Buscar Poemas con Juguete


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra juguete

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Gerardo Diego

calatañazor

-- de Gerardo Diego --

Calatañazor
azor, calatañazor,
juguete.
Tu puerta, ojiva menor,
es tan estrecha,
que no entra un moro, jinete,
y a pie no cabe una flecha.
Descabalga, almanzor.
Huye presto.
Por la barranca brava,
ay, y cómo rodaba,
juguete,
el atambor.

Poema calatañazor de Gerardo Diego con fondo de libro

Amado Nervo

tanto amor

-- de Amado Nervo --

Hay tanto amor en mi alma que no queda
ni el rincón más estrecho para el odio.
¿Dónde quieres que ponga los rencores
que tus vilezas engendrar podrían?
impasible no soy: todo lo siento,
lo sufro todo... Pero como el niño
a quien hacen llorar, en cuanto mira
un juguete delante de sus ojos
se consuela, sonríe,
y las ávidas manos
tiende hacia él sin recordar la pena,
así yo, ante el divino panorama
de mi idea, ante lo inenarrable
de mi amor infinito,
no siento ni el maligno alfilerazo
ni la cruel afilada
ironía, ni escucho la sarcástica
risa. Todo lo olvido,
porque soy sólo corazón, soy ojos
no más, para asomarme a la ventana
y ver pasar el inefable ensueño,
vestido de violeta,
y con toda la luz de la mañana,
de sus ojos divinos en la quieta
limpidez de la fontana...

Poema tanto amor de Amado Nervo con fondo de libro

Líber Falco

Despedida (Falco)

-- de Líber Falco --

La vida es como un trompo, compañeros.
La vida gira como todo gira,
y tiene colores como los del cielo.
La vida es un juguete, compañeros.

A trabajar jugamos muchos años,
a estar tristes o alegres, mucho tiempo.
La vida es lo poco y lo mucho que tenemos;
la moneda del pobre, compañeros.

A gastarla jugamos muchos años
entre risas, trabajos y canciones.
Así vivimos días y compartimos noches.
Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.

Cuando el Sol se levanta despertando la vida
y penetra humedades y delirios nocturnos,
cómo quisiera, de nuevo, estar junto a vosotros
con mi antigua moneda brillando entre las manos!

Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.
Adiós, adiós, adiós, os saluda un hermano
que gastó su moneda de un tiempo ya pasado.
Adiós, ya se acerca el invierno que esperó tantos años.

Poema Despedida (Falco) de Líber Falco con fondo de libro

Manuel del Palacio

Al despertar

-- de Manuel del Palacio --

— ¿Quién eres, ángel, que ante mí apareces,
Como en nublado cielo blanca aurora,
Y al corazón, que desengaños llora,
Paz y consuelo y esperanza ofreces?

Yo te he visto en mis sueños muchas veces
Juguete de ilusión fascinadora,
Y vive en mi tu imágen seductora,
Y con tu puro aliento me estremeces.

¿Eres quizá la silfíde hechicera
Que amada de las nubes y las brisas
Llevarme quieres á su azul esfera?

Flores hollando vas por donde pisas...
— ¿Quién eres? — Soy, señor, la lavandera,
Y vengo á que me pague las camisas.



Gertrudis Gómez de Avellaneda

Imitación de Petrarca

-- de Gertrudis Gómez de Avellaneda --

No encuentro paz, ni me conceden guerra,
de fuego devorado tengo frío,
abrazo al mundo y quédome vacío,
me lanzo al cielo y préndeme la tierra.

Ni libre soy, ni la prisión me encierra,
veo sin luz, sin voz hablar ansío,
temo sin esperar, sin placer rio,
nada me da valor, nada me aterra.

Busco el peligro cuando auxilio imploro,
al sentirme morir me encuentro fuerte,
valiente pienso ser y débil lloro,

Juguete soy, con tan estraña suerte,
de una belleza, a quien ardiente adoro,
que no quiere mi vida ni mi muerte.



Copia el hombre

-- de El Solitario --

Copia el hombre celajes purpurinos,
estatuas hace de la dura piedra,
y en número a las hojas de la hiedra
exceden sus inventos peregrinos.

Arrebata con cánticos divinos,
la «Iliada» escribe, «Don Quijote» y «Fedra»,
y cuanto más el adelanto medra,
más busca del saber nuevos caminos.

A su patria da timbres con su gloria,
liberta y engrandece las naciones,
los secretos descubre de la historia.

Y este ser, que mandando a las naciones
sólo piensa en la muerte o la victoria,
¡es el juguete vil de las pasiones!



Vicente Huidobro

Ilusiones perdidas

-- de Vicente Huidobro --

Hoja del árbol caída en infancia
hoja caída de rodillas
en el centro de su olvido
dulce juguete de esperanzas y relámpagos
sangrando la cabeza malherida
como las ilusiones ópticas
en su palacio de muerte inolvidable
constante barco de corazón doliente
entre naufragio y sombra apresurada.

Hoja del nudo caído en árbol caído en infancia
adónde te arrastran hoja de dulce corazón
y los excesos del fuego de las águilas visuales
hojas de las ramas calefaccionables
detenidas en el aire
prontas a podredumbre entre sus propios brazos
como las aguas embrujadas.



Vicente Ruiz Llamas

Soneto último

-- de Vicente Ruiz Llamas --

El débil cuerpo agonizando lento,
el alma fuerte y la razón segura
oigo cavar mi humilde sepultura,
término y fin a tanto sufrimiento.

Ya de la muerte las caricias siento,
su beso frío, su mirada dura,
se desmorona la materia impura
al soplo helado de su helado aliento.

Cansado de luchar sin esperanza,
sin fin, sin ilusión, mi estéril vida
juguete vano de la aciaga suerte

paso tras paso hacia su fin avanza.
¿A qué más retardar esta partida?
Si al cabo has de venir, ven pronto, muerte.



Antonio Machado

Las moscas

-- de Antonio Machado --

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas;
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela
—que todo es volar—, sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada;
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.



Rosalía de Castro

No va solo el que llora

-- de Rosalía de Castro --

No va solo el que llora.
No os sequéis, por piedad, lágrimas mías;
Basta un pesar al alma,
Jamás, jamás le bastará una dicha.

Juguete del destino, arista humilde,
Rodé triste y perdida;
Pero conmigo lo llevaba todo:
Llevaba mi dolor por compañía.



José Martí

tiene el leopardo un abrigo

-- de José Martí --

xliv
tiene el leopardo un abrigo
en su monte seco y pardo:
yo tengo más que el leopardo,
porque tengo un buen amigo.
Duerme, como un juguete,
la mushma en su cojinete
de arce del japón: yo digo:
«no hay cojín como un amigo.»
Tiene el conde su abolengo:
tiene la aurora el mendigo:
tiene ala el ave: ¡yo tengo
allá en méxico un amigo!



Clemente Althaus

Risa y lágrimas

-- de Clemente Althaus --

Como, al rayar primaveral aurora
derramando levísimo rocío,
el cielo juntamente ríe y llora;
así la que gobierna mi albedrío
que, triste por mi ausencia,
perlas desperdiciaba cristalinas,
que rodaban copiosas
por sus tersas mejillas purpurinas,
émulas de las rosas;
al mirarme de súbito a su lado
volver enamorado,
si de placer reía,
lágrimas derramaba todavía,
de que mi amante corazón se engríe:
así en niño también se ve la risa
al llanto sucederse tan aprisa,
que llorando se ríe,
cuando su tierna madre y amorosa,
cuyo piadoso pecho no resiste
ver a la lumbre de sus ojos triste,
por que su llanto aquiete,
le acaricia extremosa,
y al fin le da el bellísimo juguete,
ocasión de su llanto,
que tanto ansiara y le pidiera tanto.



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