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Jacinto de Salas y Quiroga

El soldado

-- de Jacinto de Salas y Quiroga --

Caballito, caballito,
el de la cola rizada,
hoy me dijo el capitán
que me puedo ir a mi casa.
Hace ya más de ocho años
que no duermo en buena cama,
que vivo sin padre y madre,
sin hermanos, sin hermanas,
que no tengo quien me cosa,
ni quien me diga: ¿qué extrañas?
Ya se acaban mis trabajos...
A Dios, caballo del alma;
cuando mi madre me abrace
le diré: «Sólo me falta
mi caballo para ser
dichoso, madre adorada».

Así decía el Soldado,
luego con dolor y calma
fue a casa del Capitán
Y recibió sin tardanza
su licencia. ¡Pobrecillo!
Quiso volver a la cuadra
a dar el último abrazo
al de la cola rizada.
Ve al caballo, y sin querer
una lágrima se escapa
de sus ojos... «Caballito,
caballito de mi alma,
no veré más a mi madre,
dormiré sobre unas tablas,
llevaré palos del cabo,
más cuidaré tu cebada.
No, no te puedo dejar...
Vales tú más que mi casa».

Dijo, y rompió la licencia.
¡Pobre! Volvió a sentar plaza.

Poema El soldado de Jacinto de Salas y Quiroga con fondo de libro

Lope de Vega

No me quejara yo de larga ausencia

-- de Lope de Vega --

No me quejara yo de larga ausencia
sí, como todos dicen, fuera muerte;
mas pues la siento, y es dolor tan fuerte,
quejarme puedo sin pedir licencia.

En nada del morir tiene apariencia,
que si el sueño es su imagen y divierte
la vida del dolor, tal es mi suerte
que aun durmiendo no he visto su presencia.

Con más razón la llamarán locura,
efeto de la causa y accidente,
si el no dormir es el mayor testigo.

¡Oh ausencia peligrosa y mal segura,
valiente con rendidos, que un ausente
en fin vuelve la espalda a su enemigo!

Poema No me quejara yo de larga ausencia de Lope de Vega con fondo de libro

Gutierre de Cetina

el triste recordar del bien pasado

-- de Gutierre de Cetina --

Me representa el alma a mi despecho,
y el pensar que pasó me tiene hecho
de esperar que será, desesperado.
Ando de un no sé qué mal aquejado,
que me paresce que me roe el pecho;
pienso que es desear, pero sospecho
que no da el desear tanto cuidado.
Pues, si no es desear, ¿qué es lo que siento?
yo sé que no es temor, tampoco es celo,
que no me da vuestro valor licencia.
¿Si es fuerza de amoroso pensamiento?
no, que el pensar consigo trae consuelo.
Mas, ¡ay!, que ya sé que es: no es sino abstencia.

Poema el triste recordar del bien pasado de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Gutierre de Cetina

es lo blanco castísima pureza

-- de Gutierre de Cetina --

Amores significa lo morado;
crudeza o sujeción es lo encarnado;
negro obscuro es dolor, claro es tristeza;
naranjado se entiende que es firmeza;
rojo claro es venganza, y colorado
alegría; y si obscuro es lo leonado,
congoja, claro es señoril alteza;
es lo pardo trabajo, azul es celo;
turquesado es soberbia; y lo amarillo
es desesperación; verde esperanza.
Y de esta suerte, aquél que niega el cielo
licencia en su dolor para decillo,
lo muestra sin hablar por semejanza.



Gutierre de Cetina

pues dio fin de fetonte su osadía

-- de Gutierre de Cetina --

Siendo vana gloria el interese,
y no dejó soberbia que emprendiese
a júpiter echar de do vivía,
no os debe de espantar mi fantasía,
señora, pues amor quiso que fuese
el más subido ejemplo que se oyese
que un corazón humano emprendería.
Y así se va ordenando nueva pena
que a todas las pasadas dará olvido
que bien sé yo que no me iré alabando.
Consuélame ser vos la que lo ordena;
licencia de quejarme no la pido,
y arríscaseme el alma suspirando.



