
la vida, y nuestra edad alegre tanto;
muerta es virtud, muerto es el vivir santo;
no viva puede haber ya cosa buena.
Eterno lamentar, lloroso verso,
lágrimas de dolor, obscuro luto
hagan al mundo fe de común daño.
Lloran, príncipe invicto, a quien adverso
hado cortó, en el dar de primer fruto,
el árbol más hermoso. ¡Ay, fiero engaño!



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli VI

-- de Gutierre de Cetina --

Quien tiene tan honrado pensamiento,
lavinio, como yo, no es tan ligero
mudar de voluntad sin que primero
pierda con el vivir todo el contento.
No fue el primero ardor el que ahora siento,
mas sé yo bien al fin será el postrero;
éste fue el muy sabroso, éste más fiero,
de este fue el bien igual con el tormento.
Si me quejo, pastor, de mi pastora,
si digo que es cruel, que es una ingrata,
a ti, que de mi ardor sabes la historia,
es la contemplación que me maltrata,
que ora el bien, ora el mal pasado llora,
según amor lo trae a la memoria.



Gutierre de Cetina

no me engañaréis más, vana esperanza

-- de Gutierre de Cetina --

Mi desengaño ya cerró la puerta,
y esa falsa salud que os trae cubierta,
con el sueño se ira, como es su usanza.
Solía desear una mudanza,
hacer muy gran caudal de cosa incierta,
y agora el desear no se concierta
con mudar, que consiste en confianza.
Ya sé, falsa, quién sois; quitaos el velo;
no me engañarán más vuestras blanduras;
vivir podéis de hoy más con otro dueño.
¡Ay dura ley de amor! permite el cielo
que el cabo de tan grandes desventuras
sea mostrarme el bien durmiendo, en sueño.



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli IX

-- de Gutierre de Cetina --

Lavinio, si el hallarme el alma ajena
del ardor en que había hábito hecho,
te hace de mi fe mal satisfecho,
sin saber la ocasión que el hado ordena,
la historia de disculpa y razón llena,
que me tiene ya en lágrimas deshecho,
podrás leer, do hallarás que el pecho
el objeto mudó, mas no la pena.
Baste, pues, un recaudo, el más honrado:
la más justa ocasión para mudarme
que pudo un corazón mudar cuidado.
Sola una razón hay para culparme:
que las alas de bajo vuelo usado
no debieran tan alto levantarme.



Gutierre de Cetina

está en mi alma mi opinión escrita

-- de Gutierre de Cetina --

Con tal fuerza de amor, tan bien guardada,
que si de vuestra saña no es borrada,
a la par con la vida en ella habita.
Bien me podéis vos dar pena infinita,
amor os da el poder como le agrada,
mas excusar que no seáis amada
de mí, con tal beldad, ¿quién me lo quita?
aborrecerme vos podéis, señora,
afecto tan contrario al ardor mío,
y aun desearme, si queréis la muerte;
mas que no os ame esta alma que os adora...
Ni vos ni vuestra saña, yo lo fío,
podéis mudar lo que me cupo en suerte.



Gutierre de Cetina

a la princesa de molfeta II

-- de Gutierre de Cetina --

Como el que de escorpión fue ya mordido,
si de allí en algún tiempo se le acuerda,
se altera, se demuda y desacuerda
y pierde la color y aun el sentido,
mi alma que improviso acaso vido
la beldad que a mi mal tan mal concuerda,
hizo que la color del rostro pierda
la memoria de haber sido ofendido.
No fue flaqueza, no, ni son amores:
la injuria al corazón ha salteado
y dio de justa cólera testigo.
No hace al caso, no, mudar colores,
señora, porque un hombre demudado
acomete mejor a su enemigo.



Gutierre de Cetina

si así durase el sol sereno cuanto

-- de Gutierre de Cetina --

Dura la noche tenebrosa, obscura,
si en medio del placer mi desventura
no transformase el gozo en triste llanto,
¿cuál vida podría ser alegre tanto,
cuál mal que iguale al bien de tal ventura,
cuál remedio mayor de mi tristura
que mudar en alegre el triste canto?
en la gloria mayor de mi tormento
voy por tranquilo mar ledo cantando,
mientra alegres se muestran vuestros ojos.
Mas, ¡ay!, que cuando más, más gloria siento,
se me deshace el bien considerando
cuál me suelen parar vuestros enojos.



Hernando de Acuña

Siendo por Alejandro ya ordenado

-- de Hernando de Acuña --

Siendo por Alejandro ya ordenado
que Lausato ciudad se deshiciese,
como venir su buen maestro viese
a suplicar por ella apresurado,

en viéndole, juró determinado
de no le conceder lo que pidiese;
él pidió entonces que la destruyera,
por do el mísero pueblo fue librado.

Así, viendo por vos determinada
mi perdición, señora, conocida,
estilo mudaré por mudar suerte,

pidiéndoos contra la costumbre usada,
o que para morir me deis la vida
o que para vivir me deis la muerte.



Mariano Melgar

Yaraví VIII

-- de Mariano Melgar --

Ya mi triste desventura
No deja
Esperanza de tener
Alivio;
Y el buscarlo solo sirve
De darme
El tormento de mirarlo
Perdido.

En vano huiré buscando
Regiones
Donde olvidar á mi dueño
Querido:
Con la distancia tendrá
Mi pecho
Sus recelos y su amor
Más fijos.

Lloraré cuando estes lejos
Mis males;
Y emitiré los más tristes
Gemidos;
Y ya no tendré el consuelo
De verte,
Ni que sepas mis crueles
Martirios.

Ay! Dime, querido dueño:
¿Que causa
Pudo mudar ese pecho
Tan fino?
No te mueve á compasión
El verme
Que huyendo de tus crueldades
Espiro?

¿Con qué corazón oirás
Decir
Que por tí murió quien firme
Te quiso?
No seas, amada prenda,
No seas
De mi desdichada vida
Martirio.



Francisco de Quevedo

parnaso español 39

-- de Francisco de Quevedo --

Descansa, mal perdido en alta cumbre,
donde a tantas alturas te prefieres;
si no es que acocear las nubes quieres,
y en la región del fuego beber lumbre.
Ya te padece, grave pesadumbre,
tu ambición propia; peso y carga eres
de la fortuna, en que viviendo mueres:
¡y esperas que podrá mudar costumbre!
el vuelo de las águilas que miras
debajo de las alas con que vuelas,
en tu caída cebarán tus iras.
Harto crédito has dado a las cautelas.
¿Cómo puedes lograr a lo que aspiras,
si, al tiempo de expirar, soberbio anhelas?



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