Buscar Poemas con Mies


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 8 poemas con la palabra mies

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Jaime Torres Bodet

...12 de junio

-- de Jaime Torres Bodet --

Amada, en estos versos que te escribo
quisiera que encontraras el color
de este pálido cielo pensativo
que estoy mirando, al recordar tu amor.
Que sintieras que ya julio se acerca
que el oro está naciendo de la mies,
y que oyeras zumbar la mosca terca
que oigo volar en el calor del mes...
Y pensaras: «¡qué año tan ardiente!
¡cuánto sol en las bardas!»... Y, quizás,
que un suspiro cerrara blandamente
tus ojos... Nada más... ¿Para qué más?

Poema ...12 de junio de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

la doble

-- de Jaime Torres Bodet --

Era de noche tan rubia
como de día morena.
Cambiaba, a cada momento
de color y de tristeza,
y en jugar a los reflejos
se le iba la existencia,
como el niño que, en el mar,
quiere pescar una estrella
y no la puede tocar
porque su mano la quiebra.
De noche, cuando cantaba,
olía su cabellera
a luz, como un despertar
de pájaros en la selva,
y si cantaba en el sol
se hacía su voz tan lenta,
tan íntima, tan opaca,
que apenas iluminaba
el sitio que, entre la yerba,
alumbra al amanecer
el brillo de una luciérnaga.
¡Era de noche tan rubia
y de día tan morena!
suspiraba sin razón
en lo mejor de las fiestas
y, puesta frente a la dicha,
se equivocaba de puerta.
No se atrevía a escoger
entre el oro de la mies
y el oro de la hoja seca,
y tal vez por eso no
supe jamás entenderla,
porque de noche era rubia
y de mañana morena...

Poema la doble de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jorge Guillén

en plenitud

-- de Jorge Guillén --

Después de aquella ventura
gozada, y no por suerte
ni error mi sino es quererte,
ventura, como madura
realidad que me satura
si de veras soy después
de la ráfaga en la mies
que ondeó, que se rindió,
nunca el alma dice: no.
¿Qué es ventura? lo que es.

Poema en plenitud de Jorge Guillén con fondo de libro

Manuel María de Arjona

Al amor (Arjona)

-- de Manuel María de Arjona --

Sufre las nieves, sin temor al frío,
el labrador que ocioso no pudiera
de la dorada mies cubrir su era
a la llegada del ardiente estío.

No recela el furor del Noto impío,
ni la saña del Ponto considera
el mercader que en la ocasión espera
descanso lisonjero, aunque tardío.

Mujer, hijos y hogar deja y cubierto
el soldado de sangre, en suelo extraño
el honor de su afán contempla cierto.

Solo yo, crudo amor, busco mi daño,
sin esperar más fruto, honor ni puesto
que un costoso y estéril desengaño.



Miguel Unamuno

Luciérnaga celeste

-- de Miguel Unamuno --

Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía: la Boquilla
de la Bocina que a hurtadillas brilla,
violeta de luz, pobre centella

del hogar del espacio; ínfima huella
del paso del Señor; gran maravilla
que broche del vencejo en la gavilla
de mies de soles, sólo ella los sella.

Era al girar del universo quicio
basado en nuestra tierra; fiel contraste
del Hombre Dios y de su sacrificio.

Copérnico, Copérnico, robaste
a la fe humana su más alto oficio
y diste así con su esperanza al traste.



Miguel Unamuno

La estrella polar

-- de Miguel Unamuno --

Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía: la Boquilla
de la Bocina que a hurtadillas brilla,
violeta de luz, pobre centella

del hogar del espacio; ínfima huella
del paso del Señor; gran maravilla
que broche del vencejo en la gavilla
de mies de soles, sólo ella los sella.

Era al girar del universo quicio
basado en nuestra tierra; fiel contraste
del Hombre Dios y de su sacrificio.

Copérnico, Copérnico, robaste
a la fe humana su más alto oficio
y diste así con su esperanza al traste.



Julio Herrera Reissig

Claroscuro (II)

-- de Julio Herrera Reissig --

Son campos solariegos... Tal vez, ay! ese muro
Algún idilio trágico en su orfandad recuerde,
Y la hiedra misántropa que su mármol remuerde,
Dio sombra al gran Virgilio o a Lamartine tan puro!

El viejo caserío, chato, de aspecto duro,
Allá en los accidentes, sonámbulo, se pierde;
Y la pradera huraña mira, en éxtasis verde,
Al monte que en el cielo enfosca un gesto oscuro.

La siembra su chillona, rústica pompa viste
En pañuelos pictóricos, que van hasta los cerros,
Bordados de hortalizas, de lino, mies y alpiste...

Y en tanto, entre las roncas alarmas de los perros,
El tren se hunde en el túnel, como un ciclón de fierros,
El llanto de una gaita vuelve la tarde triste.



Cristóbal de Beña

Para servir de epitafio

-- de Cristóbal de Beña --

Mortal, que pisas la dichosa tierra,
donde yacen de CRAWFURD los despojos,
al tiempo que pasó torna los ojos,
verás los hechos que su tumba encierra.

Cuando en España la espantosa guerra
vistió de luto sus pendones rojos,
y un fiero usurpador trocó en abrojos
la mies dorada de su opima tierra;

CRAWFORD, ansioso de eternal memoria,
supo vengarla, hasta que en lid reñida
la misma brecha que trepó con gloria

le vio caer con una y otra herida,
que dio al inglés la palma de victoria
y al castellano libertad y vida.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba