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Se han encontrado 68 poemas con la palabra idea

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Lope de Vega

La santa Virgen, que en la sacra idea

-- de Lope de Vega --

La santa Virgen, que en la sacra idea
de Dios fue fabricada antes que el cielo,
del Verbo en carne original modelo,
que su estudio santísimo hermosea,
naciendo en la dichosa Galilea
fue cuadro celestial, en cuyo velo
de tela humana y de divino celo
Dios los pinceles de su ciencia emplea.
Lucas, gloria y honor de la pintura,
fue sólo digno de copiar un día,
con envidia del cielo su hermosura
¡Oh soberano Apeles de María,
pues retrató la virginal figura,
adonde Dios mostró lo que sabía.!

Poema La santa Virgen, que en la sacra idea de Lope de Vega con fondo de libro

Líber Falco

Días y noches: VII

-- de Líber Falco --

Aquel miedo, aquella idea:
"Los locos no descansan,
Ay mi madre, yo no duermo".
Aquella idea era locura.
Locura fue gran parte de mi vida.

¿Quién sabe que un día
mucho tiempo,
con dos trajes me vestía,
y que temblando de miedo
até a mi cuello,
aquella roja, gris, corbata mía?

Poema Días y noches: VII de Líber Falco con fondo de libro

Como esa gota

-- de Vicenta Castro Cambón --

Rueda el trueno, el relámpago brilla;
contra el vidrio la lluvia golpea.
Impaciente he dejado mi silla...
Me atormenta tenaz una idea.

Hace rato que el trueno ha cesado.
Ya la lluvia los vidrios no azota,
pero el agua en el techo ha quedado
y se filtra por él gota a gota.

Ese ruido me cansa y enerva.
Se parece esa gota a la idea
que esta noche, porfiada y acerba,
mi cerebro golpea... Golpea...

Poema Como esa gota de Vicenta Castro Cambón con fondo de libro

Manuel Reina

Introducción (Manuel Reina)

-- de Manuel Reina --

Soy poeta: yo siento en mi cerebro
hervir la inspiración, vibrar la idea;
siento irradiar en mi exaltada mente
imágenes brillantes como estrellas.
El fuego abrasador de los volcanes
en mi gigante corazón flamea;
escalo el cielo, bajo a los abismos,
rujo en el mar, cabalgo en la tormenta.

Soy poeta: mi espíritu se escapa
de la mezquina cárcel de la tierra,
y sobre otros espacios y otros mundos
tiende sus alas de águila altanera.
Bebe la luz en la mansión del rayo;
«atraviesa las órbitas etéreas»,
y el penetrante arpón de sus pupilas
recorre el panorama de la esfera.

Soy poeta: al rumor de las naciones
las cuerdas de mi cítara se templan;
lloro en el negro mundo de las tumbas,
río en la bacanal, trueno en la guerra.
El amor y la patria son mi vida;
el corazón humano, mi poema;
mi religión, la caridad y el arte;
la libertad sublime mi bandera.

Soy poeta: yo siento en mi cerebro
hervir la inspiración, vibrar la idea;
siento irradiar en mi exaltada mente
imágenes brillantes: ¡soy poeta!



Rosalía de Castro

La palabra y la idea... Hay un abismo

-- de Rosalía de Castro --

La palabra y la idea... Hay un abismo
Entre ambas cosas, orador sublime:
Si es que supiste amar, di: cuando amaste,
¿No es verdad, no es verdad que enmudeciste?
¿Cuando has aborrecido, no has guardado
Silencioso la hiél de tus rencores
En lo más hondo y escondido y negro
Que hallar puede en sí un hombre?
Un beso, una mirada,
Suavísimo lenguaje de los cielos;
Un puñal afilado, un golpe aleve,
Expresivo lenguaje del infierno.
Mas la palabra, en vano,
Cuando el odio o el amor llenan la vida,
Al convulsivo labio balbuciente
Se agolpa y precipita.
¡Qué ha de decir!; desventurada y muda,
De tan hondos, tan íntimos secretos,
La lengua humana, torpe, no traduce
El velado misterio.



Amado Nervo

anathema sit

-- de Amado Nervo --

Para jesús urueta.

I
si negare alguno que santa maría,
del dios paracleto paloma que albea,
concibió sin mengua de su doncellía,
¡anatema sea!
anatema los que burlan el prodigio sin segundo
de la flor intacta y úber que da fruto siendo yema;
que los vientres que conozcan, como légamo infecundo,
no le brinde sino espurias floraciones. ¡Anatema!

ii
si alguno dijere que cristo divino
por nos pecadores no murió en judea
ni su cuerpo es hostia, ni su sangre vino,
¡anatema sea!
anatema los que ríen de oblaciones celestiales
en que un dios, loco de amores, es la víctima suprema;
que no formen para ellos ni su harina los trigales,
ni sus néctares sabrosos los viñedos. ¡Anatema!

iii
si alguno afirmare que el alma no existe,
que en los cráneos áridos perece la idea,
que la luz no surge tras la sombra triste,
¡anatema sea!
anatema los que dicen al mortal que tema y dude,
anatema los que dicen al mortal que dude y tema;
que en la noche de sus duelos ni un cariño los escude,
ni los bese la esperanza de los justos. ¡Anatema!



Amado Nervo

tanto amor

-- de Amado Nervo --

Hay tanto amor en mi alma que no queda
ni el rincón más estrecho para el odio.
¿Dónde quieres que ponga los rencores
que tus vilezas engendrar podrían?
impasible no soy: todo lo siento,
lo sufro todo... Pero como el niño
a quien hacen llorar, en cuanto mira
un juguete delante de sus ojos
se consuela, sonríe,
y las ávidas manos
tiende hacia él sin recordar la pena,
así yo, ante el divino panorama
de mi idea, ante lo inenarrable
de mi amor infinito,
no siento ni el maligno alfilerazo
ni la cruel afilada
ironía, ni escucho la sarcástica
risa. Todo lo olvido,
porque soy sólo corazón, soy ojos
no más, para asomarme a la ventana
y ver pasar el inefable ensueño,
vestido de violeta,
y con toda la luz de la mañana,
de sus ojos divinos en la quieta
limpidez de la fontana...



Amado Nervo

Identidad

-- de Amado Nervo --

Tat tuam asi (Tú eres esto: es decir, tú eres uno
y lo mismo que cuanto te rodea;
tú eres la cosa en sí)

El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana:
un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina;
vertiginoso ensanche de la conciencia humana,
que es sólo proyección de la Idea Divina
en el Tiempo...

El fenómeno, lo exterior, vano fruto
de la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad,
y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,
y tiene como herencia toda la eternidad!



Lope de Vega

Oh, qué secreto, damas; oh galanes

-- de Lope de Vega --

¡Oh, qué secreto, damas; oh galanes,
qué secreto de amor; oh, qué secreto,
qué ilustre idea, qué sutil conceto!
¡Por Dios que es hoja de me fecit Ioanes!

Hoy cesan los melindres y ademanes,
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más Amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.

No es esto filosófica fatiga,
trasmutación sutil o alquimia vana,
sino esencia real, que al tacto obliga.

Va de secreto, pero cosa es llana,
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana.



Lope de Vega

Viendo que iguala en su balanza Astrea

-- de Lope de Vega --

Viendo que iguala en su balanza Astrea
los rayos y las sombras desiguales,
Dauro no ha reparado en las señales
de la extranjera Vega que pasea.

Mas ya que el oro que le dais emplea,
en mis arenas a la Libia iguales,
florecerán mi Vega sus cristales,
y vos mi ingenio, de mi mundo idea.

A que sois primavera me resuelvo,
por quien las flores que perdí restauro:
tal abundancia vuestro ingenio cría.

Y así en tanto que al patrio Tajo vuelvo,
serán entre las márgenes del Dauro
las flores vuestras y la Vega mía.



Luis Muñoz Rivera

parias

-- de Luis Muñoz Rivera --

Allá van, recatando en la sombra
la faz macilenta,
en que el miedo, fantasma impalpable,
grabara sus huellas.

Ellos son: los que ayer, pregonando
con tonos vibrantes su amor a la idea,
nos hablaron de nobles anhelos,
de alientos viriles, de heroicas empresas.

Ora brama sin vallas ni diques
la furia del déspota,
y ellos callan, los fuertes, los puros,
y abaten y rasgan la hermosa bandera
que juraron en días mejores
mantener triunfadora y enhiesta.

¡Patria! ¡patria! tus hijos te olvidan,
tus hijos te niegan,
mientras lloras con llanto de fuego
y claman venganza tus crueles afrentas.

Cuando pasen las horas terribles;
cuando lleguen las horas serenas;
si borinquen soporta la injuria;
si borinquen perdona la ofensa;
los que yen con desprecio profundo
rugir desbordadas las iras del césar,
mirarán a la pobre borinquen
con honda tristeza.

¿Dónde irán los que sienten al rostro
en olas de sangre subir la vergüenza
¿a qué climas remotos y extraños
cual ave que pierde su nido y su selva
llevará, con angustia infinita, su canto el poeta?



Manuel del Palacio

En el aniversario de la batalla de Alcolea

-- de Manuel del Palacio --

Hoy hace un año que á la luz del día
Armados de furor y frente á frente,
Se vieron el pasado y el presente,
Gigante el uno, el otro en la agonía.

Como buenos lucharon á porfía,
Y el vencido lo fué como valiente;
Mientras medrosa, y cínica, y demente
Firmaba su baldón la dinastía.

¡Paz á los muertos! ¡á los vivos gloria!
Nunca manchada el universo vea
La página mejor de nuestra historia.

Al calor de la fé brote la idea,
Y si hace alguno estéril la victoria,
¡Caiga sobre él la sangre de Alcolea!



Jaime Torres Bodet

cuando hay alguien...

-- de Jaime Torres Bodet --

Cuando hay alguien que implora de mi labio un consejo,
yo le ofrezco mi amor;
¿qué pudiera decirle, yo que vivo perplejo
y de mí propio, espectador?
ha de llegar un día en que mi boca sea
venero de piedad,
exigid para entonces que yo os brinde mi idea:
¡hoy tan sólo sé amar!



Jorge Luis Borges

soneto del vino

-- de Jorge Luis Borges --

¿en qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.



