Buscar Poemas con Monarquía


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 10 poemas con la palabra monarquía

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Lope de Vega

Las dos luces del mundo en mortal velo

-- de Lope de Vega --

Las dos luces del mundo en mortal velo,
que España en forma de Latona cría,
solían dividir la noche y día,
nuestro polo español y el austro cielo.

Mas ya que un mismo amor y un justo celo
juntó sus almas, donde más podía,
por las esferas de su monarquía
caminan en un mismo paralelo.

Y así, pasando por tu signo agora,
como en Oriente, de Castilla nacen,
Valladolid famosa y excelente.

Ya tienes de su cielo, sol y aurora;
da luz, da perlas, pues los dos te hacen,
Filipo, cielo; Margarita, Oriente.

Poema Las dos luces del mundo en mortal velo de Lope de Vega con fondo de libro

Fray Diego González

A la paz

-- de Fray Diego González --

La guerra por un caso inevitable
invadió la Española Monarquía,
juzgando que aceptada, acabaría
de una vez con la gente miserable,

y rehusada, al Monarca respetable
la gloria militar rebajaría.
El pueblo frece a Carlos a porfía
dones mil del tesoro inagotable

de su amor; y por Carlos negociada,
viene la paz con palma de victoria.
La guerra cruel corriendo apresurada

tantos despojos deja en nuestra tierra,
que Carlos de la paz saca la gloria
y el pueblo la abundancia de la guerra.

Poema A la paz de Fray Diego González con fondo de libro

Octavio Paz

ii. bajo tu clara sombra

-- de Octavio Paz --

Ii
tengo que hablaros de ella.
Suscita fuentes en el día,
puebla de mármoles la noche.
La huella de su pie
es el centro visible de la tierra,
la frontera del mundo,
sitio sutil, encadenado y libre;
discípula de pájaros y nubes
hace girar al cielo;
su voz, alba terrestre,
nos anuncia el rescate de las aguas,
el regreso del fuego,
la vuelta de la espiga,
las primeras palabras de los árboles,
la blanca monarquía de las alas.
No vio nacer al mundo,
mas se enciende su sangre cada noche
con la sangre nocturna de las cosas
y en su latir reanuda
el son de las mareas
que alzan las orillas del planeta,
un pasado de agua y de silencio
y las primeras formas de la materia fértil.
Tengo que hablaros de ella,
de su fresca costumbre
de ser simple tormenta, rama tierna.

Poema ii. bajo tu clara sombra de Octavio Paz con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xxxvii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Oh amor, oh rayo loco y amenaza purpúrea,
me visitas y subes por tu fresca escalera
el castillo que el tiempo coronó de neblinas,
las pálidas paredes del corazón cerrado.
Nadie sabrá que sólo fue la delicadeza
construyendo cristales duros como ciudades
y que la sangre abría túneles desdichados
sin que su monarquía derribara el invierno.
Por eso, amor, tu boca, tu piel, tu luz, tus penas,
fueron el patrimonio de la vida, los dones
sagrados de la lluvia, de la naturaleza
que recibe y levanta la gravidez del grano,
la tempestad secreta del vino en las bodegas,
la llamarada del cereal en el suelo.



Pablo Neruda

el 4 es 4 para todos

-- de Pablo Neruda --

El 4 es 4 para todos?
son todos los sietes iguales?
cuando el preso piensa en la luz
es la misma que te ilumina?
has pensado de qué color
es el abril de los enfermos?
qué monarquía occidental
se embandera con amapolas?



Pablo Neruda

te has dado cuenta que el otoño

-- de Pablo Neruda --

Te has dado cuenta que el otoño
es como una vaca amarilla?
y cómo la bestia otoñal
es luego un oscuro esqueleto?
y cómo el invierno acumula
tantos azules lineales?
y quién pidió a la primavera
su monarquía transparente?



Hernando de Acuña

Al Rey nuestro Señor

-- de Hernando de Acuña --

Ya se acerca, señor, o es ya llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
una grey y un pastor solo en el suelo,
por suerte a vuestros tiempos reservada.

Ya tan alto principio, en tal jornada,
os muestra el fin de vuestro santo celo
y anuncia al mundo, para más consuelo,
un monarca, un imperio y una espada.

Ya el orbe de la tierra siente en parte,
y espera en todo, vuestra monarquía,
conquistada por vos en justa guerra:

que a quien ha dado Cristo su estandarte
dará el segundo más dichoso día
en que, vencido el mar, venza la tierra.



Francisco de Quevedo

parnaso español 006

-- de Francisco de Quevedo --

Llueven calladas aguas en vellones
blancos las nubes mudas; pasa el día,
mas no sin majestad, en sombra fría,
y mira el sol, que esconde, en los balcones.
No admiten el invierno corazones
asistidos de ardiente valentía:
que influye la española monarquía
fuerza igualmente en toros y rejones.
El blasón de jarama, humedecida,
y ardiendo, la ancha frente en torva saña,
en sangre vierte la purpúrea vida.
Y lisonjera al grande rey de españa,
la tempestad, en nieve obscurecida,
aplaudió al brazo, al fresno y a la caña.



Francisco de Quevedo

parnaso español 11

-- de Francisco de Quevedo --

En el bruto, que fue bajel viviente
donde jove embarcó su monarquía,
y la esfera del fuego donde ardía
cuando su rayo navegó tridente,
yace vivo el león que, humildemente,
coronó por vivir su cobardía,
y vive muerta fénix valentía,
que de glorioso fuego nace ardiente.
Cada grano de pólvora le aumenta
de primer magnitud estrella pura,
pues la primera magnitud le alienta.
Entrará con respeto en su figura
el sol, y los caballos que violenta,
con temor de la sien áspera y dura.



Francisco de Quevedo

parnaso español 15

-- de Francisco de Quevedo --

Yo vi la grande y alta jerarquía
del magno, invicto y santo rey tercero
en esta casa, y conocí lucero
al que en sagradas púrpuras ardía.
Hoy desierta de tanta monarquía,
y del nieto, magnánimo heredero,
yace; pero arde en glorias de su acero,
como la pompa en que ostentar solía.
Menos envidia teme aventurado
que venturoso; el mérito procura;
los premios aborrece escarmentado.
¡Oh, amable, si desierta arquitectura,
más hoy al que te ve desengañado,
que cuando frecuentada en tu ventura!



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba