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Se han encontrado 7 poemas con la palabra lozano

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José Martí

valle lozano

-- de José Martí --

Dígame mi labriego
¿cómo es que ha andado
en esta noche lóbrega
este hondo campo?
dígame de qué flores
untó el arado,
que la tierra olorosa
trasciende a nardos?
dígame de qué ríos
regó ese prado,
que era un valle muy negro
y ora es lozano?
otros, con dagas grandes
mi pecho araron:
pues ¿qué hierro es el tuyo
que no hace daño?
y esto dije y el niño
riendo me trajo
en sus dos manos blancas
un beso casto.

Poema valle lozano de José Martí con fondo de libro

Adelardo López de Ayala

La música (en un album)

-- de Adelardo López de Ayala --

La música es el acento
que el mundo arrobado lanza,
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento:
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.

Dichosa tú que su palma
has llegado a merecer,
conmoviendo a tu placer
la mejor parte del alma.
Tu voz infunde la calma
y arrebata y enamora...
¡Ay de mí! Tu seductora
y celestial armonía,
¡cuántas veces calmaría
este afán que me devora!

Poema La música (en un album) de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Góngora

Al tramontar del sol la ninfa mía

-- de Góngora --

Al tramontar del sol la ninfa mía,
de flores despojando el verde llano,
cuantas troncaba la hermosa mano,
tantas el blanco pie crecer hacía.

Ondeábale, el viento que corría,
el oro fino con error galano,
cual verde hoja de álamo lozano
se mueve al rojo despuntar del día;

mas luego que ciñó sus sienes bellas
de los varios despojos de su falda
(término puesto al oro y a la nieve),

juraré que lució más su guirnalda,
con ser de flores, la otra ser de estrellas,
que la que ilustra el cielo en luces nueve.

Poema Al tramontar del sol la ninfa mía de Góngora con fondo de libro

Góngora

Mientras por competir con tu cabello

-- de Góngora --

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio, y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no solo en plata o víola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.



Góngora

A Don Antonio Venegas, obispo de Pamplona

-- de Góngora --

¡Oh, de alto valor, de virtud rara,
sacro esplendor, en toda edad luciente,
cuya fama los términos de Oriente
ecos los hace de su trompa clara!

Vuestro cayado pastoral, hoy vara,
dará flores, y vos gloriosamente,
del pellico a la púrpura ascendiente,
subiréis de la mitra a la tiara.

No es voz de fabulosa deidad ésta,
consultada en oráculo profano,
sino de la razón muda respuesta.

Deja su urna el Betis, y lozano,
cuantos engendra toros la floresta
por vos fatiga el hábito africano.



Góngora

Mientras por competir

-- de Góngora --

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:

goza cuello, cabello, labio y frente
antes que, lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.



Francisco de Quevedo

salmo xxi quevedo

-- de Francisco de Quevedo --

Las aves que, rompiendo el seno a eolo,
vuelan campos diáfanos ligeras;
moradoras del bosque, incultas fieras,
sujetó tu piedad al hombre sólo.
La hermosa lumbre del lozano apolo
y el grande cerco de las once esferas
le sujetaste, haciendo en mil maneras
círculo firme en contrapuesto polo.
Los elementos que dejaste asidos
con un brazo de paz y otro de guerra,
la negra habitación del hondo abismo,
todo lo sujetaste a sus sentidos;
sujetaste al hombre tú en la tierra,
y huye de sujetarse él a sí mismo.
Esta obra se encuentra en dominio público.
Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace
más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio
público.



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