César Vallejo

por último, sin ese buen aroma sucesivo

-- de César Vallejo --

Por último, sin ese buen aroma sucesivo,
sin él,
sin su cuociente melancólico,
cierra su manto mi ventaja suave,
mis condiciones cierran sus cajitas.
¡Ay, cómo la sensación arruga tánto!
¡ay, cómo una idea fija me ha entrado en una uña!
albino, áspero, abierto, con temblorosa hectárea,
mi deleite cae viernes,
mas mi triste tristumbre se compone de cólera y tristeza
y, a su borde arenoso e indoloro,
la sensación me arruga, me arrincona.
Ladrones de oro, víctimas de plata:
el oro que robara yo a mis víctimas,
¡rico de mí olvidándolo!
la plata que robara a mis ladrones,
¡pobre de mí olvidándolo!
execrable sistema, clima en nombre del cielo, del bronquio y laquebrada,
la cantidad enorme de dinero que cuesta el ser pobre...



César Vallejo

Unidad

-- de César Vallejo --

En esta noche mi reloj jadea
junto a la sien oscurecida, como
manzana de revólver que voltea
bajo el gatillo sin hallar el plomo.

La luna blanca, inmóvil, lagrimea,
y es un ojo que apunta... Y siento cómo
se acuña el gran Misterio en una idea
hostil y ovoidea, en un bermejo plomo.

Ah, mano que limita, que amenaza
tras de todas las puertas, y que alienta
en todos los relojes, cede y pasa!

Sobre la araña gris de tu armazón,
otra gran Mano hecha de luz sustenta
un plomo en forma azul de corazón.



Delmira Agustini

Por campos de ensueño

-- de Delmira Agustini --

Pasó humeante el tropel de los potros salvajes,
feroces los hocicos, hirsutos de pelajes,
las crines extendidas, bravías, tal bordones,
pasaron como 'pasan pamperos y aquilones.

Y luego fueron águilas de esplendidos plumajes
trayendo de sus cumbres magníficas visiones,
con el sereno vuelo de las inspiraciones
augustas, con soberbias de olímpicos linajes.

Cruzaron hacia Oriente la limpidez del cielo,
tras ellas como cándida hostia que alzara el vuelo,
una paloma blanca como la nieve asoma.

Yo olvido el ave egregia y el bruto que foguea
pensando que en los cielos solemnes de la Idea
a veces es muy bella, muy bella una paloma.



Delmira Agustini

Explosión

-- de Delmira Agustini --

¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy, partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
como una vieja mancha del dolor

en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!



Diego de Torres Villarroel

pago que da el mundo a los poetas

-- de Diego de Torres Villarroel --

Dícese de quevedo que fue claro
y que en algunas coplas está obsceno;
góngora puede ser que fuese bueno,
pero ya sus comentos le hacen raro.
El calderón, que nos lo venden caro,
sólo de lo amatorio fue muy lleno
y nos dejó en lo cómico un veneno
que nos hemos bebido sin reparo.
La idea de juan pérez fue abatida,
de solís intrincada. ¡Infeliz suerte,
oh ciencia pobre, facultad perdida!
¡mundo borracho, que al varón más fuerte
después de ajarlo miserable en vida
predicas estas honras en su muerte!



Enrique Lihn

familia

-- de Enrique Lihn --

Familia, me declaro culpable, tú
la culpa me empuja a la culpa,
ahora la absolucion misma sería su levadura.
En esta maleta cabe todo el fango del mundo y de sus alrededores,
cualquiera pequeña historia soez,
la idea del pecado original y eso
de ser capado a uña y sin dolor
entre misterios idiotas
lo que es el colmo de la humillación
el sueño, nada de interpretaciones
digo que allí ensayamos, pero groseramente,
el mal del que somos a la luz del día
un juego de sombras contagiosas
no viajo, huyo, mis propios sueños no me dejan dormir
quejándome del insomnio de la vejez tan prematuramente
todo para ocultarle la verdad a mis acreedores
gente sencilla,
que mi negocio es más sucio de lo que parece:
no engaño, atormento. No me mueve el interés personalsino el afán de la bancarrota,
la obsesión de la quiebra, en una palabra el miedo
por el que empieza la barbarie.



José Agustín Goytisolo

el oficio del poeta

-- de José Agustín Goytisolo --

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.



Julián del Casal

confidencia

-- de Julián del Casal --

¿por qué lloras, mi pálida adorada
y doblas la cabeza sobre el pecho?
una idea me tiene torturada
y siento el corazón pedazos hecho.
Dímela: ¿no te amaron en la vida?
¡nunca! si mientes, permanezco seria.
Pues oye: sólo tuve una querida
que me fue siempre fiel, ¿quién? la miseria.



Pedro Bonifacio Palacios

Letanías a Jesús

-- de Pedro Bonifacio Palacios --

I

Jesús de Galilea
para mí no eres Dios,
eres sólo una idea
de la que marcho en pos.

II

No me humillo ni ruego
a tus plantas Jesús,
llego a ti como un ciego
que va en busca de luz.

III

Jesucristo eres nuestro
más grande innovador,
Profeta ¡no! Maestro
de piedad y de amor.

IV

No le niegues al mundo
la gloria de tu ser,
que en su vientre fecundo
te engendró una mujer.

V

Pastor de la gleba,
sabio teorizador,
de la turba que lleva
el signo del dolor.

VI

¡Oh, si fuera divino
el destello de tu luz
que alumbró tu camino!
¿Qué valdría tu cruz?

VII

Tu doctrina redime,
de ella vamos en pos,
como hombre eres sublime,
¡Pequeño como Dios!