Tirso de Molina

Yo os prometí, mi libertad querida

-- de Tirso de Molina --

Yo os prometí mi libertad querida,
no cautivaros más, ni daros pena;
pero promesa en potestad ajena,
¿cómo puede obligar a ser cumplida?

Quien promete no amar toda la vida
Y en la ocasión la voluntad enfrena,
saque el agua del mar, sume su arena,
los vientos pare, lo infinito mida.

Hasta ahora con noble resistencia
las plumas corto a leves pensamientos
por más que la ocasión su vuelo ampare.

Pupila soy de amor; sin su licencia
no pueden obligarme juramentos.
Perdonad, voluntad, si los quebrare.



Vicente Espinel

Concédese al amador

-- de Vicente Espinel --

Concédese al amador
En descuento de su llama,
Que sin señalar la dama
Pueda decir el favor.

Antes al que era callado
Y guardaba mas secreto,
Le tenian por mas discreto,
Y mas bien enamorado;
Mas ya concede el amor,
Pues no se ofende la fama,
Que sin señalar, c.

Y no me parece injusto
Haberse en esto alargado,
Pues el bien comunicado
Causa mas contento y gusto:
Y es muy gallardo primor
Con que se aumenta la llama,
Que sin señalar, c.

Al menos yo por mí hallo
(Y hay muchos de mi opinion)
Que el bien de un alta ocasion
Si decillo no es gozallo,
Porque se aumenta el valor
Si dan licencia al que ama,
Que sin señalar la dama
Pueda decir el favor.



Julio Herrera Reissig

La vendimia

-- de Julio Herrera Reissig --

Mordiscan las tijeras con apáticos mimos,
en un brillo piadoso, por los pámpanos ciegos;
carbunclos y esmeraldas, gemas de extraños fuegos,
desmayan sobre el cesto, en engarces opimos...

La rendición copiosa -premio de cien trasiegos-
licencia enhorabuena los galantes arrimos;
y ufanadas las mozas con lustrosos racimos
trenzan cucas muñeiras y fandangos manchegos.

Es ya noche. Prismáticas transparencias de uvas
rutilan en las fauces borrachas de las cubas...
Y mientras Pan despierta himnos entre los saucos

-ebria de lacrimosos frutos la frente eximia-
como al cuerno propicio de Baco, la Vendimia,
hacia la luna joven, abre sus ojos glaucos.



Francisco de Quevedo

salmo xvii quevedo

-- de Francisco de Quevedo --

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de larga edad y de vejez cansados,
dando obediencia al tiempo en muerte fría.
Salíme al campo y vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
porque en sus sombras dio licencia al día.
Entré en mi casa y vi que, de cansada,
se entregaba a los años por despojos.
Hallé mi espada de la misma suerte;
mi vestidura, de servir gastada;
y no hallé cosa en que poner los ojos
donde no viese imagen de mi muerte.
Esta obra se encuentra en dominio público.
Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace
más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio
público.



Ramón de Campoamor

El gran festín

-- de Ramón de Campoamor --

De un junco desprendido a una corriente
un gusano cayó,
y una trucha, saltando de repente,
voraz se lo tragó.
Un martín-pescador cogió a la trucha
con carnívoro afán;
y al pájaro después, tras fiera lucha,
lo apresó un gavilán.
Vengando esta cruel carnicería,
un diestro cazador
dio un tiro al gavilán que se comía
al martín-pescador.
Pero,¡ay!, al cazador desventurado
que al gavilán hirió,
por cazar sin licencia y en vedado,
un guarda le mató.
A otros nuevos gusanos dará vida
del muerto la hediondez,
para volver, la rueda concluida,
a empezar otra vez.
¿Y el amor? ¿Y la dicha? Los nacidos
¿no han de tener más fin
que el de ser comedores y comidos
del Universo en el atroz festín?...



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