Pedro Calderón de la Barca

Imagen de María inmaculada

-- de Pedro Calderón de la Barca --

Pensad con su Hijo en brazos a María
que en un trono de nubes se sentaba,
cuyo Alba y cuyo Sol a un tiempo daba
luz a la noche, oscuridad al día.

Temor y amor, grave y hermosa, unía
con ojos de paloma que miraba,
y su madeja el corazón postraba
con un solo cabello que le hería.

De esta idea, formad la bella copia,
flor a flor, rosa a rosa, estrella a estrella,
que aunque de original siempre se copia,

hoy sin original habéis de hacella;
que mal podrá salir la imagen propia
de Original que nunca cupo en ella.



José Tomás de Cuellar

La clavellina muerta

-- de José Tomás de Cuellar --

SURQUE esa clavellina el mar; y muerta
Aún fiel testigo sea
De constancia y de amor. Ayer abierta
Entre otras mil se alzaba,
Y emblema de mi fé simbolizaba
De mejor porvenir la dulce idea.
¡Oh cuanto es inestable
La humana suerte, y triste y transitoria,
Cuanta mudanza en la pequeña historia
De una vida tan corta y miserable!
Yo que, gozoso soñador, un mundo
Miro brotar de la primera hora
De nuestro inmenso amor, y que la aurora
De eterna luz creía
El primer resplandor de aquel fecundo



José Tomás de Cuellar

Luz y sombra (Cuéllar)

-- de José Tomás de Cuellar --

TIENE un poder tan grande tu mirada,
Que al través de la mía
Va á despertar á mi alma aletargada
En su melancolía.

Luz de cielo á mis ojos centellea,
Fulgores de esperanzas,
Y en campo de risueñas lontananzas
Vuela mi ardiente idea.

Fácil la dicha á mi sedienta boca
Cáliz de vida ofrece;
Mi alma te sigue hasta tu edén y loca
En el placer se mece.

Pero ¡cuánto es fugaz esa luz pura
Que un punto me extasía!



Garcilaso de la Vega

SONETO XXI

-- de Garcilaso de la Vega --

Clarísimo marqués, en quién derrama
el cielo cuanto bien conoce el mundo;
si el gran valor en que el sujeto fundo,
y al claro resplandor de nuestra llama

arribare mi pluma, y do la llama
la voz de vuestro nombre alto y profundo,
seréis vos solo eterno y sin segundo,
y por vos inmortal quien tanto os ama.

Cuanto del largo cielo se desea,
cuanto sobre la tierra se procura,
todo se halla en vos de parte a parte;

y, en fin, de solo vos formó natura
una extraña y no vista al mundo idea.
Y hizo igual al pensamiento el arte.



Garcilaso de la Vega

Clarísimo Marqués, en quien derrama

-- de Garcilaso de la Vega --

Clarísimo Marqués, en quién derrama
el cielo cuanto bien conoce el mundo;
si al gran valor en que el sujeto fundo,
y al claro resplandor de vuestra llama

arribare mi pluma, y do la llama
la voz de vuestro nombre alto y profundo,
seréis vos sólo eterno y sin segundo,
y por vos inmortal quien tanto os ama.

Cuanto del largo cielo se desea,
cuanto sobre la tierra se procura,
todo se halla en vos de parte en parte;

en fin, de sólo vos formó natura
una estraña y no vista al mundo Idea.
Y hizo igual al pensamiento el arte.



Gaspar Melchor de Jovellanos

a enarda

-- de Gaspar Melchor de Jovellanos --

Quiero que mi pasión, ¡oh enarda!, sea,
menos de ti, de todos ignorada;
que ande en silencio y sombras embozada,
y ningún necio mofador la vea.
Sea yo dichoso, y más que nadie crea
que es con tu amor mi fe recompensada;
que no por ser de muchos envidiada,
crece la dicha a más sublime idea.
Amor es un afecto misterioso,
que nace entre secretas confianzas,
mas muere al soplo de mordaz censura;
y sólo aquel que logra, ni envidioso
ni envidiado, cumplir sus esperanzas,
colma su gozo y fija su ventura.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xlviii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.
Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.
Aún turbando en la noche el firme empeño
viene en la idea su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xiii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea
me parece, en el cielo de la tarde,
¡una perdida estrella!



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lxxv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

¿será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
¡yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
lo que sé es que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco!



Gutierre de Cetina

a la condesa laura gonzaga

-- de Gutierre de Cetina --

Laura, si cuando en la gran selva idea
hizo el juicio aquel pastor troyano,
donde a venus fue dado el soberano
premio a pesar de la una y otra dea,
fuérades vos, ante vos fuera fea
la más hermosa, y presumiera en vano
haber lo que están vuestro y que tan llano
confesará cualquier dama que os vea.
Si zeúxis de vos sola tomara
cuanto bueno entre mil tomar pudiera,
cuando en crotón la bella imagen hizo,
más gracia, más beldad, más ser mostrara,
y a juno más perfecta pareciera:
¡tanto el cielo de vos se satisfizo!



Teófilo V. Méndez Ramos

Crepuscular

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Cae la tarde quieta como un concierto
de voces misteriosas. La pradera
sobrecoge nuestra alma, cual si fuera
un corazón piadoso que ha muerto.

En tanto pensativo va el poeta
por la humilde y sedienta carretera...
Hace alto... Se estremece; se dijera
que alguna idea lúgubre le inquieta.

Otea delirante la negrura
que se alza hasta sus pies en el abismo,
el río monologa su locura.
Un segundo... Levanta la cabeza
al infinito azul... ¡Ya no es el mismo!...
Y vuelve a la ciudad con su tristeza



Tomás de Iriarte

Ay de ti, si proféticos amores

-- de Tomás de Iriarte --

¡Ay de ti, si proféticos amores
manteniendo de verdes esperanzas,
ausencias sufres, y desconfianzas,
hecho el ánimo a prueba de rigores!

¡Ay de ti, si después que los favores
de tu hermosura idolatrada alcanzas,
empiezas a inferir de sus mudanzas
que se ha cansado ya de que la adores!

El que de amor la tiranía siente,
ya al principio, ya al fin, es desgraciado;
sólo es feliz quien goza el bien presente,

sin que a su idea sirvan de cuidado
los males que pasó de pretendiente,
ni los que pasará de jubilado.



Tomás de Iriarte

Fresca arboleda del jardín sombrío

-- de Tomás de Iriarte --

¡Fresca arboleda del jardín sombrío,
clara fuente, sonoras avecillas,
verde prado que esmaltas las orillas
del celebrado y anchuroso río!

¡Grata aurora que viertes el rocío
por entre nubes rojas y amarillas,
bello horizonte de lejanas villas,
aura blanca, que templas el estío!

¡Oh soledad!, quien puede te posea;
que yo gozara en tu apacible seno
el placer que otros ánimos recrea,

si tu silencio y tu retiro ameno
más viva no ofrecieran a mi idea
la imagen de la ingrata por quien peno.



Vicente García de la Huerta

Remedio contra los celos de Filis

-- de Vicente García de la Huerta --

Si más me pides celos, Filis mía,
que te burlas creeré de mi fineza,
o que mal satisfecha tu belleza
de su merecimiento desconfía.

¿Quién goza de la luz del claro día
que busque de la noche la torpeza?
¿Y quién en la abundancia y la riqueza
que padece escasez persuadiría?

¿Será posible abrigues en tu idea
caprichos tan extraños o infundados
cuando te atreves a pedirme celos?

¿Quién habrá, Filis, que tus celos crea,
cuando en ti vea la copia de los cielos
y en mi el original del amor vea?



Vital Aza

Retrato a pluma

-- de Vital Aza --

RETRATO A PLUMA

Me mandas, caprichosa Dorotea,
que te haga en un soneto tu retrato,
y pues no soy ni descortés, ni ingrato,
acepto gustosísimo tu idea.

No soy de los que dicen que eres fea.
¡Quien lo diga es un necio, un mentecato!
Yo probaré, cumpliendo tu mandato,
que eres casi una Venus Citerea.

Voy a empezar... Con el deseo lucho
de hacer aquí un retrato tan completo
que no lo iguale el del pintor más ducho...

¡Manos, pues, a la obra! Yo prometo...
Pero otra vez será. ¡Lo siento mucho!
Me he distraído ¡y se acabó el soneto!



Antonio Ros de Olano

Progresión

-- de Antonio Ros de Olano --

Del fértil seno de la madre España
nace el altivo Tajo en breve cuna;
y, creciendo con rápida fortuna,
ceden los pinos a su adulta saña.

Si rompe cerros, si florestas baña,
río es el Tajo; su corriente es una,
sea en la vega, anchísima laguna,
sea sierpe que enrosca la montaña.

Miradle de Aranjuez en los vergeles,
vedle desde la cántara extremeña;
contempladle al llegar al Océano...

Y así del alma, en cálidos rieles,
la idea brota, y rauda se despeña,
río caudal del pensamiento humano.



Marilina Rébora

dios me salva

-- de Marilina Rébora --

Dios me salva
ya no sé qué pensar de mi propia existencia,
aun si he de poder soportar esta vida,
que en viéndome al espejo descubro en tal presencia
un ser a todo hostil que extraño me intimida.
Deslízanse las horas fuera de mi conciencia;
todo se me aparece como cruel despedida
por no sé qué catástrofe de fatal evidencia
y adolezco de idea, de noción y medida.
Sólo en el pensamiento, dios al cabo me salva;
que si por el no fuera, torpe sucumbiría,
al no importarme noche, crepúsculo ni alba.
Menester es llevar a término el destino
y con dios en la mente como único guía
hacer, la cruz a cuestas, el humano camino.



Mario Benedetti

semántica práctica

-- de Mario Benedetti --

Sabemos que el alma como principio de la vida
es una caduca concepción religiosa e idealista
pero que en cambio tiene vigencia en su acepción segunda
o sea hueco del cañón de las armas de fuego
hay que reconocer empero que el lenguaje popular no está rigurosamente al día
y que cuando el mismo estudiante que leyó en konstantinov que la idea del alma es fantástica e ingenua
besa los labios ingenuos y fantásticos de la compañerita que no conoce la acepción segunda
y a pesar de ello le dice te quiero con toda el alma



Mario Benedetti

esa batalla

-- de Mario Benedetti --

¿cómo compaginar
la aniquiladora
idea de la muerte
con ese incontenible
afán de vida?
¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?
¿cómo desactivar la lápida
con el sembradío?
¿la guadaña
con el clavel?
¿será que el hombre es eso?
¿esa batalla?



Mario Benedetti

como si nada

-- de Mario Benedetti --

A luz, una vez más.
Cuando el no ser queda en suspenso
se abre la vida ese paréntesis
preguntas al azar (1986)
¿habrá alguna idea que merezca
no ser pensada de nuevo?
elías canetti



Miguel Unamuno

Bajo el yugo

-- de Miguel Unamuno --

Como en el buey en ti ya no es el cuerno
sino atadero para la correa
del yugo; cuando llegue la pelea
estorbo te será. Te ha puesto tierno

el largo establo, abrigo del invierno,
y del servil trabajo la tarea,
y ya no tienes ni remota idea
de que es un arma. Tal es el eterno



Juan Ramón Jiménez

el todo

-- de Juan Ramón Jiménez --

No recordar nada...
Que me hunda la noche callada,
como una bandada
blanda y acabada.
(Que no quede nada...
Que pase la mujer amada
por una dejada
estancia soñada)
no desear nada...
Perderse en la idea sagrada,
como una dorada
sombra en la alborada.



Julio Flórez

introducción

-- de Julio Flórez --

El verso debe ser claro y sonoro
como el agua del mar y como el oro.
El verso debe ser firme y radiante,
lo mismo que el acero y el diamante.
Debe ceñir inmarcesibles galas,
subyugar o abatir... Y tener alas.
Trabajo es gloria: ¡trabajad, poeta,
mellad vuestro buril en la faceta!
si queréis oficiar en el santuario
de la fama, triunfar en la tarea,
cread... Y sed orfebre y lapidario:
haced un luminar de cada idea
y haced de cada verso un solitario.
Julio flórez



Evaristo Carriego

La silla que ahora nadie ocupa

-- de Evaristo Carriego --

Con la vista clavada sobre la copa
se halla abstraído el padre desde hace rato:
pocos momentos hace rechazó el plato
del cual apenas quiso probar la sopa.

De tiempo en tiempo, casi furtivamente,
llega en silencio alguna que otra mirada
hasta la vieja silla desocupada
que alguien, de olvidadizo, colocó en frente.

Y, mientras se ensombrecen todas las caras,
cesa de pronto el ruido de las cucharas
porque insistentemente, como empujado

por esa idea fija que no se va,
el menor de los chicos a preguntado
cuándo será el regreso de la mamá.



Federico García Lorca

llagas de amor

-- de Federico García Lorca --

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia,
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Regresar a sonetos del amor oscuro



Federico García Lorca

Nido

-- de Federico García Lorca --

¿Qué es lo que guardo en estos
momentos de tristeza?
¡Ay, quién tala mis bosques
dorados y floridos!
¿Qué leo en el espejo
de plata conmovida
que la aurora me ofrece
sobre el agua del río?
¿Qué gran olmo de idea
se ha tronchado en mi bosque?
¿Qué lluvia de silencio
me deja estremecido?
Si a mi amor dejé muerto
en la ribera triste,
¿qué zarzales me ocultan
algo recién nacido?



Francisco Sosa Escalante

A Fabio (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Oh! cuál me indigna, Fabio, la arrogancia
Con que pretende el hombre que su idea
Domine por do quier y pauta sea,
Porque lo quiere así su intolerancia!

Infalible se juzga en su jactancia;
Las obras de otro ingenio, ¡cuál afea!
Y cómo con las propias se recrea
Con entusiasmo y sin igual constancia!

Que adores á su Dios; que la hermosura
De la mujer ensalces que él admira,
Y casta llames á quien llama él pura;

¿No es necio pretender? ¡Oh Fabio! mira
Si puede ser mayor la desventura
Del que por santa libertad suspira.



Francisco Sosa Escalante

Fragilidad (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

No así te admire que la vida humana
Tal como el vidrio por lo frágil sea;
Que un soplo la formó dice la hebrea
Leyenda, fuente de la fé cristiana.

El vaso cristalino que engalana
El mármol de tu rica chimenea,
Tuvo origen igual, ¿y á quién la idea
De su breve durar nunca le afana?

Si á leve soplo nuestro ser debemos,
¿Qué extraño que otro soplo nos consuma
Y en polvo miserable nos tornemos?

¿Qué extraño que la vida, cual la bruma
Se disipe fugaz, y que duremos
Lo que la pompa de rizada espuma?



Francisco Sosa Escalante

La libertad

-- de Francisco Sosa Escalante --

En vano el tiempo sin piedad consuma
Su eterna destruccion y al hombre arroja
Al no sér, y arrástrale cual hoja
De arbusto débil, ó cual leve pluma.

Hay algo que no muere entre la bruma
Del negro olvido, y á que no acongoja
De la nada el temor, ni se despoja
Jamás del manto de su gloria suma:

La santa Libertad! la noble idea
De la conciencia luz, que resplandece
Entre el humo y fragor de la pelea;

La santa Libertad! árbol que crece
Y al elevar su copa gigantea
Al hombre abrigo bienhechor ofrece.



José Asunción Silva

triste

-- de José Asunción Silva --

Cuando al quererlo la suerte
se mezclan a nuestras vidas,
de la ausencia o de la muerte,
las penas desconocidas,
y, envueltos en el misterio
van, con rapidez que asombra,
amigos al cementerio,
ilusiones a la sombra,
la intensa voz de ternura
que vibra en el alma amante
como entre la noche oscura
una campana distante,
saca recuerdos perdidos
de angustias y desengaños
que tienen ocultos nidos
en las ruinas de los años.
Y que al cruzar aleteando
por el espacio sombrío
van en el ser derramando
sueños de angustia y de frío
hasta que alguna lejana,
idea consoladora,
que irradia en el alma humana
como con lumbre de aurora,
en su lenguaje difuso
entabla con nuestros duelos
el gran diálogo confuso
de las tumbas y los cielos.



José Asunción Silva

Triste (Silva)

-- de José Asunción Silva --

Cuando al quererlo la suerte
se mezclan a nuestras vidas,
de la ausencia o de la muerte,
las penas desconocidas,

y, envueltos en el misterio
van, con rapidez que asombra,
amigos al cementerio,
ilusiones a la sombra,

la intensa voz de ternura
que vibra en el alma amante
como entre la noche oscura
una campana distante,

saca recuerdo perdidos
de angustias y desengaños
que tienen ocultos nidos
en las ruinas de los años,

y que al cruzar aleteando
por el espacio sombrío
van en el ser derramando
sueños de angustia y de frío

hasta que alguna lejana,
idea consoladora,
que irradia en el alma humana
como con lumbre de aurora,

en su lenguaje difuso
entabla con nuestros duelos
el gran diálogo confuso
de las tumbas y los cielos.



José de Diego

fuerzas irresistibles

-- de José de Diego --

Cantando va la musa de la tierra,
cantando va la audaz locomotora,
que difunde, con voz atronadora,
todo el poder que el universo encierra,

si oscura masa el horizonte cierra,
sus entrañas graníticas perfora
y surge coronada y triunfadora
del corazón de la temblante sierra.

La idea es el vapor: vapor divino,
que invisible y potente, como el viento,
marcha seguro a su inmortal destino.

¿Quién osa detener su movimiento?
si se alza una montaña en su camino,
abre un túnel y pasa el pensamiento!



José Joaquín de Mora

Acta de una sesión

-- de José Joaquín de Mora --

Cotorreando en mórbidos sillones,
diez leguleyos de cerebro vano,
acerca de si Ticio es ciudadano,
ensartaron horrendas sinrazones.

Seco el jugo vital de los pulmones,
y agotado el idioma chabacano,
estas palabras dirigió un hermano,
a todos los demás santos varones:

Padres conscriptos, que el profano sea
civil o ciudadano, es una idea
que acaso pueda interesar a otros.

Yo en tan grave cuestión ni entro ni salgo
lo que importa saber es, si ese hidalgo
es tan grave animal como nosotros.



Abate Marchena

Sobre la crítica de esta traducción por un italiano

-- de Abate Marchena --

¡Sagacidad de crítico estupenda!
El que la impugnación de Urquijo lea
de su obra formará cabal idea
aunque una letra de español no entienda.
Basta saber que escribe en castellano
como su impugnador en italiano.



Blanca Andreu

el día tiene el don de la alta seda

-- de Blanca Andreu --

El día tiene el don de la alta seda,
pétalos desandados por el pie de la noche,
monedas en corolas, eso dije.
Pero se izó la nube de magnolia hasta llegar al núcleoahogado,
estambre eléctrico y pistilo triturado de amor,
monedas deshojadas por el terrible cheque templario,
o bien las brujas vírgenes prudentes
y la plomiza nada milenaria.
El día tuvo el don de la alta seda,
amor mío, amor mío, y por eso aún escúchame,
por eso te repito el perdido poema,
amor mío, amor mío, tu voz que amé y que cruza
las pupilas moradas de los puentes.
Y tu olor habitado, azul, y todo
lo que ahora abandono y abandonas
no sé con qué propósito,
ni sé de qué manera clandestina,
ahora, mientras yo rompo
la idea de tu rostro
y continúo ignorando
qué invierno,
qué arteria barroca del diciembre aquél,
qué orden despierto es el tuyo
mientras yo vivo sola, y duermo, y te detesto.



Carolina Coronado

en un álbum portugués. la amapola de la raya

-- de Carolina Coronado --

Siempre al tender mi vista por el llano
del ámbito campestre que me encierra,
he visto el horizonte lusitano
lindando con los prados de mi tierra;
y he dibujado con mi propia mano
su hermoso valle y su cercana sierra
y he cogido las dobles amapolas
que ni son portuguesas ni españolas.
Una corona roja que mecía
la fresca brisa del humilde caya,
de una amapola que nació en la raya
el nombre de ambos reinos confundía;
yo la tomé con súbita alegría
y deshojando su corola gaya
las hojas hice tremolar al viento
haciendo por su vida un juramento...
Juramento de dama que en las flores
deteniendo pueril su vaga idea
con la más olvidada se recrea
suspendida admirando sus colores;
juré que porque nacen las mejores
plantas sobre el arroyo que serpea
uniendo a lusitania con castilla
iba a llenar la raya de semilla.
¡Oh qué placer reproducir la planta
y verla florecer en primavera
a la orilla de plácida ribera
que con sus gotas puras la abrillanta!
¡oh ya veréis entre sus brotes cuánta
amapola nos da la venidera
blanda estación, cuando ilumine el llano
nuestro sol español y lusitano!



Carolina Coronado

soneto

-- de Carolina Coronado --

¿mi vida, carolina, escribir quieres?
deja por dios tan peregrina idea
que podrás sólo hacer que el mundo vea
en vez de lo que soy lo que tú eres.
Digno de ti será lo que escribieres
a tu alma harás brillar en tu tarea,
mas nunca harás que el juicio exacto sea
de cómo yo he cumplido mis deberes.
Mi vida por ti escrita, amiga mía,
un poema completo sólo fuera
hijo del corazón y fantasía,
donde con gran vergüenza yo me viera
cual debiera haber sido o ser debía
y no cual soy o he sido en mi carrera.



Carolina Coronado

en la última hoja del álbum

-- de Carolina Coronado --

El fin de todo busca el alma mía
porque en esta existencia pasajera
del más hermoso y regalado día
siempre viene a turbarnos la alegría
el miedo del dolor que nos espera.
Si fe tenéis en la amistad lozana
del joven que en la infancia habéis querido,
desvanecida como sombra vana
por otra nueva dejaréis mañana
esa tierna amistad en el olvido.
Si fe tenéis en que el amor primero
es el amor más cierto de la vida
sabed ¡ay! que ese amor es pasajero
que sólo, amigos, el amor postrero
es el único amor que no se olvida.
Así no es mucho que en libro escoja,
teniendo de la fama igual idea,
con tanto nombre como en él se aloja
no la primera, la postrera hoja
para dejar memoria al que me lea.



Carolina Coronado

¡Oh, cuál te adoro!

-- de Carolina Coronado --

¡Oh, cuál te adoro! con la luz del día
tu nombre invoco apasionada y triste,
y cuando el cielo en sombras se reviste
aun te llama exaltada el alma mía.

Tú eres el tiempo que mis horas guía,
tú eres la idea que a mi mente asiste,
porque en ti se concentra cuanto existe,
mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento
cuando tu amor me cuentas y deliras
revelando la fe de tu contento;

Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
y quisiera exhalar mi último aliento
abrasada en el aire que respiras.



Clemente Althaus

Pigmalión

-- de Clemente Althaus --

Duélese Pigmalión, la vista fija
sin cesar en su amada efigie hermosa,
de que espíritu humano no la rija,
y a Venus que la anime pedir osa.

De una pasión tan nueva y tan prolija
dolida al fin, le concedió la Diosa
que muerta estatua, de sus manos hija,
a sus brazos descienda, viva esposa.

Así la imagen que mi mente crea,
única a quien adora el alma altiva
y que no hay perfección que no posea,

Divinidad permita compasiva
que, el ser dejando de impalpable idea,
en humana mujer se encarne y viva.



Invocación

-- de Clementina Isabel Azlor --

¡Oh Divino Pastor de las canciones!
Guía serás de mi rebaño lírico.
Confío más en tu saber empírico
que en el acierto de mis previsiones.
Estoy cansada ya de estas laderas,
y siento que mi vida se quebranta...
Para mí el manantial ¡gime!... ¡No canta!
Llévanos, ¡oh Pastor!, donde tú quieras.
¡Lejos, lejos!... Allá cerca del cielo
donde su vuelo audaz el cóndor tiende...
¡Oh! ¡Nada habrá que mi fervor no ofrende
por el goce instantáneo de mi anhelo!...
¿Riesgos?... ¡Avanza! Mi inquietud flamea,
y al paso seguirá mi mansedumbre,
sabiendo que un momento allá en la cumbre,
ebria de luz retozará la Idea.



Rafael Pombo

La marrana peripuesta

-- de Rafael Pombo --

Viénele a un mono la chusca idea
De ornar con flores a una marrana,
Y ella al mirarse ya tan galana,
Envanecida se contonea.

Y a cuantos mira grúñeles: ¡ea!
¡paso a la venus! ¡todos atrás!
¡ah! dijo el zorro: siempre eres fea;
pero adornada: ¡mil veces más!



Ramón María del Valle Inclán

la trae un cuervo

-- de Ramón María del Valle Inclán --

¡tengo rota la vida! en el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que la obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?



Ramón María del Valle Inclán

rosa de zoroastro

-- de Ramón María del Valle Inclán --

En el espejo mágico aparee
toda mi vida, y como cirio místico
aquel amor lejano aun estremece
con su luz el pleroma cabalístico.

Reza, alma triste, en sus devotas huellas,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.

Esta cera que enciende su lucero,
más luminoso cuanto más distante,
en el mágico circulo agorero
signa la eternidad de cada instante.

Suspende el grano en el reloj de arena,
y los enigmas de mi noche oscura alumbra
con su cirio de alma en pena,
del sellado cristal, en la clausura.

En el espejo vi la sombra mía negra,
sobre los pasos de la muerte,
y el ánima llorosa que vencía
con su oración el sino de mi suerte.

Aquel amor lejano, ahora vestido
de niebla sideral, su ardiente idea
abre como un arcángel, y el sentido
inmortal de la vida en mi alma atea.

Tiembla en un zodiaco, sollozante
con sollozo de luz. Y su reflejo
circunda con un halo al nigromante
espejo.



Rubén Darío

Salvador Díaz Mirón (Rubén Darío)

-- de Rubén Darío --

Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas
Que aman las tempestades, los oceanos;
Las pesadas tizonas, las férreas clavas,
Son las armas forjadas para tus manos.

Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;
Del arte recorriendo montes y llanos,
Van tus rudas estrofas jamás esclavas,
Como un tropel de búfalos americanos.

Lo que suena en tu lira lejos resuena,
Como cuando habla el bóreas, o cuando truena.
¡Hijo del Nuevo Mundo!, la Humanidad

Oiga, sobre la frente de las naciones,
La hímnica pompa lírica de tus canciones
Que saludan triunfantes la Libertad.



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Ariiba